EL CLIMA

miércoles, 19 de septiembre de 2012

EL GATO MONTES




El gato montés o europeo es un mamífero carnívoro que, aunque presenta similitud con la raza doméstica conocida como “gato romano”, es más grande y corpulento que este. El gato montés posee un cráneo más ancho y robusto que el gato doméstico. También puede diferenciarse por la forma de la cola, así mientras que el gato doméstico y los híbridos tienen la cola fina y puntiaguda, la del gato montés es roma y gruesa. También pueden diferenciarse por la longitud del pelo, que suele sobrepasar los 4 cms. en el montés y no pasar de los 3 cms. en el doméstico.
La raza ibérica es de mayor tamaño que la del resto de Europa, pudiendo superar fácilmente los 8 Kgs. Los gatos monteses europeos, a su vez, se diferencian de los gatos monteses asiáticos (Felis ornata, Gray, 1830) en que tienen un color grisáceo, más amarillo o más rojizo del fondo, además de que los gatos monteses asiáticos suelen ser de menor tamaño que el europeo, pesando entre 3- 4 kilogramos (Schalle,1967, Roberts, 1977) .
Es un animal solitario, tímido, crespuscular y nocturno, aun cuando se vuelve de hábitos más diurnos en invierno. Las horas de sol suele pasarlas en huecos de árboles y oquedades del terreno, siendo la hembra más sedentaria que el macho, que suele desplazarse en un radio de unos 20 Kms. a una velocidad de 3 a 6 Kms./hora, durante la noche, practicando una caza itinerante.
Tiene los sentidos muy desarrollados, particularmente la vista, adaptada a la visión nocturna, y el oído. Es muy silencioso cuando acecha o persigue a una presa, pudiendo dar grandes y ágiles saltos cuando tiene a las víctimas en sus proximidades, a las que agarra primero con las uñas de sus garras retráctiles, para buscar su nuca en los animales pequeños, donde les muerde hasta causarle la muerte, mientras que en las presas de mayor tamaño les muerde en la base del cuello, hasta producirle la muerte por asfixia o parada cardiaca. Las presas las consume en el lugar de caza, aunque cuando en caso de sentirse en peligro puede taparlas con maleza para volver después a comerlas o llevarlas a lugares elevados en que se encuentra más seguro (una roca, el tronco de un árbol, etc.).
El gato montés es un típico predador de roedores, aun cuando las aves (particularmente pájaros), anfibios, reptiles e incluso insectos también constituyen un porcentaje significativo de su dieta. No consume los frutos otoñales. Se estima que gato montés tiene unas necesidades alimenticias de unos 500 gramos diarios.
Es un animal esencialmente forestal y territorialista, pero se estima (Castells y Mayo, 1993), que es posible que su único territorio sea lugar de descanso, mientras que puede existir un amplio solapamiento de su área de campeo y una cierta jerarquía en la explotación de estas zonas de modo que si bien comparten áreas de campeo, caza y bebederos, no suelen utilizarlas al mismo tiempo, existiendo una jerarquía que ha sido denominada de “utilización de servicios”, si bien no es muy rígida, ni tampoco definitiva, siendo las hembras más territoriales que los machos, particularmente cuando están criando, no tolerando la presencia de otros congéneres en las inmediaciones del cubil, posiblemente por el temor de que ataque y devore a las crías.
Un hábito muy curioso dentro de la etología de la especie ha sido descrito por Leyhausen (1988) que lo ha llamado “la hermandad de los gatos machos”, el que lo describe del siguiente modo: cuando los machos se encuentran por primera vez lo normal es que anden a la brega; como consecuencia de estos enfrentamientos todos los gatos se conocen entre sí y establecen una jerarquía que les permite aprovechar comunalmente los recursos y disponer de un territorio conjunto de caza. Al caer la tarde suelen reunirse amistosamente, respetando cada uno las distancias individuales de los otros e incluso respetando esta jerarquía en la época de celo. Sin embargo los combates son muy duros cuando un joven macho se considera preparado parar entrar en la hermandad. En este caso, señala Leyhausen, se establecen duros combates y el joven ataca una y otra vez a los machos viejos, aun cuando suele salir estrepitosamente derrotado, sufriendo heridas más o menos graves. Pero apenas se cierran las heridas vuelve a plantear combate a los viejos machos. Cuando tras aproximadamente un año de mantener esta situación de enfrentamientos, si no se ha visto finalmente dominado, ni se ha visto obligado a dejar la zona, tiene ya un lugar en la hermandad, no produciéndose nuevos combates sino con otros ejemplares jóvenes que quieren iniciar el mismo proceso de introducción en la hermandad.
El ancestro más antiguo que se le conoce al gato es el MIACIS, uno de los primeros mamíferos en poblar la tierra, de craneo achatado, cuerpo largo y delgado, patas cortas y cola larga. Se cree que habitaba en los árboles, cazando pequeños animales para alimentarse. Como los gatos de hoy en día poseía uñas retráctiles que usaba para cazar, pelear, correr y trepar los árboles. Es aceptado por la gran mayoría de los científicos como el ancestro de mapaches, osos, civetas, hienas, perros y gatos. De este MIACIS, surgieron dos grandes líneas de félidos una de las cuales, la de félidos de gran tamaño da origen al Smilodon (el tigre dientes de sable) de la cual no quedan exponentes pues toda esa línea se extinguió. La otra, que incluye al Dinictis produjo una serie de felinos más pequeños, ágiles e inteligentes que el Smilodon. Muchos investigadores coinciden en que esta línea es la que dio origen a todos los felinos existentes hoy en día, incluido el gato montés y el gato doméstico. Por lo que taxonómicamente se encuentra ya superada la idea muy arraigada entre antiguos naturalistas que el gato doméstico desciende del gato salvaje egipcio (Felis lybica), pero hoy en día se considera que tanto el gato montés o europeo como el egipcio o africano arrancan, al igual que el gato montés asiático, de un mismo tronco: el Felis catus, del que derivaron hasta constituir estas especies, que en realidad constituyen subespecies del Felis catus. Esto explica que según los estudios más modernos, el gato montés y el doméstico se pueden cruzar entre sí y que sus descendientes sean perfectamente fértiles, lo que está creando problemas para conservar la pureza de la especie.

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