EL CLIMA

miércoles, 16 de diciembre de 2009

EEEHHH OIGAAA















Solitarios en público



La masturbación en lugares públicos parece tener más adeptos que lo que cabe
El sexo en público suele formar parte de un circuito especialmente dedicado en cualquier ciudad.


No por nada "Villa Cariño" ya es un clásico del acervo cultural porteño... Pero cuando se habla de sexo en lugares públicos se suele pensar en una pareja.


A lo mejor porque los agarró el apuro sin lugar a donde ir o porque les gusta la adrenalina ante la posibilidad de ser encontrados.


De lo que no se habla tanto es de la masturbación en lugares públicos.


Es difícil hablar de un fenómeno popular cuando, justamente, se trata de gente que lo hace a escondidas.


Pero el otro día una amiga me comentó haberse masturbado en el baño de su oficina.


Fue una novedad para ella, un momento de alta calentura que no vale la pena explicar. Y le gustó.


Por supuesto, nadie la encontró in fraganti. Se me ocurrió que muchos otros podían encontrarle el gustito a los solitarios en público y en Internet encontré (cómo no) un sitio dedicado a historias de masturbación, con un apartado especialmente dedicado a espacios públicos. Lamentablemente está en inglés, pero nada que el traductor de Google no pueda pasar al castellano. Ofrecen una colección generosa de relatos reales, cortitos y contundentes, de hombres y mujeres que adoran masturbarse en cualquier parte.


Aquí va uno: "Me encanta masturbarme en secreto.


La semana pasada estaba en el tren volviendo del trabajo, puse la campera sobre mi regazo, puse la mano entre mis piernas e hice de cuenta que estaba durmiendo. Lentamente me dejé llevar y comencé a presionar mi clítoris.


Me tomó un tiempo, pero valió la pena. Cuando llegué a casa me dediqué una buena sesión con mi consolador". También encontré un encarecido pedido de la Universidad de Michigan a sus alumnos, documentado con una foto. Dice así: "Masturbarse en las duchas es una violación al Código de Honor de la Universidad de Michigan.


Las cañerías en la residencia universitaria no están diseñadas para lidiar con semen.


Los costos derivados del semen se elevan a miles todos los años.


Por favor, mastúrbense en sus propios cuartos". Jaj. Que la Universidad de Michigan tenga que implementar una política masturbatoria por el bien de sus instalaciones, tal vez nos autorice a pensar en un fenómeno.


No sé cuánto semen hace falta para arruinar las cañerías, pero seguramente con el de un solo alumno no alcanza.


Lo que no abundan son confesiones, porque la masturbación es una práctica tan común como secreta. La diferencia es que a algunos les gusta "esconderse" fuera de sus casas, dormitorios, o sus propios baños ¿Será cuestión de encontrarlos?

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