Amado lector vamos promediando marzo y llego el otoño al hemisferio sur, el clima se manifiesta algo mas fresco pero el calor del corazon no afloja y la verdad que es como que nos gusta meternos por aca y por alla, no porque seamos molestos sino porque queremos saber y conocer claro esta pero a los que miran el futuro con preocupacion, tranquilos, sobre las cosas que han de pasar pasaran, ya lo dijo el propio Jesus, no añadiran estatura a su cuerpo por preocuparse, cuando hacemos las cosas bien cuando nuestra conciencia esta en calma, cuando sabemos que no tenemos de que temer sabemos que tenemos el tiempo y las cosas a favor asi que aprovechando, que en cada persona hay riqueza hay potencial pero sepamos estar atentos para discernir y con el punto justo para saber meter por asi decirlo la cuchara y extraer la tajada pero pensando no en beneficio propio y egoista sino en beneficio colectivo y en mirar que cosa productiva podria hacer esa persona en beneficio de muchos, estimulemos la habilidad y sobre todo si nos damos cuenta de que es positiva porque asi, es como se progresa
EL EDITOR
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El verdadero nombre de Sandro Botticelli era Alessandro di Mariano di Vanni Filipepi, el apodo de Botticelli le proviene de sus hermanos mayores y hace referencia a su robustez, (botticello, barrica).
Tras su muerte su obra no fue muy valorada, quedando eclipsada por los grandes maestros del Cinquecento, Miguel Ángel, Leonardo y Rafael, siendo recuperada a finales del siglo XIX.
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Los Tres Chiflados comenzaron con las ambiciones artísticas de dos jóvenes hermanos judíos nacidos en Brooklyn (Nueva York). Se llamaban Samuel y Harry Moses Horwitz (Howard, de nombre artístico, al comienzo) y estudiaban plomería (Samuel) y electricidad (Harry) en la Escuela de Artes y Oficios Barón de Hirsch de Nueva York.
Pero el verdadero amor de los Horwitz era el teatro. En 1909 Harry consiguió ingresar en el mundo del cine, siendo contratado como recadero para los actores durante las filmaciones en los estudios de la empresa productora Vitagraph. Su insistencia para que lo dejasen actuar le permitió comenzar a aparecer como extra en películas comerciales, junto a grandes artistas del cine mudo de la época: John Bunny, Walter Johnson, Flora Finch, Herbert Rawlinson y Earle William.
En ese mismo año, Harry conoció a un joven llamado Ted Healy. Este estaba también interesado en ser comediante, y, luego de hacerse amigo de Horwitz, buscaron trabajo juntos. Tres años más tarde fueron contratados para participar en el acto de danza acuática de Annette Kellerman como «bailarinas». Trabajaron en ello todo el verano de 1912. Sin embargo, el acto terminó trágicamente cuando una de las bailarinas falleció a causa de un accidente.
Nosotros los pobres es una película mexicana estrenada en 1948 en el cine Colonial. Corresponde al género situado en el melodrama urbano. El argumento cinematográfico es de Ismael Rodríguez y Pedro de Urdimalas, y este último es quien interpreta en la cinta a un cargador de apodo el "topillos", autor de una serie radiofónica que obtuvo gran popularidad con el título de Una tumba para llorar. La serie narraba la historia de una niña apodada "Viruta", hija de un carpintero simpático, enamoradizo y muy pobre, pero trabajador y honrado. El personaje de "Viruta" fue el que interpretó Evita Muñoz "Chachita" en la película, cambiándole solo el apodo de "Viruta" por el de la joven estrella, ya que la radionovela sirvió de base al argumento cinematográfico de la cinta Nosotros los pobres, cuya última frase la dice "Chachita" contestando una pregunta de otro personaje: «No señora, ahora ya tengo una tumba donde llorar».
Ismael Rodríguez representa en su filme la realidad de un submundo compuesto por secuelas que integran el amor, la alegría y la desgracia de la pobreza en México, desventaja notable para muchos ciudadanos con respecto al resto de la sociedad.
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Hay un gen, llamado gen clock, que es diferente en personas madrugadoras y en personas noctámbulas. Así pues, parece ser que tenemos diferentes predisposiciones genéticas para estar más activos de noche o de día, y no tiene nada que ver con cuestiones maníacas.
Trastornos como la esquizofrenia se dan en menor frecuencia en personas que viven en el campo que en personas que residen en las ciudades. Parece ser que el estrés tiene algo que ver en ello.
COSAS VEREMOS...
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