EL CLIMA

miércoles, 17 de octubre de 2012

PENSAMIENTO MAGICO












El pensamiento mágico es una forma de pensar basada en la fe, la imaginación, los deseos, las emociones o las tradiciones que genera opiniones carentes de fundamentación lógica robusta o estricta. Una creencia en que los propios pensamientos, palabras o actos causarán o evitarán un hecho concreto de un modo que desafía las leyes de causa y efecto comúnmente aceptadas.

En psicología y ciencia cognitiva, el pensamiento mágico es un raciocinio causal no-científico; por ejemplo, la superstición.
La magia a diferencia de la ciencia, no distingue la correlación de la causalidad. Por ejemplo, alguien puede acreditar que una camisa da suerte si vistiéndose con ella ha ganado un torneo deportivo. Continuará usando la misma camisa y, aunque gane algunas competiciones y pierda otras, continuará acreditando sus victorias a la "camisa de la suerte". Suele estar basado en prejuicios o percepciones psíquicas subjetivas del individuo/colectivo. Quizá por haber sido precondicionado por otras personas que haya conocido o aceptando de algún modo las teorías de dichos individuos con esas percepciones.
Ante percepciones de: espejismos, realidad de los sueños, predicción de comportamientos en micro y macro entornos... los sentidos del ser humano, pueden carecer de fundamentación objetiva y modelan la realidad, desde un punto de vista antropomórfico, con recursos filosóficos concomitantes.
Un prejuicio cognitivo (en inglés cognitive bias), predisposiciones cognitivas, es una distorsión cognitiva, en el modo en el que los humanos percibimos la realidad. Algunos de estos procesos han sido verificados empíricamente en el campo de la psicología, otros están siendo considerados como categorías generales de prejuicios.
En psicología, algunos tipos de personalidad, están influidos en mayor o menor grado por el razonamiento mágico, y ciertas enfermedades mentales, como la esquizofrenia, pueden tener conclusiones ideadas a partir del pensamiento mágico, como la telepatía o el control de la mente.
A diferencia de la dimensión cognitiva (percepciones, memoria, atención, inteligencia, creatividad, lenguaje), al hablar de personalidad se les da preferencia a los procesos emotivos y tendenciales del individuo, aunque los diferentes factores ejercen una influencia directa entre sí. Los trastornos de personalidad son un conjunto de perturbaciones o anormalidades que se dan en las facetas emocionales, afectivas, motivacionales y de relación social.

Para la psiquiatría, este tipo de pensamiento, que por definición se opone al pensamiento lógico, es más frecuente entre los niños, y en las personas pertenecientes a sociedades primitivas contemporáneas que se guían por la costumbre ralentizando el desarrollo socio-cultural. El pensamiento mágico también suele estar presente, en las personas con trastornos de tipo obsesivo-compulsivo. Estas personas realizan una serie de rituales estereotipados, para librarse de algunas ideas extrañas que las asaltan de forma repetitiva e insistente, a pesar de que ellas mismas las consideran con poco fundamento o completamente absurdas: ideas obsesivas.
Es más que probable que elementos básicos del comportamiento cultural humano, tengan su origen en trastornos obsesivo-compulsivos, que lograron la aceptación social, y resulta evidente que este esquema pervive hoy en las sociedades, en las que el pensamiento científico se ha impuesto al mágico pero sin llegar a reemplazarle de verdad o completamente, en el núcleo del psiquismo humano, ya que, obviamente, a muchos individuos el pensamiento lógico no les ha logrado dar respuestas a todos sus miedos, con la eficacia psicosocial de las explicaciones emocionales, elaboradas por el pensamiento mágico, a fin de eludir la ansiedad.2 (Véase: Mecanismo de defensa).
Según el Cfr. Pepe Rodriguez, el pensamiento mágico —desde sus inicios y, aún actualmente, en todas las culturas primitivas contemporáneas— cumple un papel fundamental para afianzar la supervivencia del ser humano y en numerosos casos, impulsar su desarrollo cultural. Sin la aparición del pensamiento mágico, el ser humano aún permanecería anclado en sus primeros estadios de evolución.3
Así, se supone que durante el paleolítico y en culturas afines actuales, para el individuo supersticioso, la superstición cumple un papel positivo de estabilidad para la psiquis, por medio de los mecanismos de defensa.
El agua, en sus diferentes manifestaciones; la luna y el sol, que determinaban muchos comportamientos de los seres vivos, incluidos los de los humanos; los ciclos estacionales sucediéndose con periodicidad; el volar de las aves; la capacidad reproductora de los seres vivos , la serpiente; el ciclo vital de árboles y plantas de los que dependían su supervivencia; las características específicas de los grandes animales: bóvidos, cérvidos, felinos, osos, jabalíes, etc. que les eran más próximos y accesibles.
Todos esos elementos, conjugados con el pensamiento mágico, permitieron construir, mediante analogías, las primeras abstracciones capaces de facilitar una interpretación del micro y del macrocosmos, una base que posibilitó emprender las primeras clasificaciones del universo, percibido por los sentidos, ordenando sus elementos y fenómenos dentro de un conjunto de categorías coherente, y, en consecuencia, alejaron a nuestra especie de la incertidumbre, creando orden y certeza allí donde no parecía haber más que caos. De lo útil de ese intento, da fe el hecho de que la totalidad de esas abstracciones simbólicas, aún perviven y tienen vigencia entre las supersticiones y religiones actuales

