EL CLIMA

miércoles, 17 de febrero de 2016

En la argentina existieron personajes como estos

Gustavo Adolfo Martínez Zuviría ―también conocido por su seudónimo Hugo Wast― (Córdoba, 23 de octubre de 1883 - Buenos Aires, 28 de marzo de 1962) fue un escritor y político argentino. Simpatizante del franquismo español, alcanzó notoriedad por sus novelas, algunas de las cuales fueron adaptadas al cine, por su acción pública como diputado y ministro de instrucción pública, cargo desde el cual implantó la enseñanza ordinaria aunque no obligatoria de la religión católica en todas las escuelas del país, y por su ferviente militancia religiosa y nacionalista, así como por su antisemitismo.




 Fue ministro de Educación en 1944, durante la dictadura del general Pedro Pablo Ramírez.

Publicaría un volumen de versos y uno de cuentos aún antes de recibirse de abogado en 1907; su tesis de doctorado en derecho, titulada ¿Adónde nos lleva nuestro panteísmo de Estado? sería rechazada sin embargo ese mismo año, por su falta de rigor académico y su redacción «panfletaria e insolente».

 Comenzó a escribir artículos para el periódico conservador La Nación y la revista satírica Caras y Caretas mientras emprendía la redacción de una segunda tesis, más modesta, titulada El salario, con la que se doctoraría a fines de ese año. Mientras tanto, publicó en Madrid otro volumen de versos y su segunda novela.

Gustavo Martínez vio con buenos ojos el gobierno de Juan Domingo Perón, nacionalista como él, mientras mantuvo buenas relaciones con la Iglesia católica. Sin embargo, las medidas favorables a los judíos del gobierno de este ―que permitió por primera vez a los conscriptos judíos celebrar sus fiestas religiosas, reconoció la legitimidad del Estado de Israel y estableció relaciones diplomáticas con este, entre otras medidas― lo llevaron a alejarse, esta vez definitivamente, de la acción política.

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