EL CLIMA

miércoles, 1 de febrero de 2017

EMPEZAMOS FEBRERO

Atribuido a Newton, el teorema fue en realidad descubierto por primera vez por Abu Bekr ibn Muhammad ibn al-Husayn al-Karaji alrededor del año 1000. Aplicando los métodos de John Wallis de interpolación y extrapolación a nuevos problemas, Newton utilizó los conceptos de exponentes generalizados mediante los cuales una expresión polinómica se transformaba en una serie infinita. Así estuvo en condiciones de demostrar que un gran número de series ya existentes eran casos particulares, bien diferenciación, bien por integración.

El descubrimiento de la serie binómica es un resultado importante de por sí; sin embargo, a partir de este descubrimiento Newton tuvo la intuición de que se podía operar con series infinitas del mismo modo que con expresiones polinómicas finitas. Newton nunca publicó este teorema. Lo hizo Wallis por primera vez en 1685 en su Álgebra, atribuyendo a Newton este descubrimiento.

El teorema binómico para n=2 se encuentra en los Elementos de Euclides (300 a. C.), asimismo el término «coeficiente binomial» fue introducido por Michel Stifer en el siglo XVI.

Los binomios se resuelven también con expresiones algebraicas.




Una pseudoartrosis (a veces referida como falsa articulación o no unión) es una fractura ósea que no tiene posibilidades de curar sin intervención. En una pseudoartrosis el organismo percibe a los fragmentos de hueso como si se tratara de huesos separados y no intenta fusionarlos. A menudo esto es a consecuencia de una curación inadecuada luego de la fractura, aunque también puede ser causado por un fallo en el desarrollo. En los Estados Unidos las guías de la FDA permiten un período de hasta 9 meses luego de la fractura, antes de que se considere una intervención para facilitar la unión. A pesar de su nombre, la pseudoartrosis no tiene ninguna relación con la artrosis que es otra enfermedad diferente.

El venado de cola blanca, ciervo de cola blanca, ciervo de Virginia, venado de Virginia o venado gris (Odocoileus virginianus) es una especie de mamífero artiodáctilo de la familia de los cérvidos que se encuentra en diferentes tipos de bosques de América, desde los canadienses, en la región subártica, pasando por los bosques secos de las laderas montañosas de México, las selvas húmedas tropicales de América Central y del Sur, hasta los bosques secos ecuatoriales del norte del Perú y otras áreas boscosas sudamericanas.

El 28 de junio de 1993 el Congreso Nacional de la República de Honduras instituyó al venado de cola blanca como símbolo nacional de la fauna de este país.


Así mismo, Odocoileus virginianus fue declarado símbolo patrio de la República de Costa Rica el 2 de mayo de 1995.

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El invento y el nombre de la praline de Montargis (originariamente se escribía prasline) son discutidos. Según la versión más admitida se debería al cocinero del mariscal y diplomático francés César de Choiseul du Plessis-Praslin (1598–1675). El cocinero, llamado Clément Jaluzot, se retiró en Montargis, a 110 km al sur de París, donde abrió una confitería llamada Au duc de Praslin (Casa duque de Praslin). La confitería y el secreto de fabricación de la praline fueron comprados por la familia Mazet en 1903, que le dio fama internacional. El negocio pervive hoy en día.


Estas mismas pralines entran en varias recetas tradicionales de repostería de otras regiones de Francia. El brioche de Saint-Genix, también llamado Saint-Genix o gâteau Labully (del apellido de su inventor), es un brioche redondo con pralines rojas enteras. Es una especialidad de Saboya creada en 1880 en el pueblo saboyano de Saint-Genix-sur-Guiers. Muy parecida es la praluline de Roanne (departamento de Loira), inventada en 1955 y elaborada con pralines rosas en trozos, hechas con almendras y avellanas. Las pralines en trozos mezcladas con nata fresca son también el relleno de la tradicional tarte aux pralines (tarta con pralines) de la ciudad de Lyon.

El bongó es un instrumento membranófono conformado por un juego de dos cuerpos de madera ligeramente troncocónicos, uno más pequeño que el otro, unidos por un listón de madera. Sus bocas superiores -las de diámetro mayor- están cubiertas por cuero sin pelo que se tensa con un anillo de metal a través de llaves metálicas. El intérprete -bongosero- lo percute con las manos, para lo cual lo coloca entre sus rodillas, sentado, ubicando el parche más agudo (el de menor tamaño) a su izquierda en un ángulo de 45°. Según la clasificación decimal de los instrumentos musicales de Hornbostel y Sanchs (Vega 1989), le corresponde el número 211.211.12-9221.


El bongó es, a decir de Fernando Ortiz —el etnógrafo e historiador cubano— “la más valiosa síntesis en la evolución de los tambores gemelos lograda por la música afrocubana”. Su origen se remonta a la zona oriental de Cuba que conjuntamente con el desarrollo del son, alcanza su forma definitiva y mayor esplendor al llegar a La Habana a partir de 1909.

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