EL CLIMA

viernes, 15 de junio de 2012

ABRAHAM Y SARA

La historia de Abraham y Sara es uno de los relatos más fascinantes de la Biblia. Sus obras de fe se observan a lo largo de las Escrituras. En realidad, la fe de Abraham en Dios es el ejemplo que Pablo empleó para explicar la justificación por la fe que hemos experimentado como cristianos.

A pesar de su fe, Abraham y Sara siguieron teniendo luchas. Cuando no se materializaba la promesa de un hijo, recurrieron a otros medios para ver cumplida esa promesa. Pero Ismael no era el hijo prometido. Dios les daría a Isaac, que era verdaderamente el hijo de la promesa.

La promesa de un hijo estaba vinculada a la fe de Abraham y su obediencia a los mandamientos de Dios. Abraham expresó su fe en Dios obedeciéndole. Y en respuesta a la fe y a la obediencia de Abraham, Dios fue fiel.

Abraham y Sara muestran cómo podemos ser fieles a Dios. Dan ejemplo de cómo podemos confiar en Dios y ser recompensados por nuestra fe.

Comentario Bíblico

I. Una nueva identidad (Génesis 17:1-4)

A. Dios hace un pacto
Pregunta: ¿Qué propósito tiene el texto al mencionar la edad de Abraham en Génesis 17:1?

La historia de Abraham en Génesis abarca varios años. Los acontecimientos de Génesis 17 ocurren trece años después del nacimiento de Ismael (16:15,16) y veinticuatro años desde que Dios llamó a Abraham para que dejara su país (12:4). El hecho de que Moisés mencionara la edad avanzada de Abram nos da un contexto histórico preciso para el pacto que Dios estaba a punto de hacer con Abraham. También destaca el carácter milagroso del nacimiento de Isaac.

Génesis 17:1 también revela algo acerca de Dios. "Jehová" (Yahvé) se le apareció a Abram como "el Dios Todopoderoso" (El Shaddai; véase también Éxodo 6:3). Como el "Dios Todopoderoso", nada era imposible para Él, incluso el darles un hijo a Abraham y a Sara, que cumpliría la promesa de Dios.

El pacto de Dios con Abraham se baso en la fe, no en las obras. Dios prometió que si Abraham era "perfecto" o intachable, andando delante de Él, entonces Dios establecería su pacto con Abraham. Y mientras anduviera con Dios conocería el poder de Dios en su vida.

Aunque exigió que Abraham anduviera en la fe. Dios fue también el que inició su pacto con Abraham. Él no dijo "Hagamos un pacto", sino que declaró "Pondré mi pacto entre mí y ti" (v. 2). Abraham le respondió a Dios postrándose sobre su rostro, como un acto de sumisión y honra (v. 3).

En el versículo 4, Dios vuelve a recordarle a Abraham que haría un pacto con él. Mediante ese pacto. Dios haría que Abraham llegara a ser el padre de "muchedumbre de gentes".

Dios cumple sus promesas. Aunque habían pasado años desde que Dios se le apareció por primera vez a Abraham, Dios fue fiel. De igual manera, Él le es fiel a usted. Quizá no haya experimentado todavía el cumplimiento de la promesa de Dios para usted. Pero Dios no lo olvidará a usted mientras espera.

B. Nombres cambiados
El pacto de Dios con Abraham no podía mantenerse en secreto. Cuando Dios bendijera a Abraham, los resultados serian evidentes para todos. Eso incluía un cambio de nombres. El cambio que hizo Dios de Abram a Abraham revelaba además la promesa que se cumpliría mediante el pacto de Dios con Abraham (Génesis 17:5).

El nombre Abram significaba "padre enaltecido". Ese nombre pudo haber tenido alusiones idolátricas para. Taré, el padre de Abraham. Pero el nombre Abraham, "padre de una multitud", identificaba a Abraham con el propósito-de Dios para su vida. Con esa señal del pacto vino la responsabilidad de Abraham de creer a Dios y de aceptar por fe su nueva identidad.

Abraham pudiera haber tenido dudas de que Dios le diera hijos. Ya había actuado de una forma desesperada trece años antes cuando tuvo un hijo, Ismael, con la criada de Sara, Agar. Pero Ismael no era parte del plan de Dios. Dios tenía otro plan para Abraham: sería el padre de muchas naciones, y de él saldrían reyes.

Pregunta: ¿Cómo se cumplió la promesa de Dios respecto a los reyes en el versículo 6?

Los reyes de la dinastía davídica eran descendientes de Abraham. Pero el mayor cumplimiento fue el Señor Jesucristo, el Rey de reyes.

