EL CLIMA

domingo, 14 de octubre de 2012

¿PORQUE DECIMOS VALGAME DIOS?



















Es una expresión algo en desuso, que sigue siendo utilizada principalmente por personas de avanzada edad. 
También se dice a veces cuando una persona quiere sonar deliberadamente afectada, de manera irónica. 
En personas más jóvenes no se suele oír, aunque yo sí que la he escuchado de algún gitanito. 

Se puede decir sólo "¡válgame!", aunque la expresión original es "¡válgame Dios!". 

Ejemplos: 

- Perdone, me han robado el coche mientras echaba gasolina. ¿Podría ayudarme? 
- ¡Válgame Dios! No sufras, ahora mismo llamamos a la policía. 

- ¡Ay, válgame! ¡Se ha muerto Doña Antonia, la vecina del quinto!
Fray Gerundio es el desopilante protagonista de una novela muy extraña y singular, publicada en Madrid el 22 de febrero de 1728. Escrita por el padre José Francisco de Isla, satirizaba el modo de hablar de los españoles de entonces y la organización social de su tiempo. Corrosiva hasta el punto de ser considerada sacrílega, fue rápidamente prohibida por la Inquisición. 
-iVálgame Dios! dice en ella fray Gerundio. Las palabras son imágenes de los conceptos, y las letras se inventaron para ser representación de las palabras. Por eso, burlándose del abuso de las mayúsculas que hacían los escribientes de la época, sugería que si uno escribía, por ejemplo sobre una gran Pierna de Vaca asada, debia poner esos vocablos en letras de un tamaño acorde con la importancia del tema: "Sería una irreverencia -ironiza- usar una p chiquita como si se estuviese uno refiriendo a la pierna de una hormiga". 
Esa relación entre los conceptos y la palabra, ese "Válgame Dios!" del buen fraile, es lo que alborozó al linguista norteamericano Alexis Ramer cuando creyó hallar las huellas del más viejo idioma del hombre: el perdido nostrático, afanosamente sospechado por todos los gramáticos del mundo y nunca encontrado. 
El descubrimiento es importante, porque si las palabras expresan las ideas como decía fray Gerundio, saber de que modo hablaban los primeros hombres ayudaria a saber cómo pensaban. El nostrático se convierte, así, en la clave que permitiría rastrear el desarrollo de la mente primitiva. Pero las cosas no son nunca tan sencillas. No es la primera vez que se anuncia un descubrimiento de este tipo. Ya en la década de 1960, varios estudiosos soviéticos acuñaron la palabra "nostrático" (que quiere decir "nuestra lengua", en ruso) para referirse a un idioma anterior a los indoeuropeos, que se habría hablado hace más de 10 mil años en la zona del Cáucaso. Desde entonces, no hizo más que crecer una dura polémica entre los académicos que votan a favor o en contra de la tesis soviética, sostenida -en verdad- por unos pocos especialistas. No es que la mayoría de los linguistas encuentre poco plausible la idea de que todas las lenguas deriven, en última instancia, de una lengua Ur -como la llaman los historiadores- extinguida hace milenios. Después de todo, el análisis del ADN de diversos grupos étnicos apoya fuertemente la idea de que todos los seres humanos provienen del mismo tronco genético. Si ese puñado de hombres originales hablaba una misma, única lengua, entonces es lícito suponer que todos los idiomas pasados y presentes descienden de ella. Claro que el hipotético nostrático no es la famosa lengua Ur, pero podría ser una de sus principales ramas, dicen los partidarios de esta especulación. 
Quienes se oponen a ello afirman que la coincidencia que halló Ramer entre el nostrático y otras lenguas muy antiguas, como las de raíces indoeuropeas o altaicas, es mera coincidencia. Si alguna vez hubo similitudes -insisten en decir-, el tiempo ya se habría encargado de borrarlas. Se calcula que en el mundo (y no es poco) hay alrededor de 5.800 idiomas diferentes, de los cuales 1.700 se hablan sólo en el Africa. Algunos, como el inglés, el español o el chino son usados por millones de personas; otros, por sólo un puñadito de hombres. 

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