EL CLIMA

jueves, 4 de noviembre de 2010

¿QUE TE DICE EL ESPEJO?


¿Qué ves cuando me ves?
La forma de vestir es un espejo de uno. Cómo encontrar la imagen que refleje quién sos.










“Cada prenda que usas es una palabra acerca de ti”, asegura la británica Sarah Whittaker, autora del libro The Wardrobe Shrink, y agrega que “lleva nueve segundos causar una impresión y el 75 por ciento de esa percepción se basa en la apariencia”. Queda claro: la imagen es una herramienta de comunicación tan poderosa como la palabra y los mensajes que envía son contundentes.

Así, lejos de toda idea de frivolidad, el cuidado de la imagen es un impulso vital y está íntimamente relacionado con la autoestima. Tanto, que en algunos casos, los cambios externos pueden ser disparadores para fortalecer la personalidad, generar conductas positivas y de aceptación.

Son notables los avances que se producen en las mujeres con problemas de autoestima que empiezan a prestar atención a su aspecto. A los 15 días, con algunos retoques en el maquillaje, el pelo y la vestimenta comienzan a cambiar su actitud porque reciben respuestas positivas del entorno.

Descubrirse frente al espejo
La sensación de bienestar que producen los cambios de imagen no requiere inversiones millonarias en ropa de marca, peluquería y centros de estética sino descubrir la autoimagen, o sea, lo que uno percibe de sí mismo.
En estas situaciones es necesario hacer una pausa y tomarse un tiempo para buscar en el interior cuáles son los deseos reales. Frente al espejo hay que verse como uno es. Para aprender a vestirse es necesario encontrar la identidad, aceptar y reconocer el cuerpo, amarlo y resaltar los rasgos distintivos. Si se tiene el pelo crespo y todas se lo planchan, hay que convertirlo en un signo de identificación y todo mi look debe potenciar ese rasgo, recomiendan los especialistas.

Sin embargo, no siempre la tarea es sencilla. Las presiones externas conspiran contra la búsqueda de la propia imagen, ya que los mandatos por permanecer eternamente jóvenes llevan a las mujeres a un grado de neurosis e insatisfacción. Las mujeres comienzan a verse viejas cada vez más temprano y a los 20 ya demandan tratamiento antiage. Este fenómeno, que se denomina dismorfia corporal (la falta de registro del propio cuerpo) requiere que los profesionales busquen el equilibrio entre cuerpo y mente.

En estos casos, se aconseja trabajar con el concepto de resiliencia, que consiste en acompañar a los pacientes en el proceso de recuperación de las crisis personales. En este camino se construye la autoimagen y recién después se plantea un cambio estético.
La belleza es una actitud. Cuando una mujer está segura de sí misma y tiene pensamiento positivo, se ve bien y atrae todo lo que quiere.

Una vez que se detectaron las fortalezas y debilidades, el resto es observación, ensayo y error para elegir colores, texturas, accesorios, cortes, prendas y detalles que conformen un look en armonía con la personalidad.

Consejos de experta
• La compra de ropa no debe ser utilizada como algo terapéutico sino como una inversión.
• Establecer prioridades de acuerdo al presupuesto.
• Antes de salir de shopping, es necesario verse al espejo de una manera objetiva y fría para asumir qué queda bien.
• Lo que no se usa en tres años no es necesario.
Así comienza el camino en busca del valorado estilo. Lo importante es que la imagen sea auténtica, para que no se transforme en un disfraz.

Modelos para armar
Todos tenemos mil personajes y cada día sale uno distinto según la ocasión: un cita romántica, una entrevista laboral, una reunión en la escuela de los hijos.
Además de los distintos roles que juegan las personas al vestirse, hay momentos de la vida que son claves para configurar una nueva apariencia. La adolescencia, donde los jóvenes quieren diferenciarse de la familia y buscan su propia identidad; los primeros trabajos, la maternidad; los 40 y 50 años. Otro gran detonante son las separaciones que llevan a la mujer a mejorar su aspecto para retomar la conquista.

También la forma de vestir es un reflejo de algunos aspectos de la personalidad, por ejemplo, las mujeres que prestan especial atención al pelo, los peinados o los accesorios en la cabeza hacen hincapié en las ideas, las ideologías y lo que sienten; el cuidado en la ropa interior está ligado a la autoestima; y la fascinación por los zapatos (cuanto más altos mejor) se vincula al poder.

Obsesión por las marcas: se trata de personas que buscan seguridad a partir de símbolos de poder y pertenencia. Refleja baja autoestima y la necesidad de escudarse en la marca para demostrar que puede ser más.

Tapada por la ropa: es un recurso habitual de la gente que no está conforme con su aspecto. Es habitual en quienes tienen sobrepeso aunque tapar el problema no quiere decir que no exista.

Por siempre joven: el look eternamente adolescentes (mujeres que hasta se visten con marcas de ropa teen) refleja dificultades para aceptar el paso del tiempo.
Colores oscuros: Sofisticado, elegante y seguro, el negro es el gran comodín de la moda. Sin embargo, las personas que están en tratamiento por depresión les recomiendan no usar prendas de color negro, azul, gris o marrón porque pueden generar estados de angustia.

Animal print: esta textura está relacionada con la mujer poderosa que ganó sobre la bestia. Es una imagen ancestral que simboliza al hombre que domina a las fieras. Lo mismo sucede con las pieles que también representan poder económico.

Estilo masculino: Las mujeres que apelan a los detalles masculinos para demostrar poder, sobre todo en ámbitos competitivos, logran el efecto contrario ya que al imitar el estilo de los hombres se pone en inferioridad de condiciones.

Escudos: quienes recurren a cubrirse el pecho con collares y las manos con pulseras buscan elementos de protección.

Mujeres que dejan huella: La bijou que hace demasiado ruido (las famosas mujeres-sonajero) o los perfumes persistentes, funcionan como una extensión de la personalidad en términos auditivos, visuales y olfativos. Esta necesidad de expandirse en el espacio puede resultar invasiva y hasta agresiva.


1 comentario:

  1. En mi trato con mujeres con baja autoestima, descubrí que ellas llegaban a un punto que ni peinándose, maquillándose o vistiendo diferente se sentían bien.

    Porque la solución a los problemas de autoestima no está en los cambios superficiales.

    Está en aprender a aceptarse tal y como una es, y después de esto, ya es mas fácil disfrutar de cambios en el vestuario.

    Primero hazte amiga de ti misma, acéptate, si no empiezas por los cimientos, muy dificil desaparecerá la baja autoestima

    Gracias,

    Cristóbal Tobal

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