Desde épocas prehispánicas (hace 8000 años; Bravo 1991) hasta la actualidad este cactus es el de mayor importancia alimenticia.
Su fruto hace una importante contribución de carbohidratos, vitaminas y minerales en las dietas locales de muchos pueblos (Touss & Ferguson 1996; tabla 1), y su potencial uso en la industria alimenticia incluye desde jugos, edulcorantes, gelatinas, mermeladas, etc. (Sáenz 1997).
Todos estos alimentos tienen además una potencial importancia para la salud humana (Feitosa-Teles et al. 1984, Hegwood 1990, Perfumi & Tacconi 1996ab, Sáenz 1997, Pak 1998).
En los últimos años el avance de la desertificación junto a la urgente necesidad de cultivos capaces de desarrollo sustentable y de valor para zonas áridas y semiáridas, aumentaron el interés por la tuna (Pimienta-Barrios et al. 1993, Pimienta-Barrios & Nobel 1994, Nobel 1994, Barbera et al. 1995, Inglese et al. 1995, Mizrahi & Nerd 1996, Felker 1996, Mizrahi et al. 1997).
La producción de este fruto está incrementando y los principales países interesados son México, Italia, España y Sud África (Nobel 1994, Tous & Ferguson 1996).
La producción mundial de tuna fue estimada en 400.000 toneladas, siendo México e Italia los mayores productores (Touss & Ferguson 1996, Guevara & Pizzi 1998).
El rendimiento en distintos países varía desde 4 t/ ha (Flores & Gallegos 1994) hasta 45 t/ ha (Le Houérou 1992). El principal motivo de estas diferencias probablemente se deba a las diferentes técnicas de manejo y diseños de cultivo implementados en cada lugar (Inglese et al. 1995).
La productividad de las plantas depende del efecto acumulativo de muchos factores sobre el crecimiento. El crecimiento puede estar limitado por la disponibilidad de agua y nutrientes en el suelo y por el flujo de luz fotosintética (PPF; Nobel 1994). Las técnicas de manejo apuntan a optimizar esos factores para maximizar la productividad y mejorar la calidad de los frutos.
Es destacable la importancia de las podas que posibilitan atrasar y escalonar la cosecha o producir una cosecha extra. Esta planta tiene un gran potencial de manejo, considerando además la oportunidad de cultivar diferentes variedades, las posibilidades de injertos y la factibilidad de esquemas productivos agrosilvopastoriles o de uso múltiple. A esto se agregan otras explotaciones con importancia como son la producción de cochinilla tintórea, la producción de forraje y el aprovechamiento de sus flores en la industria medicinal.
Si bien el conocimiento agricultural todavía es escaso, la opinión común de que los cactus con poca atención tienen una gran productividad es un concepto erróneo. Esto dificulta que la poco accesible información existente llegue a los agricultores, constituyendo uno de los principales problemas para el desarrollo de una industria del cactus.
Calidad del fruto
Para obtener un producto con valor hay que considerar los requisitos de calidad que se exigen en los mercados. En el mercado internacional la calidad del fruto destinado al consumo como fruta fresca se determina por el tamaño, el color de la cáscara, la proporción de semillas, pulpa y cáscara y el contenido de azúcares.
Principales parámetros de la calidad para la Tuna
1. Tamaño
El tamaño de fruto para exportación debe pesar como mínimo 120 g. En Italia, según el tamaño se clasifican en:
Frutos extra grandes: más de 160 gr.
Frutos primera clase: 120-160 gr.
Frutos segunda clase: 80-100 gr.
Frutos de tercera clase: menos de 80 gr. (Nobel 1994).
2. Color de la cáscara
Variedades
Hay muchas variedades de Opuntia ficus-indica que se diferencian por el color del fruto. Esto se observa en los nombres comunes que se les dan en diferentes lugares: en México la “Reina”, “Rojo Pelona”, “Esmeralda”; etc., en Italia, la “Gialla”, “Rossa” y “Bianca”, en España “Verdales”, “Morados”, “Sanguinos” y “Blancos” (Barbera et al. 1992, Flores & Gallegos 1994, Llacer et al. 1994).
El fruto más apropiado para el mercado internacional es el amarillo-anaranjado (cáscara y pulpa; Inglese et al. 1995), “amarilla huesona” y “amarilla pica-chulo” en México, “Blue motto”, “Gymanocarpa” y “Malta” en Sud África, la “Ofer” en Israel y la “Gialla” en Italia.
Los frutos rojo púrpuras son de Algeria, Sud África, el pelón liso y el pelón rojo en México y la “Rossa” en Italia son también apreciadas particularmente en los mercados Norteamericanos, pero sus cultivos son aún limitados. Los cultivares verde claro o blanco, así como también el rosa-naranja, sólo son relevantes en los mercados locales y tienen mayores problemas de manejo y almacenamiento (Barbera et al. 1992).
3. Porcentaje de pulpa y semillas y Grosor de la cáscara
3.1. Porcentaje de pulpa: Los valores aceptables de porcentaje de pulpa son del 60 - 75 % del peso del fruto (Nobel 1994). La proporción de pulpa para exportar debe ser mayor al 55-60%.
3.2. Proporción de semillas: Los frutos obtenidos con manejo apropiado tienen una proporción de semillas de aproximadamente 2,10 %. Hay una estrecha relación entre el número de semillas y el peso del fruto, y con la relación peso del fruto/ peso de la pulpa (Barbera et al. 1994). Esto se debe a que las semillas originan la pulpa. El número de semillas depende del número inicial de óvulos (Pimienta-Barrios 1990, 1992) y la eficiencia de polinización, y al igual que su tamaño es variable entre cultivares (Barbera et al. 1994; Pimienta-Barrios & Leguizamo 1989).
3.3. Semillas abortivas: La relación entre semillas normales y abortivas (vacías) es uno de los parámetros más importantes para definir la calidad del fruto (Inglese et al. 1995). Las semillas abortivas, originadas de la falta temprana de desarrollo embrionario, son comunes en Opuntia ficus-indica y permiten el desarrollo de la pulpa (Pimienta-Barrios & Engelman 1985). Esta relación es más alta en los cultivares Italianos que en los Mexicanos (0,44 y 0,11 respectivamente; Pimienta-Barrios & Leguizamo 1989, Barbera et al. 1994).
Recientemente en cultivares de Israel se encontró que Opuntia ficus-indica var. BS1 era un clon vegetativo partenocárpico, que contenía sólo semillas abortivas en sus frutos (Weis et al. 1993).
4. Sólidos solubles totales:
Contenido de azúcares
El contenido de azúcares juega un rol decisivo en la calidad del fruto. Principalmente glucosa y fructosa, acumuladas durante las semanas finales del desarrollo de la pulpa, se conocen como Sólidos Solubles Totales (SST), y sus valores óptimos para la cosecha varían entre un 13 y un 15 % (Barrera et al. 1992 b; Kuti 1992).
Fenología
La fenología de las plantas está relacionada al clima (temperatura, insolación y humedad). Comprende fenómenos biológicos con ritmo periódico como son la brotación de yemas, la inflorescencia y la maduración de los frutos.
Es indispensable reconocer cada uno de estos cambios biológicos para identificar los momentos clave para la toma de decisiones en relación al manejo del cultivo (fertilización, irrigación, poda, aplicación de hormonas, control de enfermedades, etc.).
Es importante identificar la iniciación y finalización de la floración, la iniciación de la fase de fructificación y la duración del período de desarrollo del fruto (PDF La floración de la tuna ocurre normalmente en primavera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario