EL CLIMA

martes, 24 de noviembre de 2015

QUE INTERESANTE


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"Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad." Eso decía Goebbels y, salvando las distancias, es algo que sucede actualmente con las redes sociales. La diferencia es que ahora no hace falta repetir las cosas para que nos las creamos, las verdades se crean y se calculan a través de los "me gusta" y de las veces que una persona comparte un contenido. En un instante, una información puede convertirse en viral y, en muchas ocasiones, considerarse como algo cierto para gran parte de las personas. Esto desemboca en uno de los principales problemas de las redes sociales: los bulos.




Los mensajes falsos más comunes son aquellos que circulan, y que todos hemos recibido alguna vez, justo después de un acontecimiento muy grave como los recientes atentados en París. Tras el 13N, los bulos comenzaron a difundirse. Desde una supuesta foto del Bataclan antes de la tragedia (una imagen recogida de la web Forocoches…), hasta mensajes alarmantes que corren como la pólvora por los grupos de WhatsApp.  La propia policía, desde su cuenta de Twitter, ha pedido en varias ocasiones que se dejen de compartir informaciones de fuentes no oficiales.

Estos mensajes, por lo general, suelen ser fáciles de detectar. Pero una vez pasado el shock de la tragedia, aún con el tema candente y la preocupación que ha traído el mismo, algunas personas no dudan en crear posts sin ningún tipo de información que después son compartidos por cientos de usuarios. 

Esto se ha convertido en algo habitual en las redes sociales. Informaciones que indignan, que emocionan a las personas, pero sin ninguna fuente fiable y, por lo tanto, sin credibilidad. Esas emociones creadas por imágenes duras, situaciones injustas o vídeos impactantes que tocan nuestra sensibilidad, llevan a los usuarios a compartir inmediatamente un contenido sin haberlo contrastado previamente.

Un ejemplo es el siguiente mensaje de Facebook. Un usuario sube una imagen en la que aparecen niños sirios muertos tumbados en el suelo. El autor de la publicación, por su parte, no duda en afirmar que se trata de "niños sirios inocentes que murieron por el bombardeo de Francia." Algo que apela a nuestras emociones y que nos lleva a pulsar el botón de 'compartir' casi de manera inconsciente. 

Es cierto que han muerto civiles a causa de los bombardeos, y es discutible que una intervención militar sea la única solución para acabar con un grupo terrorista, pero esto no es razón para mentir. Con una simple búsqueda de no más de cinco minutos, se puede averiguar que esa foto no es de este año, sino de 2013, y tampoco son fallecidos por bombardeos, sino por un ataque del propio gobierno sirio. Esta publicación ha sido compartida por más de 330.000 personas (y sigue creciendo). Hablamos de cientos de usuarios que dan por válida una información errónea.


La difusión de estos posts solo lleva a crear más desinformación, indignación e incluso dolor. Y más aún cuando, como en este caso, el propio autor de la información afirma en otro comentario que "todas las imágenes que pongo son viejas, solo cambio la información." Lo mejor es cuestionarse cada dato, cada imagen, cada vídeo y contrastar antes de compartir.

Cómo evitarlos

Descubrir un bulo es más fácil de lo que parece, pero hay que evitar hacerse llevar por los sentimientos e informarse antes de compartir un contenido.

- Gran parte de los bulos no suelen citar a fuentes (como en el caso anterior). 

- Algo muy común de los que recibimos por WhatsApp es que son anónimos, no tienen una fecha de publicación concreta y suelen estar redactados de manera atemporal. De hecho, en muchas ocasiones son textos escritos hace años que vuelven a ponerse en circulación de nuevo.

- Huye de todos los mensajes que contengan faltas de ortografía, que no estén correctamente redactados o que difundan imágenes morbosas sin fuente alguna. (De nuevo, como el caso anterior de Facebook).

- Finalmente, plantéate si se trata de una información verdadera cuando te pidan que la reenvíes, que la difundas. Al final, ese es el objetivo de los bulos, que se comparta lo máximo posible para crear una sensación de alarma.

Internet es un gran contenedor de basura, pero la información fiable y de calidad también está a nuestro alcance, solo hay que buscarla. 

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