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Hace unos años corrían por Internet diversas versiones de un email que narraba la desventura de una persona (en algunas versiones, un adulto, en otras, un adolescente) que había puesto una taza llena de agua a calentar en el microondas, como muchos de nosotros hemos hecho en muchas ocasiones. Según la versión del email, el objetivo era preparar un té o un chocolate deshecho, etc. La cuestión es que, al sacar la taza del microondas, el agua estaba notablemente caliente pero no hervía. Entonces, de pronto, ya fuese al introducir el chocolate en polvo o simplemente al mover la taza, el agua “explotaba” repentinamente y salía disparada de su recipiente, quemando la cara del protagonista de la historia, fuera quien fuera.
¡CIERTO!
¿Puede el agua explotar de esta manera? Si es así, ¿es un incidente demasiado frecuente? Efectivamente, el suceso relatado en esta leyenda urbana puede producirse realmente si se dan una serie de condiciones que, afortunadamente, no son demasiado habituales. La causa: el fenómeno del sobrecalentamiento.
Cuando calentamos un líquido hasta llevarlo a su punto de ebullición, es decir, la temperatura a la que empieza a hervir (que depende de la presión), provocamos un cambio de estado. Las moléculas del líquido pasan a gas y se escapan en forma de burbujas. A escala molecular, los sitios donde se empieza a producir el cambio de estado se denominan centros de nucleación. Para crear estos núcleos hace falta invertir una energía extra que permita producir una interfaz entre los límites de los dos estados.
Si calentamos un líquido puro sin producir ninguna perturbación física en él, llegará a su punto de ebullición pero no hervirá, porque todavía necesitará más energía para hacerlo. El líquido podrá adquirir una temperatura superior a la de su punto de ebullición en un estado de sobrecalentamiento nada estable. Cualquier perturbación podrá inducir la creación inmediata de centros de nucleación que harán que el líquido sobrecalentado hierva de forma repentina y violenta, provocando la citada “explosión”. La presencia de otras sustancias en el interior del líquido (sal, azúcar, café, polvos, etc.) o el uso de contenedores rugosos o ligeramente agrietados (que permiten que queden atrapadas burbujitas de aire cuando ponemos el líquido) facilitan la nucleación en su superficie y evitan el sobrecalentamiento.
aguamicroondas02
Los microondas nos permiten calentar el agua muy rápidamente casi sin producir perturbaciones físicas. El agua a presión atmosférica hierve a 100º C. Pero si se trata de agua pura (destilada) en un recipiente de vidrio muy limpio, el sobrecalentamiento puede producirse y la introducción de cualquier cuerpo extraño o la simple agitación ocasionada al quitar el recipiente del microondas puede desencadenar la ebullición repentina. El movimiento rotatorio de los platos del microondas ayuda a prevenir este fenómeno, que por otra parte no es frecuente dado que nunca utilizamos agua destilada para cocinar, entre otras cosas.
El fenómeno de la nucleación facilitada por la presencia de otros cuerpos en la sustancia que cambia de estado explica también la formación de las nubes (el agua se condensa más fácilmente en presencia de partículas de polvo), o que las patatas provoquen un montón de burbujas a su alrededor cuando las ponemos a freír en el aceite caliente.
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