EL CLIMA

miércoles, 22 de julio de 2015

¿Sabemos algo sobre los nefilim?



Los nefilim o nephilim (en idioma hebreo נְּפִלִים “Néfilim”, en plural, que viene de nafál: "caer", y de ahí “los caídos” o “los que hacen caer")1 son seres que se mencionan varias veces en la Biblia. Según el Génesis serían los descendientes de los «hijos de Dios» (ángeles o más probablemente creyentes) y las «hijas de los hombres» (incrédulas) que vivían antes del diluvio (Génesis 6:4). Se usa el mismo nombre para referirse a unos gigantes que habitaban en Canaán en el momento de la conquista israelita (13:33 Números). La Septuaginta traduce esta expresión como γίγαντες (gigantes) y la Vulgata como «gigantes».




Existe una expliación alternativa. Los creyentes, los que creían en la esperanza de la promesa de Dios (Génesis 3:15 «... Él te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar») se casaron con mujeres incrédulas y su descendencia acabó abandonando la fe en la promesa. Por eso en el siguiente versículo (Génesis 6:5) dice «Y el SEÑOR vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra.» Por otro lado el término nefilim significa “los caídos” o “los que hacen caer”, lo cual concuerda con aquellos que rechazaron a Dios.

En algunas religiones cristianas se niega la existencia de los nefilim

Según la traducción, el término nefilim o neofits se ha traducido variadamente por "gigantes", "titanes" o aún se ha dejado transliterado en el original hebreo.

Para unos los Nefilim serían ángeles caídos (nafal: caer), según esto serían los "hijos de Dios" (בני האלהים, bnei ha'Elohim) mencionados en Génesis 6:2 y 4. Efectivamente en la Biblia hebrea la expresión "Bnei haElohim" es usada varias veces como perífrasis para referirse a los ángeles, como en Job 1:6; 2:1, y de acuerdo con esto la Septuaginta traduce esta expresión, tanto en estos pasajes como en Génesis, como “Ángeles”. En la traducción del libro pseudoepigráfico de Enoch los Néfilim no son los ángeles caídos, sino gigantes violentos (nafal también puede significar: "hacer caer", "derribadores"), frutos de la unión de aquellos "ángeles caídos" con hembras humanas. La expresión "Hijo del hombre" es usada en la Biblia hebrea como perífrasis de "ser humano" (1 Samuel 15:28; Job 16:21; 25:6; 35:8; Salmo 8:4; 144:3; 146:4; Jeremías 50:40; Ezequiel 2-48; Daniel 7:13, etc.). Así, las "hijas de los hombres" (bat haAdam) estarían en contraste con los "hijos de Dios". Flavio Josefo refiere a esta tradición en su libro III, 

Se habla de ellos como de una antigua tribu cananea, que vivía en las colinas de Judá y en la llanura filistea (Hebrón, Debir, Anab, Gaza, Gath, Ashdod).

Habitantes originales de Canaán, ocupaban el Líbano y el área del Monte Hermón, se separaron al norte de la costa de Siria y Transjordania donde construyeron una cadena de ciudades fortificadas. Vivían en la región que más tarde ocuparon los moabitas y los amonitas, los primeros les llamaron emitas, y los segundos les llamaban zomzomeos.

En la época patriarcal, el rey Quedorlaomer y sus aliados los subyugaron cuando invadieron Transjordania. En la parte occidental de Palestina, se aliaron y entrecruzaron con los Caftorim, que habían venido desde Creta y se establecieron en las áreas costeras, siendo conocidos como filisteos y fenicios. En el relato bíblico en el que "Israel derrota a Og rey de Basán", se señala que luego de la campaña por diferentes territorios,

Las Iglesias protestantes están divididas respecto a estas tesis. En cuanto a la diversidad de pareceres, la nota de la Biblia Reina Valera de 1995 dice: “a 6.2 Los hijos de Dios: Algunos intérpretes consideran que se trata de seres divinos o celestiales (ver Job_1:6; Job_2:1; Job_38:7; Sal_29:1; Sal_89:7); otros piensan que son hijos de la línea piadosa de Set, o de las familias gobernantes (cf. Sal_82:6). La primera interpretación toma en cuenta una creencia común entre los pueblos de la región, acerca de una raza de gigantes que habrían nacido de la unión antinatural de seres sobrenaturales con mujeres. Aunque el relato bíblico contiene aspectos oscuros, su intención es afirmar una vez más la incontenible expansión del pecado en el mundo y la corrupción creciente del género humano. Véanse 1Pe_3:20 nota m; Jud_1:6 n”.20

En efecto, algunos biblistas y estudiosos se suscriben a lo propuesto por Julio Africano, por ejemplo, la nota de la Biblia de las Américas dice: “Hijos de Dios. Algunos sugieren que esta expresión se refiere a seres angélicos (cp. Job 1:6; 2:1; 38:7; Sal 89:7) y que Judas  se refiere a este evento, así como 1 P 3:19–20 y 2 P 2:4. Pero si los ángeles no se casan, como declara Jesús (Mt 22:29, 30), sería difícil que aquí hijos de Dios se refiere a ángeles. Algunos consideran que los hijos de Dios son los hijos de Set, y que las hijas de los hombres son las hijas de Caín. Así que la diferencia entre los de Dios y de los hombres es una de piedad y rectitud y no de ser superhumanos o humanos”

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