EL CLIMA
lunes, 4 de enero de 2016
Estas cosas tambien existen
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La licantropía es la mitológica habilidad o poder que tiene un ser humano para transformarse en lobo o licántropo. El término «licantropía» viene del griego antiguo lykánthropos (λυκάνθρωπος): λύκος, lýkos ('lobo') + άνθρωπος, ánthrōpos ('hombre'). La palabra también se puede utilizar para referirse al acto de transformar a otro humano en lobo.
La etimología folclórica también conecta la palabra a Licaón, rey de Arcadia, quién, de acuerdo al poema de Ovidio Metamorfosis, fue convertido en un lobo rabioso como respuesta al intento de servir carne humana, la de su propio hijo, en la visita de Zeus para refutar o desaprobar la divinidad del dios.
También hay una enfermedad mental llamada licantropía, en la cual el paciente cree que es o que se ha transformado en un animal y se comporta de acuerdo a ello. Muchas veces se refiere al tema como «licantropía clínica» para distinguirse del uso de «licantropía mitológica».
Otros aspectos similares se encuentran en la mitología egipcia (véase teriantropía), donde hay seres con características tanto humanas como animales.
Aunque el término licantropía evoca principalmente la metamorfosis en un lobo, la licantropía está en la práctica popular usada como la transformación en cualquier animal, aun cuando el término apropiado sea teriantropía. En India y las islas asiáticas el tigre es la forma más común; en el Norte de Europa, el oso (ver berserker); en Japón, el zorro, tanuki, y a veces un lobo; en África, el leopardo, hiena; y en Sudamérica, el jaguar. Aunque haya una tendencia para el animal carnívoro más importante del área para tomar el primer lugar en historias y creencia en cuanto a la transformación, las bestias menos importantes de presa y animales hasta inofensivos como el ciervo o el conejo también figuran prominentemente entre los medio-animales. Otro caso insólito es el hombre - tiburón de Polinesia y el hombre - cocodrilo de Indonesia y Egipto.
El lobo es la forma más común del híbrido humano-animal, sin embargo, en el norte el oso disputa su preeminencia. En la antigua Grecia el perro era también asociado a esta creencia.
El folclore rumano actualmente tiene múltiples variaciones del tema de la licantropía. El vârcolac es frecuentemente —mas no exclusivamente— visto como un hombre lobo aunque puede también referirse a demonios, vampiros, duendes o fantasmas; el pricolici es más universalmente una forma de lobo, y de muchos como el strigoi se dice que anteriormente eran humanos no muertos, habiendo resucitado desde su tumba para hacer estragos a los vivos. Adicionalmente, ambos términos strigoi y moroi son tradicionalmente asociados de manera cercana tanto con pricolici como con vârcolaci, y mientras la ficción moderna hace una clara distinción entre los términos (con strigoi y moroi siendo usados más como una referencia a los vampiros que a la licantropía, y el último refiriéndose más a lo vivo como opuesto a los vampiros no muertos), el viejo folclore no los deja tan fácilmente diferenciables, especialmente con las variantes regionales.
Existen leyendas en el folclore español sobre una "familia" de licántropos que vivían en el Reino de Castilla a mediados del siglo X. Esta familia de licántropos llamados "Los Zerra" trabajaban para el rey Alfonso III para proteger la ciudad de Toledo de mercenarios. Los Zerra o Sierra eran una familia muy diplomática según la leyenda, caballeros educados todos, sobre todo el padre de la familia Fabio de la Zerra, cosa que es muy poco común entre los licántropos. Se dice que también ayudaron en el acuerdo matrimonial entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón el cual 6 años más tarde Enrique IV rompió. Tras la unión de los reinos de Castilla y Aragón la familia se trasladó a la ciudad de Toulouse, Francia.
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