EL CLIMA
viernes, 20 de mayo de 2011
SEMANA DE MAYO
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Hubo una revolución no sólo en la política: también en la economía. Librecambio, apertura al comercio mundial, fe en las riquezas agrícolas eran las ideas del día. La elite criolla, influida por la Ilustración del siglo XVIII, creía en esas ideas. Y Manuel Belgrano las sostuvo desde su puesto de secretario del Consulado. En 1809 Mariano Moreno, en su Representación de los Hacendados, afirma: "El comerciante inglés se presenta en nuestros puertos y nos dice, yo traigo las mercaderías de que sólo yo puedo proveerlos, vengo igualmente a buscar vuestros frutos, que sólo yo puedo exportar".
Al tanto de las últimas teorías económicas europeas, Belgrano quería aumentar las ventas de "frutos del país" —cueros, carnes saladas, cereales— mejorando las técnicas de producción y dándoles tierras a pequeños propietarios rurales.
Hacia 1810, el tráfico comercial del Virreinato con España está paralizado por la guerra en Europa. ¿Quién puede acercar a Buenos Aires las manufacturas que se pagan con plata del Potosí y se venden en el Alto Perú, Córdoba y Tucumán, dejando buenas ganancias a los comerciantes de Cádiz y a sus negociantes locales? El virrey Cisneros concede en noviembre de 1809 el libre comercio y ya nada será igual. Sus ventajas como fuente de recursos quedan a la vista: la administración virreinal gasta más de un millón de pesos anuales y debe mantenerse a pesar de la guerra.
Manuel Moreno, hermano de Mariano, describía así los nuevos vientos: "El Río de la Plata es la primera puerta al reino del Perú, y Buenos Aires, el centro que reúne y comunica las diversas relaciones de estas vastas provincias. Más de 300 buques de comercio se presentan anualmente en sus puertos, cerca de 18 millones de artículos consume el Perú y pasan en la mayor parte por ese canal. La gruesa de yerba del Paraguay se deposita en sus almacenes antes de repartirse a las provincias. El comercio de negros para estas Américas se le ha hecho privativo. Un millón de cueros se exporta cada año de su distrito".
El librecambio será el eje de la gran transformación que se afirma a partir de 1810. "En un proceso de largo plazo cuyos primeros efectos se notan hacia 1820, las guerras de independencia crearán una nueva elite de dueños de la tierra. En muchos casos, son comerciantes locales desplazados por las casas comerciales inglesas asentadas en Buenos Aires luego de 1810. La apertura transformará a la Aduana de Buenos Aires en el nuevo Potosí", explica el historiador Roberto Schmit.
El pago de derechos de aduana preocupará también a Cornelio Saavedra. En una carta a su amigo Juan José Viamonte, Saavedra se queja de uno de los miembros de la Primera Junta, Juan Larrea: "Generoso Larrea, generoso sí, con su bolsillo e intereses. Y si no, que lo digan los 23 buques ingleses entrados a su consignación, con desdoro del gobierno. Que lo digan los 280.000 y más pesos que no había pagado de derechos, que con plazos vencidos adeudaba a la Aduana" .
Como señala el historiador Tulio Halperin Donghi en Revolución y guerra, con los hechos que se ponen en marcha en 1810 se desarticularán antiguos circuitos de comercio centrados en el Alto Perú, abastecidos por Buenos Aires. La apertura al comercio mundial, con eje en la exportación de cueros y la importación de textiles y manufacturas inglesas, hará mirar a la economía hacia el Atlántico: es el ascenso del Litoral y la caída del Interior.
En el largo plazo que va desde 1810 a 1850, la provincia de Buenos Aires —que expandirá su frontera en territorio indio—, pero también Entre Ríos y Santa Fe, se irán afirmando como potencias ganaderas. La importación de telas inglesas pasa de 3 millones de yardas en 1814 a 15 millones en 1824 y más de 20 millones en 1834. Los cueros, que en 1810 eran menos del 10% de las exportaciones porteñas, hacia 1850 sumaban más de 2.000.000 de piezas.
Pensando en estos grandes cambios, cabe la pregunta: ¿qué medidas económicas tomó la Primera Junta? "En realidad sólo puede hablarse de tendencias hacia el liberalismo económico. Pero hay que esperar hasta la Asamblea de 1813 para ver medidas importantes, como la creación de la primera moneda patria, la afirmación del comercio libre, la decisión de confiscar las fortunas de españoles adversarios de la Revolución, la libertad para los hijos de los esclavos por nacer", destaca Schmit.
La Primera Junta y los gobiernos que la reemplacen, tomarán medidas económicas impopulares. Las confiscaciones y empréstitos forzosos se inician en 1810 y seguirán mientras dure la guerra, al menos hasta 1818, cuando San Martín libera Chile. Se suceden los empréstitos: 150.000 pesos en noviembre de 1811, 228.000 pesos en mayo de 1812 que el gobierno pide a "comerciantes tenderos, extranjeros con casa abierta y artesanos que hacen compras al por mayor", según datos de Halperin Donghi. En mayo de 1813 se exigen 100.000 pesos "a barraqueros, pulperos, jaboneros y fabricantes de sebo".
¿Quiénes eran los ricos de aquella Buenos Aires? En la punta de la pirámide social estaban los comerciantes. Catalanes como Larrea y Matheu; vasconavarros como Anchorena, Alzaga, Santa Coloma, Lezica, Beláustegui y Azcuénaga; gallegos como Rivadavia y Llavallol. En noviembre de 1808 un agente de la Corte portuguesa, Felipe Contucci, escribió a sus superiores que las personas "leales y respetables" en Buenos Aires eran 99, con una mayoría de eclesiásticos, funcionarios, militares, abogados, hacendados y comerciantes.
De aquella lista quedaban excluidos los blancos pobres pero "decentes". Domingo French era empleado del Convento de la Merced y en 1802 consiguió en la Administración de Correos el puesto estable de "cartero único", con lo que ganaba medio real por día, además de 2 reales por cada carta entregada a su destinatario en mano. Antonio Luis Beruti era un empleado público, con su puesto de oficial de segunda en las Cajas de la Tesorería.
Aunque Belgrano abominaba del "infame comercio", la trata de negros era legal: había estado en manos francesas e inglesas hasta 1790, cuando la Corona permite entrar en el negocio a comerciantes locales. Según Donghi, en 1810 hay en Buenos Aires un negro libre por cada diez esclavos. "Los artesanos resisten mal la competencia, los esclavos y sus influyentes dueños frustran el nacimiento de un sistema de gremios de artesanos en Buenos Aires y de una industria propia", anota.
Los comerciantes británicos asentados en la ciudad serán otro factor clave. Andrew Graham Yooll destaca en La colonia olvidada que en mayo de 1810 el capital de esos comerciantes —encabezados por Alexander McKinnon— sumaba casi un millón de libras esterlinas. Recuerda también que el 18 de mayo de 1810 el virrey Cisneros informó a los comerciantes ingleses que debían retirarse de la ciudad para el día 26. Cuatro buques de guerra ingleses con base en Río de Janeiro —el "Mutine", el "Pitt", el "Nancy" y el "Mistletoe"— esperaban órdenes frente al puerto de Buenos Aires. Y saludaron los acontecimientos del 25 de mayo con salvas de homenaje.
¿Quién se benefició con la Revolución? En su balance de los hechos de Mayo, Sarmiento dijo que el "hijo legítimo" de 1810 era el orden político creado por Juan Manuel de Rosas y los estancieros bonaerenses. Alberdi fue ácido en sus escritos póstumos, cuando dijo que la Revolución "ha creado dos países distintos e independientes, bajo la apariencia de uno solo. El estado metrópoli, Buenos Aires, y el país vasallo, la república. El uno gobierna, el otro obedece; el uno goza del tesoro, el otro lo produce. El uno es feliz, el otro miserable; el uno tiene su renta y su gasto garantizado, el otro no tiene seguro su pan".
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