LUIS BUÑUEL
Luis Buñuel Portolés (Calanda, Teruel, Aragón, España, 22 de febrero de 1900 - Ciudad de México, México, 29 de julio de 1983) fue un director de cine español naturalizado mexicano.1La gran mayoría de su obra fue realizada en México y Francia y es considerado uno de los más importantes y originales directores de la historia del cine.2
Luis Buñuel nació en Calanda el 22 de febrero de 1900. Su padre, Leonardo Buñuel González, originario del mismo pueblo, donde tenía un negocio de ferretería, había conseguido una pequeña fortuna en Cuba y tras la guerra de independencia liquidó sus negocios y volvió a su pueblo natal, donde se casó con María Portolés Cerezuela, mucho más joven que él, con la que tuvo siete hijos: Luis (1900), María (1901), Alicia (1902), Concepción (1904), Leonardo (1907), Margarita (1912) y Alfonso (1915). A los cuatro meses del nacimiento de su primogénito, la familia se trasladó a vivir a Zaragoza y a partir de entonces pasó a repartir sus vacaciones entre Calanda (donde regresaban en Semana Santa) y San Sebastián.
Así pues, Luis pasó toda su infancia y adolescencia en Zaragoza, donde cursó la educación primaria y secundaria, primero en Corazonistas (con mayoría de franceses) y luego durante siete años en el colegio jesuita de El Salvador, en la plaza de Aragón, a media pensión (con una gorra como uniforme). En 1908 asistió por primera vez al cine Farrucini (una barraca con una lona como cubierta) para ver una película coloreada a mano de dibujos animados. En esa época el cine era considerado todavía una atracción de feria y aún tardó unos años en haber salas estables. Luis vio durante su infancia muchas películas (su prima tenía acceso desde la cocina de su casa a la pantalla de uno de los primeros cines de Zaragoza). Cuando tenía trece años, a la vuelta de uno de los habituales viajes a París de sus padres, éstos le regalaron un teatro con personajes de cartón; con este teatro comenzó a ofrecer representaciones a los jóvenes de su pueblo.
A los catorce años empezaron sus dudas sobre la religión, principalmente acerca de la resurrección de la carne, el juicio final, el infierno y el diablo. Según él mismo dijo, era "ateo, gracias a Dios". Amante del tabaco, del alcohol (para él, un bar era un lugar de meditación y recogimiento) y de los burdeles (aunque decía que una vez casado jamás fue infiel), quiso librarse de las normas y principios de la sociedad que en herencia le había dejado todo un sistema de prohibiciones y represiones. Le gustaba la puntualidad, el buen vestir, irse pronto a la cama y madrugar y llegó a tener una gran colección de armas. Su primera pistola la tuvo a escondidas a los catorce años, aunque bastante antes ya jugaba con la de su padre.
Cabeza de Luis Buñuel, obra del escultor Iñaki, en el Centro Buñuel Calanda.
Durante toda su vida, Buñuel fue un rebelde, hasta el último momento estuvo luchando contra sí mismo. Su interior le dictaba unas normas sobre la muerte, la fe, el sexo... que su conciencia no podía aceptar. Esta dualidad le marcó desde su más tierna infancia. Buñuel rompió barreras luchando a favor de la libertad.
Si siempre le había obsesionado la muerte, en los últimos cinco años de su vida, sordo, con poca vista, con alguna operación que otra, dejó de ver cine, televisión y apenas cogía un libro, con excepción de La vejez de Simone de Beauvoir, que leía y releía. Pensaba en su muerte y en el fin del mundo, bromeaba con los demás acerca de su vejez. Con ayuda de su amigo Jean-Claude Carrière, que durante más de 18 años recopiló material de entrevistas y conversaciones en los descansos de las filmaciones, escribió Mon dernier soupir ('Mi último suspiro'). Ya el título refleja la obsesión que tenía en los últimos momentos de su vida; no quería darles importancia, pero pensaba en ellos. Como era ateo, pensaba en reunir el día de su muerte a todos sus amigos ateos y confesarse. Para él, ser bromista era una forma de demostrar que estaba en contra del orden. Este libro de memorias inspiraría la película documental dirigida por Javier Espada y Gaizka Urresti y titulada El último guion que protagonizan Jean-Claude Carrière y Juan Luis Buñuel, recorriendo los lugares en los que transcurrió la vida de Buñuel: Calanda, Zaragoza, Madrid, Toledo, París, New York, Los Ángeles y México.
Durante toda su vida, Buñuel fue un rebelde, hasta el último momento estuvo luchando contra sí mismo. Su interior le dictaba unas normas sobre la muerte, la fe, el sexo... que su conciencia no podía aceptar. Esta dualidad le marcó desde su más tierna infancia. Buñuel rompió barreras luchando a favor de la libertad.
Si siempre le había obsesionado la muerte, en los últimos cinco años de su vida, sordo, con poca vista, con alguna operación que otra, dejó de ver cine, televisión y apenas cogía un libro, con excepción de La vejez de Simone de Beauvoir, que leía y releía. Pensaba en su muerte y en el fin del mundo, bromeaba con los demás acerca de su vejez. Con ayuda de su amigo Jean-Claude Carrière, que durante más de 18 años recopiló material de entrevistas y conversaciones en los descansos de las filmaciones, escribió Mon dernier soupir ('Mi último suspiro'). Ya el título refleja la obsesión que tenía en los últimos momentos de su vida; no quería darles importancia, pero pensaba en ellos. Como era ateo, pensaba en reunir el día de su muerte a todos sus amigos ateos y confesarse. Para él, ser bromista era una forma de demostrar que estaba en contra del orden. Este libro de memorias inspiraría la película documental dirigida por Javier Espada y Gaizka Urresti y titulada El último guion que protagonizan Jean-Claude Carrière y Juan Luis Buñuel, recorriendo los lugares en los que transcurrió la vida de Buñuel: Calanda, Zaragoza, Madrid, Toledo, París, New York, Los Ángeles y México.
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