EL CLIMA

viernes, 27 de noviembre de 2009

RELACIONES

En las nubes/shutterstock

Nos sentimos como bichos raros en un mundo con poco espacio para los distraídos, los lentos o los que tienen la cabeza en las nubes. Pero hace algunos meses, la vida me mostró (de manera muy amable) que cuando andamos en la baba, no hay que dejar pasar los detalles importantes.


Había ido a una reunión de trabajo en otro barrio de la ciudad. La junta terminó tardísimo, caminé hasta mi auto y encontré una sorpresa en el parabrisas. Se trataba de una nota sin firmar, escrita al reverso de un recibo del banco, y decía exactamente esto:

“Te necesito
necesito tus besos
necesito tus abrazos
Hola!
No se que me pasa pero no puedo dejar de pensar en ti
. Estas en mi mente todo el tiempo, cuando trabajo, en mis sueños, cuando como, sueño todo el día, todo el tiempo. Creo que esta mal que te lo diga pero te estoy empezando a querer y no se si es correcto. No se que es lo que pienses o sientas tú, pero me estoy enamorando de tí, lo mas increible es que todo esto me esta pasando con solo verte o con tocarte, aunque sea muy poco. Espero que no pienses mal de mí y si tu no sientes lo mismo no importa solo tenia que decirtelo.
Te quiero.”


Miré a mi alrededor, nadie conocido. Tampoco reconocí la caligrafía. Y como yo no era más que una extraña en el barrio, era imposible que la carta fuera para mí.

Me entristeció darme cuenta que alguien había confundido mi auto con el de otra persona. ¿A quién no le gustaría recibir una carta de amor así? Pero más pena me dio por el o la amante distraíd@. No cualquiera se decide a poner en un papel que está enamorado, y menos con la valentía de la última frase: “si tu no sientes lo mismo no importa solo tenia que decirtelo”.

Pensé en hacer señas con la carta en la mano para ver si el autor andaba por ahí y todavía podíamos remediar el error. Luego se me ocurrió que si hubiera tenido nombre y apellido del destinatario o del remitente, lo habría buscado en facebook. También imaginé los posibles desenlaces del equívoco. El chico que le pregunta a la chica: ¿Leíste la nota que te dejé anoche? Y ella responde: ¿Cuál nota? Y enseguida: “crrrrck”, se oye clarito cómo caen los pedazos del corazón roto del chico… Ouch.

En los equívocos de este tipo, da coraje que las palabras no lleguen a su destino (pregúntenle a Romeo y Julieta). Por eso, cada vez que traigo la cabeza en las nubes, me digo que primero debo resolver los detalles importantes, y ya después, a seguir volando. Aunque el azar forma parte de la vida, no quisiera terminar dejando mensajes en el parabrisas incorrecto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario