EL CLIMA

miércoles, 4 de marzo de 2015

¿Sabes que hay un ave que se llama calao?



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Los calaos presentan cierto parecido con los tucanes. Como éstos, en efecto, están dotados de un pico enorme pero muy ligero, en razón de la estructura esponjosa de sus células constitutivas. Este pico es muy largo y grueso, mas o menos curvado y casi siempre provisto de extrañas protuberancias (cimeras).

Habitan preferentemente las selvas espesas, de árboles altos, donde se les encuentra siempre en parejas; de caracter muy sociable, suelen reunirse con ejemplares de su especie, de especies afines, e incluso con los de otras totalmente distintas.



Casi todos caminan con dificultad, mientras se desplazan ágilmente entre las ramas de los árboles. Vuelan bien, pero, en general, recorren trayectos breves; no obstante, algunos ondulan largo rato en lo alto, describiendo amplios círculos. Casi todas las especies vuelan produciendo gran ruido.

Tienen los sentidos muy desarrollados, de lo cuales, el más perfecto es el de la vista, seguida del oído. Están capacitados para imitar con facilidad las voces de otras aves.

Su dieta es mixta; casi todos devoran los insectos y pequeños vertebrados de que logran apoderarse, mientras que en los bosques devastan los nidos de otras aves, sin que desdeñen tampoco los animales muertos. Todas las especies, sin excepción, consumen bayas, frutas y semillas. Muchas son omnívoras en el sentido estricto de la palabra.

La función reproductora de estas aves ofrece aspectos muy particulares. Nidifican en árboles huecos, pero lo hacen de forma muy singular. El macho utiliza una mezcla de barro, tierra y excrementos para emparedar a la hembra mientras ésta incuba la puesta, sin dejar más que un pequeño orificio, a través del cual le pasa los alimentos; desde la parte interior del nido, la hembra colabora con su compañero para cerrarlo. La cavidad en que se sitúa el nido constituye para la hembra una verdadera prisión, en la que permanece todo el tiempo de la incubacion, y aún después, durante parte del período de desarrollo de los polluelos. Su nutrición corre a cargo del macho, que le pasa, a través del orificio, fruta e insectos regurgitados de su buche, y a veces parcialmente digeridos. Dado que la incubación de los huevos puede durar hasta cuarenta días, la hembra permanece en su encierro unos tres meses, y en ocasiones, cuatro. Llegado el momento de salir, rompe la pared que la separa del exterior, ruptura que lleva a cabo descargando fuertes picotazos sobre el tabique.

Mientras se halla encerrada, muda la pluma y, por espacio de unos días, está incapacitada para el vuelo. La práctica del cierre del nido constituye una protección muy eficaz contra los eventuales enemigos, pues la pared de barro puede llegar a adquirir unas condiciones de dureza y consistencia realmente extraordinarias.

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