EL CLIMA

lunes, 12 de septiembre de 2011

BARRO TAL VEZ








BARRO TERAPEUTICO


El empleo de la arcilla se conoce desde hace milenios, en todas las épocas y continentes, para curar todo tipo de enfermedades, heridas, afecciones de la piel y problemas inflamatorios. Los hombres probablemente imitaron a los animales que, cuando viven en libertad, instintivamente, restriegan sus heridas en el barro.

Los médicos egipcios ya utilizaban esta tierra contra las inflamaciones y aplicaban los fangos calientes del Nilo para tratar deformaciones reumáticas. Por sus propiedades antisépticas, los embalsamadores la aplicaban para la momificación de los cuerpos. A lo largo de los siglos, Avicena, Dioscórides, Galeno, Gandhi quien escribió que su aplicación durante la viruela prevenía de las lesiones en la piel, también preconizaron el uso terapéutico de la arcilla. En Grecia Hipócrates ya la utilizaba como remedio para curar o aliviar el dolor, incluso Plinio "el viejo" dedicó un capítulo de su obra a esta materia.

La terapéutica del barro está en sus poderes refrescantes, antiinflamatorios, descongestionantes, absorbentes, calmantes y antibacteriológicos. Como desinfectante es uno de los más perfectos y poderosos.

Está demostrado que la arcilla posee un gran potencial de absorción y adsorción, absorción de las impurezas contenidas en los tejidos y que son captadas, neutralizadas y drenadas y adsorción mediante el drenaje y eliminación de las impurezas en suspensión en los líquidos orgánicos. Debido a este poder de absorción permite recoger gran cantidad de calor, atraer las toxinas acumuladas bajo la piel y lograr de esta forma que sea expulsada. Las mascarillas de arcilla se emplean como producto de belleza, precisamente porque limpia y absorbe la grasa de los tejidos. Como sustancia natural es equilibrante y revitalizante.

La roca arcillosa proviene de la descomposición de las rocas madres cristalizadas como el granito. Las diferentes arcillas están compuestas por silicato de alúmina hidratado en el que se mezclan elementos minerales que producen las diferentes coloraciones, forma de oligometaloterapia a la que la arcilla debe algunas propiedades. Su elasticidad y plasticidad provienen de las texturas de esos silicatos hidratados.

La arcilla se encuentra en forma de yacimientos explotados casi siempre a cielo abierto. La veta de arcilla se saca a la luz y se limpia, se selecciona y analiza y se transporta a un área de secado con suelo de hormigón donde se extiende al sol, forma de secado natural que permite almacenar aún más energía de los rayos solares. Luego se selecciona manualmente, se eliminan impurezas residuales y se tritura para obtener una granulación homogénea de la arcilla, de disolución rápida, y utilizada para uso externo.

La arcilla superfina, totalmente exenta de arena, más refinada y agradable de utilizar, se obtiene a partir de arcilla machacada y micronizada hasta conseguir un polvo fino y sin impurezas. Se utiliza para zonas especialmente sensibles y preparación de mascarillas faciales o corporales, en preparación de cosméticos en combinación con plantas medicinales, y en uso interno. Una buena arcilla debe ser pura y seleccionada por su capacidad de absorción, su extracción reciente y secada al sol, no en horno pues las temperaturas fuertes disminuyen sus poderes regeneradores.

Básicamente hay tres los tipos de arcilla:

La arcilla verde: La mejor es la montmorillonita o bentonita, que también puede ser de color pardo o gris,
muy rica en magnesio, además contiene silicio, potasio, sosa, cal y fosfatos, y óxidos de hierro, aluminio, manganeso, magnesio y titanio. Excepcional capacidad de absorción y pureza. Es desintoxicante, remineralizante y absorbente, se utiliza para drenar y remineralizar. La illita, variedad muy cálcica y pobre en magnesio, se adhiere muy bien a la piel, por su poder de absorción se utiliza para absorber residuos e impurezas, aplicada en forma de cataplasmas sirve en traumatismos y contusiones porque hace disminuir la hinchazón de esguinces y luxaciones.

La arcilla blanca o caolinita: En forma de leche de arcilla por su fuerte poder cubriente, su acción es antibacteriana, antiinflamatoria y cicatrizante. Absorbe las toxinas, lo que la hace muy útil ante una intoxicación alimentaria. Por su efecto de arrastre ayuda a combatir el estreñimiento, y, también, regula el ph. En uso externo puede aplicarse en forma de cataplasmas y mascarillas, es excelente como enjuague bucal y como polvos parecidos al talco para los bebés.

La arcilla roja: El color rojo se debe a un mayor contenido de óxidos e hidróxidos de hierro, por su contenido en silicato de aluminio actúa como antiácido. También es rica en silicato de magnesio. La atapulgita, variedad también blanca o verde, es muy utilizada por su fuerte poder absorbente en curas gástricas, úlcera de estómago, colitis y gastritis.

Puede incrementarse la acción de la arcilla si se prepara con agua salada con sal marina gris no refinada, rica en oligoelementos, yodo y magnesio natural.


No hay comentarios:

Publicar un comentario