El pensamiento mágico se fundamenta en creencias cuya estructuración no sigue un patrón racional. Suele estar basado en percepciones psíquicas subjetivas del individuo/colectivo, pudiendo haber sido influenciado por otras personas que conocen o aceptan de algún modo dichas teorías o creencias. En psiquiatría, varias enfermedades mentales y trastornos de personalidad se caracterizan por asumir diversos grados de pensamiento mágico. Se utiliza el método científico para remarcar lo endeble y arbitrario de las convicciones basadas en lo sobrenatural.
El pensamiento mágico y las personas que hacen uso de él, no ponen en duda dichas percepciones; por tanto, sin una base crítica o tamiz de la realidad, dicho pensamiento puede generar una pseudociencia «mágica» basada en hipótesis puramente especulativas. De hecho, una idea, no se acepta como válida si no esta fundamentada en hipótesis rigurosas y contrastables, en cualquier ciencia que se precie de serlo. El método científico está sustentado por dos pilares fundamentales: el primero es la reproducibilidad, es decir, la capacidad de repetir un determinado experimento en cualquier lugar y por cualquier persona; este pilar se basa, esencialmente, en la comunicación y difusión de los resultados obtenidos. El segundo pilar es la falsabilidad, es decir, que toda proposición científica tiene que ser susceptible de ser falsada.
En el pensamiento mágico, se toman como postulados válidos ciertas creencias fuertemente arraigadas en el pasado, y sobre éstas se construye un mundo aparentemente racional, siguiendo pautas lógicas y pseudocientíficas. De este modo, una persona que no haya tamizado previamente dichas ideas o pensamientos, hasta encontrar sus bases más fundamentales, le puede parecer a simple vista que dichos pensamientos tienen fundamentos y coherencia científica y, hasta cierto punto, poseen consistencia.
Ejemplos de esto pueden ser las prácticas adivinatorias, como la astrología, la numerología y otra serie de pseudociencias que aceptan postulados mágicos, arraigados histórica y culturalmente que, para el hombre creyente, les induce a conclusiones y razonamientos mucho más satisfactorios y, aparentemente, con más sentido y significado que la propia ciencia.
Se sabe que los sentimientos «colorean» o matizan nuestros procesos mentales. Conocemos muchas zonas y funciones del cerebro, pero no comprendemos desde un punto de vista científico qué es la conciencia, ni sabemos cómo el cerebro tiene conciencia de sí mismo. Es todavía un reto. Sólo lo conocemos desde el punto de vista filosófico. Los científicos, desde varias perspectivas biológicas: Etología, Neurofisiología, Neuroanatomía, Neurociencia y psicología evolutiva intentan explicar la conciencia.

La psiquis está relacionada con la autoconsciencia del individuo. El sistema nervioso de los animales y del hombre se rige por una lógica funcional dependiente del estímulo recibido.
Empleando un símil de la informática, podríamos comparar el encéfalo al hardware, y la psique al software que ejecuta distintos programas. Según la «programación» que se haya introducido –generada por el medio ambiente, el medio social, percepciones, sensaciones, o emociones–, la psiquis ejecutará diversos «programas».
Normalmente, cuando la psiquis esta sana, dota al individuo de más oportunidades de adaptación al medio ambiente. Esta adaptación es el proceso por el cual un organismo se adecua al ambiente y a los cambios que operan en él. Todos los elementos jóvenes de todas las especies, incluida la humana, comienzan la vida con un bagaje mínimo necesario para que la adaptación se realice con «normalidad». Ya que este programa, con el que nacemos, desarrolla un «juego» con el mundo exterior. El aprendizaje juega un rol importante en esta adaptación, más importante en la medida de lo complejo que el organismo sea. En los seres humanos, el aprendizaje del individuo, generalmente, esta mediatizado por la educación (ver Etología).
El cerebro está conformado por una solución salina de cloruro sódico, donde los iones de potasio, calcio, etc., juegan un papel importante, interrelacionándose con los neurotransmisores. Hasta el punto que, si los niveles de la solución salina no son los adecuados, la transmisión eléctrica neuroquímica cesa y se produce el deterioro celular, apareciendo fenómenos de degeneración celular como el Parkinson o el Alzheimer. Algunas distorsiones cognitivas generan percepciones erróneas, como la persistencia de la visión retiniana o persistencia óptica que, junto al fenómeno phi, se utilizan en cinematografía para crear la ilusión de movimiento.

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