REFLEXION TODA MUJER ES BELLA
Si no somos verdaderamente amadas por nuestras parejas, no seremos tratadas como merecemos. Quien no te ama se hace la victima, todo te reprocha, te hace sentirte mal y te chantajea.
¿Por qué seguimos aguantando relaciones así? ¿Es que no tenemos autoestima? Basta ya de darlo todo por quien no lo merece.
Podemos poner el mundo de cabeza, hacer posible lo imposible, bajar las estrellas del cielo y caminar en la luna, pero aunque pueda dolernos inmensamente, hay que reconocerlo: ¡quien no nos ama, no da ni un céntimo por nosotras! Por el contrario, al saberse dueño de nuestro amor sin el más mínimo coste, sin una gotita de esfuerzo, nos verá como su objeto y ni siquiera nos van a tratar como un objeto valioso, sino como una baratija más que se puede encontrar en cualquier mercado de poca monta.
Una chica me escribía contándome que mantuvo una relación sentimental con un joven durante dos años. Comenta que en ese tiempo su pareja siempre se victimizaba ante cualquier situación y cuando aparecía un conflicto, la llenaba de señalamientos y culpas. Con todo, y a pesar de que en esta pareja el chico era el “ángel” –supuestamente-, él decidió terminar su relación con ella arguyendo que ella merecía un hombre mejor que él (¿¿¿???). Tiempo después, ella le encuentra de nuevo y se tropieza con la desafortunada sorpresa de que su querido ex, por el que sufrió tanto al saberle tan altruista, había sostenido una relación de pareja con otra mujer desde antes de su ruptura sentimental con ella.
Este es un perfecto ejemplo de lo que sucede cuando no estamos en el corazón de alguien: nos manipulan, nos utilizan, nos devalúan e incluso pueden llegar a chantajearnos. ¡Claro! Se aprovechan del alma enamorada para convertirla en su “multiusos de repuesto”. Partamos de una premisa simple: quien discrimina a las mujeres y les otorga valor según sus conveniencias, no respeta a nadie y menos a sí mismo, ¿quieres a un hombre así para tu vida?
Claro que esto podría refutarse, quizá alguien pueda pensar: pero de alguna manera todas le otorgamos cierto estatus a las personas que nos rodean; y ello es cierto, la diferencia es que no discriminamos según “conveniencias” sino según sentimientos, además, el hecho de que alguien no esté en nuestro “ranking de favoritos” no significa que le vamos a maltratar o a usar, el respeto que tenemos hacia los demás siempre es el mismo y no varía según nuestros ataques de bipolaridad.
No queremos sufrir, no queremos entristecernos a causa de los asuntos del amor, pero ¿cómo es posible que amemos a alguien que nos convierte en su multiusos de repuesto? ¿Cómo es que nos permitimos perder la dignidad y el auto-respeto? ¿Cómo es que pensamos muy en el fondo de nuestros corazoncitos: “él algún día cambiará y me amará sólo a mí”? Si no queremos sufrir, tampoco debemos entregar el alma como si fuese uno de esos volantes que le dan en la calle al primero que pasa, debemos empezar a amarnos, a respetarnos, a valorarnos. Y ¿Qué importa si los otros no ven las maravillas que hay en mí? Yo las veo y no voy a permitir que alguien me haga tragar agua pantanosa cuando yo merezco disfrutar de un bello cielo lleno de estrellas. Como diría una amiga muy querida: “Tú te lo pierdes, yo me lo ahorro”. ¡Sí! Tú te pierdes de una mujer encantadora y yo me ahorro que tu gañán corazón me infecte con sus desdeñes, tristezas y miserias.
¿Plastilina? Los actos hablan por sí solos, no esperemos a que la decepción sea más grande, si un hombre no nos ama, debemos pintar una línea recta que nos separe de él y pedirle que no la sobrepase. Es tiempo de llenarnos de esperanza, ¡nosotras valemos la pena! Si hay que amar, pues bien: ¡hay que empezar por nosotras mismas!
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