EL CLIMA
sábado, 3 de noviembre de 2012
RELOJES RELOJERIA
Desde épocas Remotas los hombres se vieron en la necesidad de medir el tiempo. Para hacerlo se fijo en primer lugar en el sol y para ello se utilizaron palos, columnas u obeliscos llamados por los griegos gnomon. Se trataba de elementos que al incidir los rayos el sobre ellos proyectaban sombra que variaba su longitud, intersentando con marcas o curvas marcadas en el suelo. La sombra más corta era la del mediodía. Se tiene noticias de los relojes de sol desde hace 3500 años.Los relojes de arena aparecieron cuando el hombre consiguió fabricar dos botellas de cristal perfectamente iguales.También existieron instrumentos astronómicos como los astrolabios y los nocturlabios que tomaban como referencia el sol o de las estrellas.Hoy día no podemos imaginarnos la vida sin un reloj que nos indique el paso del tiempo. Pero la difusión de éste instrumento, que conoció un gran desarrollo tecnológico en los siglos XVII y XVIII, no tomó carta de naturaleza hasta el siglo XIX.La transición de los relojes solares a los mecánicos tuvo lugar hacia el año 1000. Algunos historiadores lo fijan en el 1086, cuando se construyó en China el reloj astronómico de Su-Sung, dotado de un mecanismo que obtenía la energía de funcionamiento del agua contenida en unos depósitos, que al vaciarse, accionaban las ruedas del mecanismo.
el siglo XIV aparecieron los primeros relojes de torre. Los primeros lugares donde fueron instalados fueron en catedrales de Inglaterra y Francia. Posteriormente vinieron los de los edificios públicos e iglesias.
El Astrario de Giovanni Dondi, de la segunda mitad del siglo XIV, es una de las obras maestras de la relojería italiana. Precursor de los relojes mecánicos, perteneció a Carlos I, desapareció en España en el siglo XVI, pero hace pocos años el relojero milanés Luigi Pippa pudo reconstruir tres ejemplares a partir de documentos antiguos.La energía de los relojes de torre provenía de pesas, la reducion de las dimensiones de los relojes se produjo cuando se sustituyó éstas por un muelle que se cargaba mediante una llave. Nacieron los relojes de repisa o sobremesa. En 1483 se constituyó en Francia el primer gremio de relojeros-
Hubo de esperar al siglo XVI para ver crecer la demanda de relojes y, sobre todo, la reducción de sus dimensiones gracias a la invención del muelle, que sustituyó a las pesas que proporcionaban la energía de los relojes de torre. Nacieron así los relojes de sobremesa o repisa, con diferentes estéticas, pero todos ellos con la nueva mecánica, cuya energía se activa tensando el muelle con una llave.-El desarrollo de las ciencias a partir del siglo XVII llevó a los circulos intelectuales a una confrontación abierta con la iglesia. Los grandes descubrimientos físicos llegaron a revolucionar la forma de pensar, el Sol dejó de ser el centro del universo y el papa Gregorio XIII reformó el calendario. Para la relojería se abre un período caracterizado por hombres y por ingenios que sientan las bases del reloj moderno.
Los años cuarenta son especialmente importantes para los relojes de pulsera, tanto desde el punto de vista estético, que da preferencia a los relojes elegantes y principalmente, cada vez más ligeros, como por la difusión de algunas complicaciones como el cronógrafo con escalas especiales, los calendarios, los automáticos o los despertadores. Pero en 1940 se inicia en Suiza una serie de aniversarios que se celebrarán con cadencia continua el primer trienio.Suiza es neutral en medio de los vientos de la guerra que, iniciada el 1 de Septiembre de 1939, sacude todo el mundo en los años cuarenta, aunque la neutralidad no significa ausencia de problemas. las exportaciones a los Estados Unidos son dificiles.
Terminada la guerra, y con el desarrollo de los decenios siguientes, de los movimientos de cuarzo, las empresas, como veremos, sólo podrán sobrevivir si consiguen adecuarse a la evolución de los nuevos tiempos.Después de la guerra la economía no se recuperó inmediatamente, por lo que las empresas afamadas intentaron nuevos caminos para imponerse en los mercados internacionales.En los años cincuenta se afirman los cronógrafos y los calendarios, pero también hay nuevas patentes. Nacen coleciones que aun hoy están de actualidad y relojes que responden a exigencias especiales.
a gran creatividad de Piaget propuso en los años sesenta relojes con esferas realizadas con piedras preciosas talladas en espesores muy delgados. También los movimientos eran extraplanos para aumentar la elegancia del modelo.En 1923, John Hardwood, un relojero inglés, registró en Suiza la patente de un reloj automático de pulsar, obteniendo el reconocimiento un año después. El documento oficial fue expedido por la Oficina federal de la propiedad intelectual de la Confederación Helvética en Berna.Se dice que Hardwood, que había nacido en 1894 y que por tanto participó como soldado en la gran guerra, empleaba las horas de tranquilidad en el frente para estudiar un mecanismo automático. Una vez licenciado se dedicó muchos años al perfeccionamiento de su invento, pidiendo después la patente.La masa oscilante estaba constituida por un sector circular sujeto por el centro, que giraba sobre un arco de 130 º. En los extremos, dos muelles amortiguaban los choques. El resorte se cargaba utilizando un único sentido de rotación de la masa oscilante. En el sentido opuesto, la carrera era en vacío. Eran necesarios muchísimos movimientos del brazo para que la masa oscilante cargara el resorte lo suficiente para que el reloj continuara funcionando incluso durante el reposos de las horas nocturnas.
La historia de los relojes (denominada también como historia de la relojería) es la secuencia de eventos que han ocurrido en torno a los descubrimientos científicos de los relojes y autómatas denominados: guardatiempos (dispositivos mecánicos capaces de fraccionar, contar y guardar memoria de secuencias en el tiempo). Estos dispositivos han sido creados para proporcionar la hora en situaciones donde los astros no eran capaces de ser observados. Algunos de los dispositivos tienen unos orígenes claros en ciertas técnicas y tecnologías bien datadas, como puede ser el caso de los relojes de arena cuya construcción está ligada al soplado de vidrio. Muchas culturas han tenido curiosidad por medir el tiempo y las fechas del calendario con la simple observación de los fenómenos naturales y astronómicos, este conocimiento les ha proporcionado una prosperidad económica debido en parte a que eran capaces de predecir con precisión el tiempo de las cosechas, las plantaciones y demás actividades agrícolas.1
La relojería ha ido pasando por etapas en las que la regularidad de los astros proporcionaba una medida suficiente del tiempo, poco a poco las maquinarias han sido capaces de substituir esa medida hasta que los dispositivos electrónicos y atómicos han alcanzado medidas del tiempo muy precisas empleadas por ejemplo en la localización mediante GPS. Durante este tiempo no sólo ha crecido la habilidad de los relojes para medir el tiempo con precicisión y regularidad sino que además el coste de los relojes ha ido bajando hasta llegar a ser muy populares, un ejemplo de este abaratamiento es el reloj de pulsera.
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