EL CLIMA

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jueves, 14 de junio de 2012

SOBRE LA SATIRA

La sátira es un subgénero lírico que expresa indignación hacia alguien o algo, con propósito moralizador, lúdico o meramente burlesco.
Se escribe en prosa o verso o alternando ambas formas (sátira menipea).
Estrictamente la sátira es un género literario, pero también la encontramos en las artes gráficas y escénicas. En la sátira los vicios individuales o colectivos, las locuras, los abusos o las deficiencias se ponen de manifiesto por medio de la ridiculización, la farsa, la ironía y otros métodos; ideados todos ellos para lograr una mejora de la sociedad.1 Aunque en principio la sátira está pensada para la diversión, su propósito principal no es el humor en sí mismo, sino un ataque a una realidad que desaprueba el autor, usando para este cometido el arma de la inteligencia.
Es muy común, casi definiendo su esencia, que la sátira esté fuertemente impregnada de ironía y sarcasmo; además la parodia, la burla, la exageración, las comparaciones, las yuxtaposiciones, la analogía y las dobleces son usados de manera frecuente en el discurso y la escritura satírica. Lo esencial, sin embargo, es que "en la sátira la ironía sea militante".2 La ironía militante a menudo declara abiertamente que acepta las situaciones que son blanco del ataque de la sátira.Surge en Grecia con los yambógrafos Semónides de Amorgos y Arquíloco de Paros principalmente, aunque también el comediógrafo Aristófanes la incluyó en sus obras, y se acercaron a ella el poeta Bión y filósofos de Escuela cínica como Menipo de Gadara a través del género literario de la diatriba o discurso violento e injurioso para criticar personas o acontecimientos desde el punto de vista moral. Luciano de Samosata dio un gran impulso al género a través de sus diálogos (Diálogos de los muertos, Diálogos de los Dioses, Diálogos de meretrices...) que admiten la sátira como elemento fundamental en su fuente, estructura e intención; sin embargo, el género se desarrolla fundamentalmente en Roma (Ennio, Lucilio, Varrón, Catulo, Horacio, Juvenal, Persio, Marcial, por orden cronológico). Tanto es así, que Marco Fabio Quintiliano consideraba a la sátira como un género completamente romano (Institutiones X, 1, 9: «satura quidem tota nostra est». Así pues, se trata de una composición extensa con la que se critican o ridiculizan vicios humanos. Puede adoptar las formas más diversas, desde la invectiva, el diálogo, la prosa, el verso, el epigrama, el artículo periodístico...La sátira se suele valer del humor, de la anécdota y del ingenio para ridiculizar defectos sociales o individuales, efectuando así una crítica social; a veces adopta para ello la forma más concentrada del epigrama, que expresa un solo concepto y un único tema de burla; por el contrario, la sátira suele ser mucho más extensa y prolija. Existe una gran variedad de temas, desarrollos y tonos, pero son recursos habituales en la sátira:
La reducción de alguna cosa para hacerla parecer ridícula, o examinarla en detalle para hacer destacar sus defectos.
La exageración o hipérbole: se toma una situación real y se la exagera hasta tal punto que se convierte en ridícula. La caricatura utiliza esta técnica.
La yuxtaposición que compara cosas disímiles: el ayer y el hoy, la juventud y la vejez, etcétera, de forma que una adquiere menor importancia.
La parodia o imitación burlesca de las técnicas o estilo de una persona, de forma que se vea ridiculizada. Este genero literario.
La sátira en síntesis es una composición literaria en la que se realiza una crítica de las costumbres y de las conductas deshonestas de individuos o grupos sociales, con un fin moralizador, burlesco o de simple diversión. En ella, los personajes están presentados como seres de carne y hueso no como tipos.Los filósofos griegos ya habían escrito sermones morales o diatribas que tenían el contenido satírico de atacar vicios morales o sociales: Epicteto, Bión de Borístenes, Menipo y Luciano de Samosata; estos autores inspiraron con frecuencia la sátira, tan característica de la literatura latina, ya que fue en Roma donde experimentó un fuerte desarrollo y popularidad; «satura» en latín significa una especie de macedonia u olla podrida de diversos y muy diversos elementos, por lo que es fácil acoger contenidos y formas satíricas en otros géneros. De hecho, se encuentra sátira en algunos "sermones" de Horacio o «sátiras» de Persio y de Juvenal, ciertos «carmina» o poemas de Catulo o los «epigramas» de Marcial, pero incluso en ciertos pasajes de Séneca (por ejemplo en el pasaje sobre el embarazo de Roma en la Cartas a Lucilio (VI, 56), etc. La noción de género literario sería, pues, inadecuada y habría que hablar más bien de registro. Pero, en cuanto a género literario codificado, debe atribuirse su invención a Lucilio, de cuya obra sólo quedan algunos fragmentos de variable extensión, y apareció en el II siglo a. C. entre los latinos.
Los principales autores de sátiras en la literatura latina son:
Lucilio, cuya obra se ha conservado de forma fragmentaria, pero al cual aluden numerosos poetas que cultivaron el género.
Varrón, autor de sátiras menipeas, clase espeial de sátira reconocible por su mezcla de verso y prosa, y explícitamente colocada en la perspectiva de una herencia griega, puesto que hacen referencia a Menipo de Gádara, filósofo cínico griego del siglo segundo a. C.
Horacio, quien, con sus sermones o conversaciones hizo de la sátira un género amable entreverado de algunas críticas y sentencias.
Persio, de estilo obscuro y de contenido influido por el Estoicismo.
Séneca, que empapa sus textos de filosofía moral y de anécdotas picantes y propiamente satíricas, pero también como probable autor de una sátira menipea, La Apocoloquintosis (calabazificación) del divino Claudio.
Juvenal, quien contaminó con un ácido y amargado humor sus propósitos morales atacando a la sociedad en todos sus vicios: tiranía, perversidad femenina, supersticiones, privilegios...
Petronio consagró una sátira menipea extensa a criticar la sociedad en tiempos del emperador Nerón en forma de novela, su Satyricon, de la que sólo han subsistido algunos fragmentos.
Marcial escribió solamente epigramas, donde atacó el lujo desordenado, la ambición y la hipocresía en la Roma de los emperadores Flavios.

