EL CLIMA

sábado, 16 de febrero de 2013

ORIGEN DEL PEGAMENTO


















El origen del pegamento se pierde en la prehistoria. La razón es evidente, comparando con el último artículo de la serie: conseguir hablar con alguien que está a mil kilómetros de distancia es difícil, y requiere de una tecnología relativamente avanzada. Lograr que dos cosas se adhieran utilizando alguna sustancia sólo requiere de mirar a tu alrededor y pensar un rato, y no demasiado largo.

Por lo tanto, el concepto de “pegamento”, en su forma más primitiva, se descubrió múltiples veces en lugares distintos, con éxitos variados, y es imposible dar una fecha exacta de su primera utilización. Si alguna vez has notado como tus dedos se quedaban pegados y pringosos tras tocar la resina de un pino o cualquier otro árbol resinoso, miel o agua con azúcar, sabes lo que quiero decir.

El primer uso documentado que conocemos es realmente antiguo, tanto que ni siquiera se debe al Homo sapiens: se trata de restos de alquitrán vegetal, con una huella dactilar y signos de haber sido trabajado con una herramienta de sílex, encontrados en Königsaue, Alemania. Aunque siempre es difícil estar absolutamente seguros de la fecha exacta y autoría de cosas así, los arqueólogos piensan que el trozo de alquitrán tiene unos 80 000 años y fue utilizado por una tribu Neanderthal para ayudar a unir cabezas de herramientas o armas a sus mangos. Detalles aparte, es evidente que la tecnología más primitiva produce algún tipo de pegamento de manera casi inevitable.

El alquitrán de origen vegetal ha sido, de hecho, uno de los dos tipos fundamentales de pegamento empleados por el ser humano durante milenios (en un momento hablaremos del otro). Básicamente se trata de un refinamiento del simple hecho de coger resina. Se calienta madera –que puede ser de pino, corteza de abedul u otras, dependiendo de la zona– hasta 400-700 ºC, en ausencia de oxígeno para que no arda, y el resultado es doblemente provechoso: por un lado, se obtiene carbón vegetal, que tiene un poder calorífico muy superior al de la madera. Por otro lado, se obtiene alquitrán vegetal, que es mucho más resistente que la resina y mantiene la adhesión con más intensidad y durante más tiempo.

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