EL CLIMA

viernes, 26 de agosto de 2011

CELTIBEROS




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CELTIBEROS


Con el término celtíberos suele hacerse referencia a las tribus celtas o celtizadas de la península Ibérica, así como a los idiomas que estos grupos hablaban, aunque, realmente, el término celtíbero se refiere únicamente a uno de los pueblos célticos de la península Ibérica, existiendo otros con otros nombres (vetones, vacceos, lusitanos, carpetanos, etc.). Este pueblo celtíbero habitaba al oeste de la Cordillera Ibérica.[1] Los romanos los consideraban una mezcla de celtas e íberos,[2] diferenciándose así de sus vecinos, tanto de los celtas de la meseta como de los íberos de la costa. Hoy sabemos que los celtíberos son un pueblo de lengua y cultura celta.

Las primeras referencias escritas sobre los celtíberos se deben a geógrafos e historiadores greco-latinos (Estrabón, Tito Livio, Plinio y otros), aunque su estudio, que arranca del siglo XV, no adquiere rango científico hasta los inicios del siglo XX (marqués de Cerralbo, Schulten, Taracena, Caro Baroja, etc.), cobrando renovado impulso en los últimos años. Pese a este excepcional acervo literario, aún hoy se discuten aspectos claves para su definición: los confines de su solar, su verdadera personalidad o su propia genealogía.

Las fuentes clásicas son muy imprecisas respecto a su territorio, aunque podemos considerar que los celtíberos históricos se extendieron con seguridad por las provincias de Soria y Guadalajara, buena parte de La Rioja, este de Burgos, oeste de Zaragoza y Teruel, quizás norte de Cuenca y Asturias; diferentes interpretaciones amplían este marco hacia oriente y occidente. En Asturias podemos encontrar ejemplos de Taranis en la toponimia, como Taranes(Ponga), Toraño (Margolles), Tárano (Cangas de Onís) y Tarna. Pueden ser considerados como un grupo étnico, ya que incorporan entidades menores (arévacos, titos, bellos y lusones, resultando polémica la inclusión de vacceos, pelendones y berones), sin que ello signifique la existencia de un poder centralizado y ni siquiera de una unidad política, salvo quizás, y de forma coyuntural, con ocasión de los acontecimientos militares del siglo II a. C.

Dado lo heterogéneo de la información literaria y de las evidencias arqueológicas de la cultura celtibérica, resulta difícil definirlos a partir de un único rasgo; no obstante, nos consta que hablaban una misma lengua, el celtibérico, cuyos testimonios escritos (utilizando el alfabeto ibérico), aunque tardíos, se extienden por un territorio que viene a coincidir básicamente con el descrito.

Datos arqueológicos

A juzgar por el registro arqueológico, los celtas llegaron a la península Ibérica en el siglo XIII a. C. con la gran expansión de los pueblos de la Cultura de los Campos de Urnas, ocupando entonces la región noreste. En el siglo VII a. C., durante la Cultura de Hallstatt se expanden por amplias zonas de la meseta y Portugal, llegando algunos grupos a Galicia. Sin embargo, tras la fundación griega de Masalia (actual Marsella), los íberos vuelven a ocupar el valle medio del río Ebro y el noreste peninsular a los celtas, dando pie a nuevos establecimientos griegos (Ampurias). Los celtas de la península quedaron así desconectados de sus parientes continentales, de manera que ni la cultura celta de La Tène ni el fenómeno religioso del druidismo les llegarían nunca.

La cultura celta en la península Ibérica llegará a su final con la conquista romana, a la que muchas tribus célticas se opusieron.

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