En el versículo 7, Dios amplió su pacto con Abraham en dos sentidos. El pacto no iba a ser sólo con Abraham, sino con cada uno de sus descendientes (cada uno que reaccione con fe como hizo Abraham). Dios especificó también que el pacto sería perpetuo. Cada generación sucesiva sabría de la fidelidad de Dios a Abraham gracias al cumplimiento en ellos de ese pacto.

Los versículos 15-17 explican el lugar de Sara en el pacto. Ella también iba a tener una nueva identidad. Aunque Sarai en arameo significa "princesa", en la tierra de Canaán no tenía significado alguno. Al darle el nombre hebreo Sara, que también significa princesa, Dios le restituyó su dignidad como la madre de naciones y de reyes.

Pregunta: ¿Por qué es a veces difícil creer las promesas de Dios?

El versículo 17 presenta dos cosas que Abraham hizo. En primer lugar, Abraham se postró sobre su rostro en sumisión y adoración a Dios, reconociendo la soberanía de Dios. En segundo lugar, Abraham se rió. Aun los más fieles tienen momentos de duda. Y como Dios no reprendió a Abraham, la risa de Abraham pudiera haber sido de gozo y no de escepticismo.

Cuando leemos la Palabra de Dios, Él pudiera hablarnos acerca de algo que quiere hacer en nuestra vida. Pero puede parecer imposible lo que dice que hará, y pudiéramos dudar de su palabra. Sin embargo, aun en nuestra duda, podemos sentir una confiada alegría que hace que nos regocijemos en lo que Dios va a hacer en nosotros.

II. Señal de obediencia Génesis 17:9-11

A. La obligación de Abraham
En Génesis 17:7,8, Dios les extendió sus promesas a los descendientes de Abraham. Dios prometió ser su Dios del pacto, y que todo lo que les diera sería de ellos. En el versículo 9, Dios declaró de modo explícito que los descendientes de Abraham tendrían la misma responsabilidad que tuvo Abraham. En cada generación, la gente tiene que andar delante de Dios con fe para ser parte del pueblo del pacto de Dios y responder a su identidad como pueblo de Dios. Abraham y sus descendientes también mostrarían que eran el pueblo de Dios mediante el rito de la circuncisión (vv. 10,11).

La terminología del versículo 10 era muy clara. La circuncisión de "todo varón de entre vosotros" es el requisito del pacto. Este pacto era entre Dios y Abraham, pero también sería entre Dios y cada generación de los descendientes de Abraham.

Pregunta ¿Cómo sería la circuncisión una "señal" del pacto de Dios con Abraham (Génesis 17:11)?

La circuncisión era muy importante en el pactó de Dios con Abraham. Fue un acto de fe por el cual Abraham y sus descendientes mostrarían su identidad como pueblo de Dios. Pero la circuncisión no ganó la bendición de Dios para Abraham. Era sólo la "señal" física del pacto de Dios con Abraham. Para que Abraham estuviera en buena relación con Dios, tenía que andar delante de Él. Y la circuncisión era la señal mediante la cual Abraham podía mostrarle a Dios que había optado por andar con Él.

Pregunta: ¿Cómo se representa la circuncisión en la vida de los creyentes?

B. Alcance del pacto
El pacto de Dios con Abraham no sólo incluía a quienes eran los descendientes naturales de Abraham. Dios incluyó en el pacto a todos los varones que se convirtieran en miembros de la familia de Abraham.

Todo varón "por vuestras generaciones" son los que genéticamente descendieran de Abraham. Los que nacían "en casa" incluía a los hijos de los parientes así como a los hijos de los siervos. Se debía circuncidar a los niños varones al octavo día después de su nacimiento. A los esclavos que se compraban se les debía circuncidar cuando se les llevara a la familia de Abraham.

Dios tuvo el propósito de que la circuncisión fuera un recordatorio físico permanente de la nueva identidad de ellos y de su relación con Dios. Mediante el acto de la circuncisión, Abraham escribió el pacto de Dios en su propia carne. Su nueva identidad no llegaría a su fin pocos años después.

Pregunta: ¿Por qué se debía cortar de su pueblo al hombre incircunciso (v. 14)?

Como la circuncisión era una señal de obediencia a Dios, el rechazar la circuncisión era una señal de que un hombre había rechazado a Dios. El hombre que rechazaba la circuncisión no se podía juntar con su pueblo porque ese pueblo era de Dios. Al estar separado de Dios por la desobediencia, también se separaba del pueblo de Dios.

III. Obediencia recompensada Génesis 21:1-4

A. Promesa cumplida
En Génesis 21, el escritor del libro (Moisés) reanuda el relato de Abraham y del nacimiento prometido de un hijo. Dios hizo exactamente lo que dijo que haría, exactamente en la forma que dijo que lo haría, exactamente en el momento que dijo que lo haría (w. 1,2). Dios cumplió sus promesas en cuanto a un heredero y les dio a Abraham y a Sara su hijo prometido.

