EL CLIMA

lunes, 20 de agosto de 2012

FAR WEST




EL LEJANO OESTE

Aunque existieron varios revólveres primitivos ya en el siglo XVIII, un revólver muy antiguo fue creado por Elisha Collier probablemente en 1814, y manufacturados varios en 1819 para la fuerzas armadas británicas de la India. En 1822 se fabricaron un número significativo de estos en Londres.
En 1835, Samuel Colt patentó el primer revólver moderno de cinco disparos, de simple acción, del calibre 36, basándose en un mecanismo de elevación de anclas que observó durante un viaje por mar. La rapidez de disparo del revólver, comparándola con las pistolas de un sólo disparo de la época, lo popularizó inmediatamente en todo el mundo.

La munición se aloja en recámaras giratorias alrededor de un eje, paralelo al cañón, situadas en un cilindro metálico llamado barrilete o tambor, que, a medida que se dispara, coloca la siguiente recámara en posición de disparo, alineada con el cañón. Según el tamaño del barrilete o tambor permite cinco, seis, siete, ocho y hasta diez disparos sin recargar el arma. Existen barriletes que pueden alojar más de 10 cartuchos, pero son de pequeño calibre, por ejemplo de 4'5 mm o menos. Tradicionalmente el calibre de las pistolas de tipo de recámara revólver viene expresado en centésimas o milésimas de pulgada y, antes aún, en partes de una onza de plomo, según el número de balas o bolas que podían hacerse con dicha cantidad de metal según el diámetro máximo de aquellas.

Cuando el barrilete tiene munición:
Se hace retroceder el martillo hasta el tope, accionado el trinquete de sujeción, lo que se denomina amartillar. Al hacerlo se provoca el giro del barrilete, mediante una uña unida al mecanismo del martillo, para alinear la siguiente recámara al cañón de la pistola.
Finalmente, al apretar el gatillo (Disparador es el término técnico correcto)con el dedo índice, el trinquete se suelta y el martillo, que posee en su extremo un resalte aguzado, llamado percutor, retorna abruptamente a su posición original, golpeando violentamente el fulminante del culote, lo que produce una alta presión que lo calienta hasta hacerlo estallar, energía que se transmite a la pólvora del cartucho, que también estalla, provocando mucha mayor energía y el disparo de la bala.
[editar]Clasificación
Las pistolas de recámara revólver, se clasifican según el mecanismo de disparo en:
Acción simple:(AS) El gatillo realiza solo una acción, liberar el mecanismo percutor. Porque requieren amartillarse (con el pulgar de la misma mano o el canto de la mano contraria a la que empuña el arma) antes de apretar el gatillo. Manteniendo presionado éste, se pueden realizar disparos continuados con sólo hacer retroceder hasta el tope el martillo-percutor (lo que obliga a girar simultáneamente al tambor, dada la uña solidaria con dicho mecanismo) con el canto de la mano contraria, sin que llegue a funcionar el trinquete, que enlentecería los disparos. Característico de los primeros revólveres y de algunas marcas que siguen el concepto clásico del revolver.
Acción doble: (AD) El gatillo realiza dos acciones, amartillar el mecanismo percutor y liberarlo. Porque pueden dispararse con sólo apretar el gatillo. El mecanismo de doble acción realiza todo el ciclo de girar el barrilete, armar el martillo y soltarlo, para disparar el arma, al apretar el gatillo, en dos etapas distintas de su recorrido, que pueden controlarse con suficiente entrenamiento debido a la distinta resistencia que opone en cada una de ellas. Característico de los revólveres que poseen martillo oculto o mal llamados "sin martillo".
Acción doble y simple:(AS/AD) Pueden trabajar indistintamente de las dos formas. Porque se realiza el amartillamiento directamente sobre el martillo, como oprimiendo el gatillo. En ambos casos el continuar presionando el gatillo libera el mecanismo percutor. Es el común de los revólveres modernos
Algunos modelos de pistolas especialmente las compactas de pequeño calibre y cañón corto que generalmente que se emplean para llevar escondidas en bolsos o bolsillos, como medida de seguridad adicional tenían replegado el gatillo, sin guardamontes, lo que reducía el espacio necesario para guardarlo y solo aparecía cuando se amartillaban. Este mecanismo también se utiliza en escopetas, especialmente las de dos cañones.
Según el modo de recarga pueden ser basculantes: el cañón, con su punto de mira, el tambor, su soporte y su eje, formando un conjunto, basculan en vertical, respecto de un eje transversal, al soltar un trinquete situado próximo al martillo-percutor, a su izquierda, algo más adelantado, que puede ser accionado con el pulgar de la misma mano que empuña el arma. Al hacerlo dejan visible la parte trasera del tambor, que puede vaciarse de cartuchos o casquillos con sólo volcarlo hacia abajo, y rellenarlo con otros, o bien de tambor total o parcialmente extraible, de modo que su eje puede retirarse, tirando de él hacia adelante, mediante un resorte en muelle que le hace recuperar su posición inicial al soltarlo, con lo que el tambor puede ser retirado para cambiarlo por otro, o vaciarlo y recargarlo, según se requiera o disponga. Lo más frecuente es que el tambor quede esclavo, mediante un segundo eje, hueco, por cuyo interior discurre el eje de sujeción, unido a una estructura rectangular que báscula respecto de otro eje también paralelo a los anteriores y al cañón, y por debajo de ellos, de modo que el tambor queda disponible para su vaciado y recarga, sin desprenderse del arma. Otra posibilidad es una ventana basculante, practicada en la semiesfera que recubre la parte trasera del tambor, que permite ver si queda munición sin disparar (apreciando que no está golpeado el mixto o fulminante del casquillo) extraer ésta, una a una, y sustituirla. Esto permite continuar apuntando y con la pistola dispuesta para disparar durante casi toda la maniobra, excepto la extracción de las vainas o cartuchos, que requiere levantar el arma por su parte delantera, para dejarlos caer, pero plantea el inconveniente de la lentitud de la recarga. Todos estos inconvenientes, además de la difícil alineación perfecta, sobre todo tras su utilización reiterada, envejecimiento, entre las recámaras giratorias y el cañón, y del mixto o fulminante con el martillo-percutor, sobre todo en el sistema basculante, así como la pérdida de compresión por tales motivos, restando alcance y precisión al arma, que debía compensar aumentando el calibre, llevó a su progresiva sustitución por pistolas con depósitos internos o cargadores de munición extraibles. Ambos alimentaban la munición mediante muelles. El inconveniente de tales sistemas es que, con sólo una baja que se encasquille, hay que desmontar toda el arma, mientras que las pistolas de recámara giratoria pueden seguir disparando el resto de la munición, o recargarla sin ningún problema, aunque alguna bala no se haya podido disparar por cualquier causa o defecto, del arma, de la mencionada alineación, o del cartucho.

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