EL CLIMA
sábado, 2 de mayo de 2015
Pacquiao, un boxeador de fe.
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El boxeador filipino Manny Pacquiao se declara un convencido y ferviente cristiano, después de que Jesús transformara su persona y su vida. Tras años de vivir entre fiestas, consumo excesivo de alcohol y adicción a las apuestas, Pacquiao dio un cambio radical a su forma de vida y se convirtió en un “hombre de Dios”, explicó en una reciente entrevista su pastor y consejero espiritual, Jeric Soriano.
“Manny es un hombre de Dios. Ama a Dios en su corazón”, explica Soriano sobre el momento actual del púgil, muy diferente a los excesos de su juventud. Con la ayuda de su consejero espiritual, Pacquiao ha tratado de seguir a Jesús en su vida, aceptando la norma de fe y conducta de la Biblia como su referencia. Pacquiao sueña ahora con convertirse algún día en pastor evangélico y está construyendo un lugar de culto de 6 mil metros cuadrados en General Santos, su lugar de origen en el sur de Filipinas, para que sirva para que se predique y viva la Palabra de Dios, explica Soriano. El pastor Boy Buan, encargado de supervisar la construcción, apunta que el templo podrá acoger a 5 mil personas y que se llamará “La Palabra para Todos”.
UNA "VIDA DE PECADOR"
En 2012, Pacquiao se dio cuenta de que
había caído a muchas de las tentaciones que se le habían presentado como deportista famoso. La prensa filipina fue testigo de años de excesos, con rumores sobre infidelidad matrimonial y problemas con el alcohol y las apuestas. “Me di cuenta de que era una persona débil. Si me hubiera muerto entonces, creo que mi alma habría ido al infierno”, declaró entonces el boxeador filipino a la prensa. “Creía en Dios, pero estaba haciendo cosas que iban en contra de su voluntad”, añadió. En una entrevista con la AFP el pasado mes, antes de viajar a Estados Unidos para entrenar de cara a la pelea con Mayweather, Pacquiao reflexionaba también sobre su vida anterior. “Todas las cosas que amaba y que me gustaban eran las mismas cosas que para Dios resultan detestables. Era un pecador”, afirmó. Soriano apunta que el propio boxeador le reconoció que Pacquiao veía que estaba desperdiciando su vida y su fortuna en vicios que no le hacían feliz. Pacquiao, con la Biblia en la mano, en una iglesia evangélica UNA EMOTIVA CONVERSIÓN Como en los relatos bíblicos, Pacquiao asegura que Dios se le apareció en un sueño y que eso le hizo cambiar de vida. “Estaba en un bosque, una fuerte luz me enfocó y oí una voz que me preguntaba: +¿Dónde estás? ¿Por qué me has abandonado?+”, afirma el púgil. Pacquiao estaba llorando en el sueño y despertó de golpe con la almohada mojada por sus lágrimas. A partir de ese momento, cuenta Soriano, el boxeador se dio cuenta de que tenía que encontrar y abrazar la fe verdadera para reencontrar su camino. Los estudios sobre la Biblia empezaron a llenar su vida de una nueva luz al deportista filipino más importante. Dejó sus hábitos anteriores, sus intereses y conversaciones sobre coches caros y cosas materiales. “Dicen que es rápido en el ring, pero cuando recibió a Jesucristo fue también rápido en su crecimiento (espiritual)”, dijo Soriano.
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