serenidad
Hoy en día tenemos tantos problemas y asuntos que resolver! Y a veces parece como si nadie se diera cuenta de todo lo que tenemos que resolver al mismo tiempo: trabajar, estudiar, encargarnos del hogar, ajustar nuestro presupuesto y seguir cumpliendo con nuestras responsabilidades, Parece imposible que en medio de tantas preocupaciones y contratiempos, podamos conservar la serenidad para resolver todo sin caer en la desesperación ni afectar a los demás con nuestra impaciencia.
El valor de la serenidad nos hace mantener un estado de ánimo apacible y sosegado aún en las circunstancias más adversas, esto es, sin exaltarse o deprimirse, encontrando soluciones a través de una reflexión detenida y cuidadosa, sin engrandecer o minimizar los problemas.
Cuando las dificultades nos aquejan fácilmente podemos caer en la desesperación, sentirnos tristes, irritables, desganados y muchas veces en un callejón sin salida. A simple vista el valor de la serenidad podría dejarse sólo para las personas que tienen pocos problemas, en realidad todos los tenemos, la diferencia radica en la manera de afrontarlos.
Con el fin de conocer mejor la importancia de la serenidad, primero debemos hacer conciencia de algunas realidades que nos impiden lograr desarrollar este valor con eficacia:
- No podemos abandonar nuestras ocupaciones habituales y escaparnos a algún lugar lejano para meditar con tranquilidad; dejarnos arrastrar por la tristeza; trabajar con menos intensidad, o esperar a que alguien tome nuestro problema en sus manos y lo resuelva.
- Toda dificultad ve más difícil y más grave que las anteriores (máxime si en el momento se agrega a otras que ya tenemos).
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