CUIDADO DE FRAZADAS
El cambio de estación nos indica que es el momento de guardar el abrigo invernal, y las frazadas son un punto importante. En general lo más simple es mandarlas a limpiar, pero como la crisis nos hace volvernos un poco más ahorrativos, aquí veremos como hacerlo de un modo muy sencillo y eficiente. Cuando almacenamos una prenda, sea cual sea, de una temporada a la siguiente, hay que ser muy estrictos en cuanto a la limpieza al momento de hacerlo, porque de eso depende la durabilidad.
Lo primero es leer con cuidado la etiqueta de la frazada. Las de lana no se pueden poner en el lavarropas, pero algunas de materiales sintéticos se pueden lavar en la máquina sin problema.
Para las de lana lo que necesitamos es un recipiente de buen tamaño. Como no es común tener un recipiente de esas dimensiones usaremos la tina de baño. Antes de comenzar el lavado es importante sacudir muy bien la frazada para eliminar todo el polvo que pueda tener. Pasar suavemente la aspiradora facilita este paso.
Colocamos la frazada en la tina y la cubrimos con agua tibia. Agregamos luego un litro de agua en el que hemos disuelto jabón en polvo (la cantidad es la indicada por el fabricante del jabón de acuerdo a los litros aproximados) y una taza y media de amoníaco. Hay que dejar toda la noche.
Al día siguiente enjuagamos muy bien hasta que el agua salga completamente clara. Escurrimos en la misma tina y colgamos la frazada en un sitio que no reciba sol en ningún momento.
Una vez bien seca ya podemos guardarla en un lugar seco y ventilado.
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