domingo, 17 de octubre de 2010

LA SATIRA


LA SATIRA

La sátira es una composición poética, escrita en prosa o en verso, que persigue censurar, poner en ridículo a alguien o algo, empleando la agudeza en el lenguaje bajo la forma de ironía, alusión o burla para mostrar la injusticia y la necedad humana.

Retrato de la escritora mexicana sor Juana  Inés de la Cruz

La escritora mexicana sor Juana Inés de la Cruz, joven brillante, culta y admirada, su poesía ingeniosa, elocuente y expresiva, la convirtió en la personalidad más destacada de las letras virreinales del siglo XVII

Podemos encontrarla también en el periodismo y hasta en las artes plásticas a través de la caricatura, y de movimientos pictóricos como el expresionismo. El término sátira viene del latín satyra, que significa mezcla o plato colmado, y se relaciona con el adjetivo latino que significa repleto.

El poema Hombres necios, del libro Carta a sor Filotea, de la escritora mexicana Juana Inés de la Cruz (1651-1695) está considerado como un ejemplo elocuente de poesía satírica feminista. También el español Lope de Vega, en una visión que hace de Madrid, se detiene en algunos elementos que caracterizan el paisaje de la ciudad con sus habitantes y en los contrastes entre los que viven de pedir prestado y los soldados que "comen en los monasterios" y "mueren en los hospitales".

