EL CLIMA

viernes, 30 de octubre de 2015

Aprendemos un poco sobre las catedrales.


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Las catedrales surgieron como una nueva construcción, o como evolución de una primigenia iglesia monacal elevada al estatus de sede del obispo. Las actividades misioneras, el poder eclesiástico y las cuestiones demográficas son las que han ido determinando qué iglesias merecían y merecen el título de catedral, al mismo tiempo que surgían, se fusionaban o suprimían las diferentes diócesis.

En un principio, la iglesia sede del obispo y cabeza de las demás iglesias de la diócesis no tuvo una tipología especial. Durante los primeros siglos del Cristianismo y el medievo (siglos IV al XI) las catedrales no se diferenciaban demasiado de otros centros de culto, como las iglesias monacales o los templos dedicados a los mártires.




 Es a partir del siglo XI cuando la catedral va adquiriendo una configuración y unas dimensiones que la diferencian de los demás templos. Esto tuvo su momento álgido durante los siglos XIII, XIV, XV y parte del XVI, coincidiendo con el surgimiento del arte Gótico. En esa época, las catedrales adquirieron, además de la característica que las define, que es ser sede episcopal, otras connotaciones en las que intervenían la imagen y el prestigio de las ciudades en las que se construían, determinando una verdadera carrera por hacer de estos templos edificios grandiosos y monumentales. A día de hoy, la idea de catedral se sigue asimilando con el estilo Gótico.

Posteriormente, la aparición de la Reforma protestante y otra serie de factores determinaron que las catedrales fueran moderando su tamaño y su magnificiencia, aunque continuaron siendo edificios señeros e imponentes, adaptándose a los cambios de gusto y a los diferentes estilos artísticos.

Otro nombre común para la catedral fue la expresión latina domus dei ('casa de Dios'). Las palabras domus (casa) y dominus (señor) comparten un mismo origen. De esta raíz latina derivan los términos alemán —dom— e italiano —duomo—. En español a veces se denomina seo ('la sede') a la catedral, al igual que en idioma valenciano, idioma mallorquín, idioma aragonés y en catalán (seu). También en portugués y en gallego la palabra tiene ese origen (sé).

En Estrasburgo (en la región francesa de Alsacia), y otros muchos sitios de Alemania, y varios de Inglaterra, la catedral se conoce como münster (alemán) o minster (inglés), del latín monasterium, porque fueron usadas por clérigos para vivir en comunidad. De ahí que muchas catedrales posean claustro y sala capitular.

Uno de los primeros usos del término ecclesia cathedralis aparece en las actas del Concilio de Tarragona de 516. Otro nombre para una catedral es ecclesia mater, que hace hincapié en la función de madre que dicha iglesia tiene respecto a las demás de la diócesis. Por ser la más importante, también se la conocía como ecclesia major.

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