EL CLIMA

miércoles, 27 de febrero de 2013

CIENCIA ALTERNATIVA

















Existen cientos de miles de casos registrados de premoniciones, que algunos consideran un mecanismo de supervivencia. Los científicos han aclarado muchos aspectos de este fenómeno que, sin embargo, precisa aún nuevas interpretaciones. ¿Qué es y por qué se produce? ¿Por qué hay gente que lo experimenta con suma facilidad y gente que no?

Uno se pregunta cómo es posible que una persona sepa, por ejemplo, que a 1.000 km un conocido se está ahogando, ha tenido algún tipo de percance grave o lo va a tener en un plazo breve sin que nadie se lo comunique. Este misterio lleva intrigando a innumerables científicos desde hace al menos un siglo, cuando se se empezó a investigar un fenómeno tan elusivo como la premonición –también llamada precognición, presentimiento o presagio–. Dado el tiempo transcurrido, vale la pena asomarse a este campo para comprobar en qué hemos avanzado respecto a las conclusiones de aquellos científicos decimonónicos, a pesar de que no han perdido vigencia.

Recordemos que en 1923, tras haber seguido los pasos de sus amigos y maestros Sir William Crookes y Frederic Myers, científicos pioneros en trazar el camino en este tipo de investigaciones, el premio Nobel de Medicina Charles Richet afirmó en su obra Tratado de metapsíquica. Treinta años de investigación psíquica que “la premonición es un hecho demostrado (...). Los hechos están ahí, autentificados e innegables”. Richet aclaraba que, si no hubiera tenido pruebas formales y abundantes de que “hay premoniciones”, no se habría atrevido a hacer una afirmación tan audaz.

En la actualidad, para los escépticos sigue siendo una audacia afirmar que existen las premoniciones, pero podemos seguir afirmando, como hizo Richet en el pasado, que es un fenómeno psíquico demostrado. Otra cuestión es la interpretación que se haga del mismo. Los espiritualistas, por ejemplo, estiman que el aviso premonitorio podría proceder de una fuente inteligente externa (como un espíritu), mientras que en los campos de la psicología y la parapsicología la premonición se considera meramente como una proyección intuitiva, una coincidencia o autoprofecía cumplida o una forma de autosugestión.

Premoniciones de muerte

A lo largo de la historia, personajes tan relevantes como Adolf Hitler, Sir Winston Churchill, Abraham Lincoln y Yasir Arafat protagonizaron premoniciones que les salvaron la vida. Dejando a un lado lo que puedan tener de anecdótico, lo cierto es que son muchas las cosas que se han comprobado en torno a la precognición. Se sabe, por ejemplo, que en condiciones extremas no son infrecuentes ciertos sueños o avisos premonitorios. Entre los alpinistas que escalan los picos más altos del planeta se han registrado numerosos casos de este tipo. Baste señalar el que narra el guía Fernando Garrido en su obra Cinco montañas solo. Durante su larga estancia en el Aconcagua a 7.000 m de altitud –permaneció allí casi dos meses– tuvo una visión de su hermano pequeño ensangrentado y muerto. Poco tiempo después el muchacho, junto con sus padres, murió en un atentado de la banda terrorista ETA.

La falta de oxígeno a elevada altitud suele ser causante de ensueños y alucinaciones que impiden al perceptor distinguir la realidad de la ficción, de modo que tales visiones no son siempre necesariamente premonitorias. Pero ¿qué decir de otros muchos casos en los que las circunstancias no son, al menos en apariencia, tan extremas? A veces sucede precisamente lo contrario, es decir, una gran relajación física y la paz mental –inducida por drogas, meditación, autosugestión hipnótica, etc.– es la que favorece la experiencia. No obstante, esta puede sobrevenir también en situaciones activas –conduciendo un vehículo, caminando, teniendo un orgasmo...– o por otras muchas causas, desde un dolor físico fuerte, el hambre y la soledad hasta la privación sensorial y sexual, pasando por un gran cansancio o por el estrés emocional.

La práctica de técnicas específicas permite también cultivar la facultad de inducir las premoniciones a voluntad (ver recuadro en la pág. 29), pero normalmente lo habitual es tenerlas durante el sueño. En este sentido, el psicólogo Joe H. Slate apunta que “el estado de sueño parece funcionar con una doble capacidad precognitiva: en primer lugar, estimula la facultad precognitiva de la mente; en segundo, implica mecanismos oníricos para que transmita información precognitiva a la mente consciente, aunque suele hacerlo de forma simbólica o camuflada”.

Las premoniciones durante el sueño suelen ser tan intensas que el durmiente se despierta sintiéndose angustiado, sobre todo si su experiencia es un presagio de muerte. Precisamente las premoniciones de muerte trágica son las más abundantes entre las registradas.

Mientras que las premoniciones de enfermedad o de muerte natural poco antes del suceso no suelen interpretarse como auténticas premoniciones, sino que se atribuyen a alguna clase de conocimiento de las condiciones orgánicas de la persona cuya muerte o enfermedad se percibe, no sucede así con los presentimientos de muerte accidental. Con frecuencia, estas informaciones paranormales relacionadas con la muerte de alguien suelen definirse como “presagios de muerte” y en el fenómeno suele producirse un contacto telepático entre emisor y receptor, aunque no siempre es necesariamente así.

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