Pero la sátira data de la antigüedad. Su primer gran autor fue el destacado poeta Quinto Horacio Flaco, quien comentaba alegremente la tendencia a los extremos o las conductas groseras en ellas. En contraste con la amable burla de Horacio se encuentra el humor cáustico de su contemporáneo, el romano Décimo Junio Juvenal, quien a través de 16 Sátiras en verso, fustiga los vicios de su sociedad urbana y los opone a la tranquilidad y la honradez de la vida campesina. Esta crítica la hace con un estilo cargado de preciosismos lingüísticos, pero a veces oscuro.

Juvenal denunció el asesinato, ciertas prácticas sexuales, el fraude, el perjurio, el robo, la gula, la lujuria, la avaricia y la adulación a los poderosos como pecados de igual magnitud. Censuró también la brutalidad de los soldados con los civiles. Algunas de sus sátiras influyeron en escritores como el italiano Giovanni Boccaccio, el francés Nicolás Boileau-Despréaux y los ingleses Lord Byron y Samuel Johnson, quien, especialmente en el poema Vanidad de los deseos humanos (1749), realiza un comentario sobre la fragilidad de la razón humana.

Grabado Calavera Catrina, del artista  mexicano José Guadalupe Posada

-Calavera Catrina es uno de los grabados del artista mexicano José Guadalupe Posada perteneciente al género de la sátira, donde la caricatura y el humor negro están presentes

En la Edad Media encontramos la sátira en las canciones de burla tenaz, en las de maldecir y en composiciones cómico-carnavalescas que asocian lo satírico con la parodia y la fábula, para representar defectos humanos y sociales e identificarlos con conductas animales.

Con el Renacimiento, comenzó a ser más frecuente la sátira en prosa que en verso. Los cuatro maestros del género fueron el poeta y humanista alemán Sebastian Brant, el escritor francés François Rabelais, el holandés Erasmo de Rotterdam y el español Miguel de Cervantes Saavedra quien, con su Don Quijote de la Mancha, aporta no solo una visión crítica de la sociedad de la época, dividida entre el idealismo y las urgencias de la vida cotidiana, sino también el gran tema de la literatura y de la ciencia contemporáneas: la confusión entre apariencia y realidad, la validez de una percepción individual, por encima de dogmas acerca de lo verdadero y de lo falso.

A principios del siglo XVIII, comienza en Inglaterra la llamada Edad de Oro de la sátira. Aparece entonces una de las más brillantes, La ópera del mendigo (1728), de John Gay, que inspiró la adaptación realizada en 1928 por Bertoldt Brecht y Kurt Weill: La ópera de cuatro centavos. También el francés François Marie Arouet, más conocido como Voltaire, en su obra Cándido, realiza una defensa de los principios del siglo de las luces, lo que le valió una enérgica reacción oficial por su crítica a las ideas religiosas y sociales dominantes.

El siglo XIX también es pródigo en este género literario y en él se destacaron autores ingleses como Mark Twain y Charles Dickens con sus críticas a la hipocresía oficial y a las convenciones de la era victoriana.

Una de las líneas del desarrollo de la sátira para el siglo XX es su uso como medio para enjuiciar y burlarse de los regímenes dictatoriales o para ridiculizar ciertos mitos sociales como el sueño americano, la rigidez de las convenciones sexuales y las coerciones religiosas. Se mezclan con estos propósitos obras de muy diverso género y origen, entre las que se destacan las piezas teatrales de Bertoldt Brecht.

Sobresalen en este siglo películas como El gran dictador y La quimera del oro, de Charlie Chaplin; la canción popular que tiene como exponentes a Joaquín Sabina en España, o Nacha Guevara en Argentina, y en las artes, las "calaveras" del mexicano José Guadalupe Posada, combinación de grabado y texto que cumplió un papel crítico y de propaganda durante la Revolución mexicana.

La sátira ha impregnado cada época con su elaboración estrictamente literaria, y es también un estilo de periodismo que se propone desde el humor, actuar como medio informativo al margen de una noticia.