EL CLIMA

martes, 22 de febrero de 2011

UN JUEGO MUY PARTICULAR


HISTORIA DEL POKER


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Los orígenes del juego son poco claros, y que mientras unos lo sitúan en Europa, concretamente en Francia, otros aseguran que fue una invención británica, que luego se extendió al continente y, posteriormente, se trasladó a los Estados Unidos.

Sea como sea, lo cierto es que ya en tiempos muy antiguos se jugaban variantes más o menos parecidas al póker actual, tanto en los casinos o en los garitos como entre la gente de peor calaña, e incluso en los círculos familiares y en los lugares de élite, como los clubes privados de los caballeros de alto copete. Verdaderas fortunas se ganaban o perdían ante el verde tapete, con los cinco naipes del póker en la mano. Y muchos eran los que, tras una partida particularmente desafortunada, ponían fin a su vida de un disparo o arrojándose a un barranco o un río. Se sabe incluso de jugadores que se han jugado todas sus propiedades, e incluso a su novia, amante o esposa, en un desesperado intento por recuperarse de las pérdidas, con suerte varia, por supuesto.

La historia del póker está llena de anécdotas, algunas divertidas y las más, dramáticas e incluso trágicas. En la Inglaterra de los Hannover, sin ir más lejos, durante el siglo XVIII, era frecuente que ricos caballeros confiados acudiesen a timbas ilegales, donde reunirse a jugar con caballeros de empolvada peluca y lujosa casaca, que no eran sino tahúres de rico disfraz, dispuestos a esquilmar a sus confiadas víctimas. No siempre se trataba de verdaderos truhanes de baja estofa, sino que incluso aristócratas y caballeretes con más títulos que dinero, caían lo bastante bajo como para estafar con sus trampas a quienes caían en la trampa.

Incluso folletones de la época, reflejan ese ambiente, donde muchas veces, tanto en la realidad como en la literatura popular, las víctimas acababan siendo asesinadas cuando descubrían al tramposo y querían organizar el escándalo. Pero de eso no se puede culpar al póquer o a cualquier otro juego de los que se practicasen, porque lo realmente malo estaba en la gente que lo practicaba con fines lucrativos y mediante el engaño y la trampa.

Otra de las épocas doradas del juego, como ya hemos dicho antes, como todo lo bueno y lo malo que ello pudiera tener, fue la del Oeste americano y su colonización.

Resulta lógico que, a un mundo en formación como era el Oeste de los Estados Unidos en el siglo XIX, llegasen aventureros de toda laya, dispuestos a enriquecerse fácilmente. Las grandes rutas ganaderas y Ios yacimientos de oro o plata eran lugares idóneos para que esas gentes poco recomendables sentaran sus bases. Quienes no recurrían al robo directo, asaltando diligencias, viajeros o ferrocarriles, revólver en mano, tenían otro método menos arriesgado en sus manos: el juego.

Si había casinos o saloons, como Ios Ilamaban entonces, mejor que mejor. Si no, ellos montaban su timba donde fuese. El objetivo y sus resultados eran los mismos: desplumar incautos, casi siempre vaqueros que acababan de recibir sus buenas pagas, y estaban ansiosos por dilapidarla en alcohol, mujeres y juego. Aunque había ruletas y ruedas de la fortuna en los casinos, el póker era el juego preferido de casi todos.

Del póker acostumbraban a decir los vaqueros que era el único juego adecuado para hombres que existía. No les importaba que sus salarios se perdieran en ese juego pero sí importaba, y mucho, que no sufrieran las habilidades de un tramposo y éste pudiera ser descubierto. La cosa terminaba, inevitablemente, con la muerte del tahúr, de un tiro en el corazón o bien éste, si era más rápido, disparaba su derringer sobre su acusador. Muchas partidas de entonces tuvieron un final u otro, inevitablemente.

Hay personajes famosos en ese período y lugar de la historia americana, que han pasado a la posteridad por su relación con el juego. AM', Frank Reno, que fue un prodigioso jugador de póker; Doc Holliday, dentista y pistolero, pero sobre todo jugador, amigo y compañero de los hermanos Earp en Tombstone, cuando el famoso tiroteo en el O. K Corral; y por supuesto, el legendario Wild Bill Hickok, pistolero y agente de la ley después, gran aficionado al póker, que precisamente habría de encontrar la muerte en Deadwood, en agosto de 1876, asesinado por la espalda cuando jugaba al póker en la trastienda de un saloon propiedad de un tal Carl Mann.

El famoso Hickok fue muerto por Jack McCall, un individuo repulsivo y cobarde, que fue incapaz de enfrentarse cara a cara con el gran Wild Bill. Aunque salió absuelto de un primer juicio, en un segundo proceso fue condenado a la horca por asesinato. Bill había muerto con una jugada sin gran valor en Ias manos, pero la leyenda dijo que al morir tenía "la mano de la muerte", tal vez por fantasear un poco sobre aquel sórdido suceso que marcó el final de una leyenda hecha de actos violentos y de muerte. El propio Hickok admitió en una entrevista que había matado en su vida a más de cien hombres, aunque evidentemente exageraba. Eso sí, nunca mató a nadie durante una partida de póker.

También en los Estados Unidos, antes y durante la colonización del Oeste, fue cuando los casinos flotantes hicieron su agosto, en los viajes a lo largo de los ríos Mississippi y Misouri. La ruleta, el faro o el póker, eran los juegos habituales a bordo. Y los que atraían por un igual a viajeros y a tahúres, con una misma finalidad: ganar dinero. Sólo que mientras los primeros difícilmente lo conseguían, los segundos eran maestros en esa ciencia. A veces no se admitían tahúres a bordo, pero sí jugadores profesionales. La diferencia estaba en que unos hacían trampas y otros no. El resultado para los viajeros era el mismo: perder su dinero. Los profesionales, sin necesidad de trampas, eran capaces de desplumar al más hábil de sus adversarios. Habían nacido virtualmente con una baraja en la mano, y su pericia con ella era tan grande como su astucia para leer en los rostros de sus adversarios. El juego no tenía secretos para ellos, y eso les hacía muy superiores en el tapete de juego.

Cierto que se han forjado muchas fantasías, tanto acerca del Oeste como de los barcos de río y sus partidas de póker, pero sorprendería a muchos conocer hechos sobre el tema que Ilegan incluso a superar la imaginación de escritores y cineastas.


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