Pregunta: ¿Por qué especifica Génesis 21:2 que Isaac nació en la vejez de Abraham?

Se repite ese detalle varias veces y es importante para el mensaje del autor. Abraham y Sara pasaban desde hacía tiempo de la edad natural para tener hijos. Isaac fue un don sobrenatural de Dios. Dios dio a Isaac en cumplimiento directo de su promesa para Abraham y Sara.

Abraham, en cumplimiento de la orden de Dios, llamó a su hijo Isaac (v. 3). El nombre Isaac, que significa "risa", recordaba la reacción de Abraham y de Sara ante la noticia de que tendrían un hijo. Era también un recordatorio del puro gozo que Isaac les dio a sus padres, el gozo de un niño después de décadas de esterilidad.

En respuesta a la orden de Dios, Abraham circuncidó a Isaac (v. 4). Al circuncidar a Isaac, Abraham llevó a Isaac al pacto que Dios había hecho con él.

B. Fe firme
Pregunta: ¿Por qué incluye el relato del nacimiento de Isaac varias alusiones a la edad de Abraham y Sara y la promesa de que Abraham tendría un hijo?

En el texto, Dios destacó constantemente el aspecto milagroso del nacimiento de Isaac. Desde el punto de vista lógico, era improbable que la promesa de Dios se hiciera realidad. Por esta razón, Génesis 21:5 repite el hecho de que Abraham tenía cien años.

Aunque parecía inverosímil la promesa de Dios, Abraham siguió obedeciendo. Él abrazó el pacto de Dios. Y con el tiempo, Dios cumplió sus promesas para Abraham.

Isaac era verdaderamente el hijo de la promesa, y no sencillamente porque Abraham y Sara fueran incapaces de tener hijos sin la intervención de Dios. El nacimiento de Isaac iba a ser un testimonio para Abraham y Sara, y todos los que los conocían, del inmenso poder de Dios.

Una de las partes más conmovedoras de esta historia es la reacción poética de la Sara de noventa años ante el nacimiento de su hermoso niño (w. 6,7). Una de las características de la poesía hebrea era el empleo de figuras literarias como juegos de palabras y el uso de palabras en más de un sentido. Se muestra eso en la forma en que se emplea la palabra "reír". Dios hizo reír a Sara en dos sentidos: por incredulidad ante la noticia de un heredero y por la alegría desbordante ante la llegada del heredero.

Sara dijo que Dios la había hecho reír para que "cualquiera que lo oyere" se riera con ella (v. 7). Eso alude a la alegría contagiosa de la celebración de Sara que sintieron todos los que estaban cerca. Eso pudiera referirse a la alegría que todo el mundo puede conocer como resultado del nacimiento del hijo de Sara, de cuyo linaje vino Cristo.

Por muy conmovedora que sea su poesía, los pormenores concretos del versículo 7 son aun más conmovedores. El juego de palabras del versículo 6 parecería abstracto sin el versículo 7. El que Sara se maravillara de que tendría la oportunidad de alimentar a su hijo lleva la poesía al mundo real habitado por todo el que ha tenido hijos. El versículo 7 termina con otro recordatorio de que esa maravilla es la obra de Dios realizada en la vejez de Abraham.

Como Abraham y Sara obedecieron a Dios, Él los recompensó con Isaac, el hijo de la promesa. Y sintieron gozo cuando se cumplió la promesa. De igual manera, cuando obedecemos a Dios, Él nos recompensará con paz y gozo en nuestra relación con Él. Y eso nos dará oportunidades de hablarles a los demás de la fuente de nuestro gozo, Jesucristo.

Aplicación

La promesa de Dios a Abraham respecto a un hijo debe de haber sido difícil de creer. La esterilidad de Sara y su edad avanzada parecían probar que Sara jamás habría tenido un hijo a no ser que Dios hubiera hecho la promesa.

Pero Abraham conocía a Dios y tenía la seguridad de que Dios podía cumplir lo que prometió. Por lo tanto, Abraham reaccionó ante la promesa de Dios con obediencia firme (Romanos 4:20). Y Dios recompensó a Abraham cuando Abraham confió en las promesas de Dios.

Dios sigue recompensando a todos los que creen en sus promesas. Él recompensa con salvación a los que aceptan a Cristo como Salvador (Romanos 10:13). Si nunca ha aceptado a Cristo como Salvador, crea en la promesa de Dios. Cuando usted confiese sus pecados, Cristo se convertirá en su Salvador.

Tal vez Dios le esté hablando acerca de servirle en algún sentido y usted ha temido obedecer. Dios ha prometido estar con usted; Él no lo olvidará. Cuando usted le obedece, Él lo recompensará con paz y gozo, y con el conocimiento de que está haciendo su voluntad.

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