EL CLIMA

martes, 19 de marzo de 2013

Nos enteramos de lo que era un chasqui

















Chasqui (quechua: chaskiq o chaskij, 'el que recibe y da', «trocador») era el mensajero personal del Inca, que utilizaba un sistema de postas. El término no significa literalmente «mensajero», ya que solo eran llamados así los embajadores o emisarios enviados por autoridades menores del Tawantinsuyo, llamados (cachaq o cachaj) era un funcionario de la Organización Inca (Inka).
Los chasquis eran jóvenes baqueanos y preparados físicamente desde su juventud para recorrer, a través de un sistema de postas, los extensos caminos construidos por el Sapa Inca, pues de ellos dependía a veces que se suspendiera una acción militar a tiempo o llegaran los refuerzos en una batalla.
Llevaba siempre un pututu para anunciar su llegada, un quipu, donde traía la información, y un qëpi a la espalda, donde llevaba objetos y encomiendas. En la cabeza llevaba un penacho de plumas blancas. Además, el chaskiq o chaskij se convirtió en el receptor del saber tradicional ancestral, recibido de parte de los hamawt'a (sabios ancianos), para ser entregado a un nuevo receptor, y así transmitir los conocimientos en forma hermética,1 a fin de preservar los principios esenciales de la cultura andina ante el avasallamiento de la civilización occidental.
Llamáronlos chasqui, que quiere decir trocar, o dar y tomar, que es lo mismo, porque trocaban, daban y tomaban de uno en otro, los recaudos que llevaban. No les llamaron cacha, que quiere decir mensajeros, porque este nombre lo daban al embajador o mensajero propio que personalmente iba del un príncipe a otro, o del señor al súbito. El recaudo o mensaje que los chasquis llevaban era de palabra, porque los indios del Perú no supieron escribir. Las palabras eran pocas, muy concertadas y corrientes, porque no se trocasen, y por ser muchas no se olvidasen. El que venía con el mensaje daba voces llegando a la vista de la choza, para que se apercibiese el que había de ir, como hace el correo en tocar su bocina, para que le tengan ensillada la posta, y en llegando donde le podían entender daba su recaudo, repitiéndolo dos, y tres, y cuatro veces, hasta que lo entendía el que lo había de llevar; y si no entendía, aguardaba a que llegase y diese muy en forma su recaudo; y desta manera pasaba de uno en otro hasta donde había de llegar.

Otros recaudos llevaban, no de palabra, sino por escrito, digámoslo así, aunque hemos dicho que no tuvieron letras, las cuales eran ñudos, dados en diferentes hilos de diversos colores, que iban puestos por su orden, mas no siempre de una misma manera, sino unas veces antepuesto el un color al otro, y otras veces trocados al revés; y esta manera de recaudos eran cifras, por las cuales se entendía el Inca y sus gobernadores, para lo que había de hacer, y los ñudos y los colores de los hilos significaban el número de gente, armas, o vestidos, o bastimento, o cualquier otra cosa que se hubiese de hacer, enviar o aprestar. A estos hilos añudados llamaban los indios quipu (que quiere decir añudar, y ñudo, que sirve de nombre y verbo), por los cuales se entendían en sus cuentas.

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