EL CLIMA

domingo, 1 de julio de 2012

ESPIRITUALIDAD ALFA Y OMEGA





ALFA Y OMEGA

Alfa y Omega es una manera en que se denomina a Jesús en Apocalipsis 1, 7-8 (Nótese que se llama Alfa y Omega al que viene en las nubes); 21, 6 (comparese a Juan 4:14 y 7:37); y 22, 13 del Apocalipsis (de la Biblia cristiana). Este significado radica en el hecho de que Alfa y Omega son la primera y última letras del alfabeto griego clásico (jónico), respectivamente. En griego está escrito como «το 'Αλφα και το Ωμέγα». Sería similar a referirse en español a "A y Z". Aunque, cuando aparece este título es clarificado con el título adicional "el principio y el fin" (Apocalipsis 21, 6; 22, 13).
En la Versión Reina Valera de Apocalipsis 1, 11 dice: "Yo soy el Alfa y el Omega, el primero y el último". Este versículo claramente muestra una referencia indisputable a Cristo. Sin embargo, esta frase no aparece en los manuscritos griegos más antiguos (incluyendo el Alejandrino, el Sinaítico y el Códice Ephraemi Rescriptus). El especialista Robert Young afirma que "el manuscrito más antiguo lo omite".1
Aunque muchos especialistas y diccionarios aplican este título tanto a Dios como a Cristo, no siempre se da el caso.2 El libro Barnes’ Notes on the New Testament (1974) menciona: "Puede no ser completamente correcto que un escritor se refiera al Señor Jesús en este lugar específicamente... No existe una verdadera incongruencia en suponer también, que, el escritor en este lugar haya querido referirse a Dios como tal". Sin embargo, los cristianos lo aplican tanto a Cristo como a Yahvé.
Las letras Alfa y Omega yuxtapuestas se usan como símbolo cristiano (ver ejemplos).
Este símbolo lo sugiere el Apocalipsis, donde muchos creen que Cristo, así como Yahvé, son "el primero y el último" (ii, 8); "el Alfa y el Omega, el primero y el último, el principio y el fin" (cf., xxii, 13; i, 8). Clemente de Alejandría habla de la expresión como "el alfa y el omega por Quien solo el fin se convierte en principio y el fin de nuevo en el principio original sin ninguna interrupción" (Stromata, IV, 25). Tertuliano también hace referencia a Cristo como el Alfa y Omega (De Monogamiâ, v), y por Prudencio (Cathemer, ix, 10) sabemos que en el siglo IV la interpretación de los escritos apocalípticos seguían siendo los mismas: "Alpha et Omega cognominatus, ipse fons et cláusula, Omnium quae sunt, fuerunt, quaeque post futura sunt". Fue, sin embargo, al principio de la cristiandad en que el símbolo Alfa y Omega se encontraba en boga.
Esta frase es interpretada por muchos cristianos como significado de que Cristo existió desde el principio del tiempo (como segunda persona de la Trinidad), y que existirá por siempre.

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