La pasión indiscreta se cuela con la luna para ingresar a la glorieta de Barrancas, que, como quien no quiere la cosa, se calzó unos zapatos de tacos altos, pintó con rouge los labios, se vistió con su vestido más elegante y se ató un pañuelo al cuello para bailar al ritmo del 2 x 4...
 Llenas de glamour y con aires de antaño, las tardes del barrio porteño de Belgrano, haciendo honor al tango “Barrio de Belgrano… caserón de tejas” se tiñen de nostalgia, cuando cada viernes, sábados y domingos, cientos de personas se reúnen en la Glorieta de las Barrancas de Belgrano para dejar, en cada paso de baile, la vida al compás de un bandoneón.
El tren se escucha lejano, cuando los bailarines comienzan a llegar. Acomodan sus cosas, no muchas, y con la templanza que requiere todo ritual, desenfundan sus zapatos de taco y suela para, a partir de las 19 hs y hasta las 22 hs, revivir “esas viejas añoranzas” entre firuletes y quebradas. Como en toda milonga, aquí determinados códigos se respetan, "El zapato lo dice todo, es algo así como la carta de presentación de un bailarín” -asegura Pablo García, un joven que desde hace varios meses concurre todos los domingos a la Glorieta.
En este espacio al aire libre, los rostros no conocen edades y el idioma no entiende de nacionalidades. Desde hace diez años, cada domingo, que es el día que más personas concurren, jóvenes y no tanto, porteños y extranjeros se reúnen al aire libre y gratis para hablar un solo lenguaje,el del tango.
"Básicamente se baila tango, milonga y vals, pero la idea es hacer un recorrido por las distintas épocas. Incluso, de a poquito, estamos incorporando el tecnotango, porque a la milonga también viene mucha gente joven", dice Marcelo Salas, el impulsor de estas tardes con nostalgias y cuenta que el proyecto se inició con un solo objetivo: "Que el tango estuviese al alcance de todos. Sacarlo de las milongas puertas adentro y llevarlo a la calle, y así surgió la idea de la glorieta".
Las luces finalmente se encendieron en el Barrio de Belgrano. El paisaje cambia. La pasión indiscreta se escabullo de la noche para nacer una y otra vez, en cada nota, en cada mirada. Los zapatos elegantes de taco y suela se mueven de un lado a otro, dibujan figuras, inventan sombras, acompañan las quejas de un bandoneón... la Glorieta se vistió de fiesta y un tango compadrito la saco a bailar.
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