EL CLIMA

miércoles, 23 de enero de 2013

MANEJANDO LAS EMOCIONES.



















www.entremujeres.com



¿Cómo influyen nuestras emociones en nuestro estilo?
Maru Aranovich


¿Cuál es tu color ideal?

El guardarropa ideal según tu edad

Una buena imagen… ¡No tiene edad!
No te decimos qué ponerte… ¡Elegilo vos!



Se suele decir que el estilo es 80% actitud y 20 % buen gusto y justa combinación de la ropa que elegimos. Entonces, podemos decir que el mayor problema suele estar en el primer grupo: si bien muchas mujeres no saben cómo combinar sus prendas o cómo vestirse, son muchas más las que no saben cómo fortalecer su actitud para sentirse bien con ellas mismas y transmitirlo a los demás.

¿Qué es lo que hace y forma nuestra personalidad? La actitud se forma trabajando la parte interior, dándole cada vez más fuerza y valor. Esto no quiere decir que hay que meditar, hacer yoga o cualquier otra cosa que nos refiera a algo “espiritual o interno” (que igual, si te gusta, es una muy buena opción hacerlo). Esto implica tomar conciencia de cuáles son  tus virtudes y cuáles tus defectos y así fortalecer, poco a poco, esa parte interior que tanto cuesta.

Primer  paso: ¡ser nuestro propio foco de atención!

Caminando por la calle o en algún evento social, los primeros pensamientos que cruzan nuestra cabeza suelen ser: “¿Qué se puso esa chica, no se da cuenta que le queda mal?” o “¿Nadie le dijo que esa cartera no combina con esos zapatos?” o “¡Qué lindo el vestido que tiene esa otra y qué lindas piernas tiene aquella!”. Ya sean buenos o malos pensamientos, cuando de estética se tata, las mujeres ponemos el foco de atención afuera.

Pero, ¿en qué ayuda a la otra que la critiquemos o que tengamos sentimientos de envidia hacia ella, sus piernas o su vestido? Probablemente no la ayude en nada y tampoco nos ayude a nosotras. Esto no quiere decir que hay que dejar de mirar a nuestro alrededor, sino que es importante cambiar el foco de atención. Éste debe estar puesto en nosotras mismas: antes de mirar, criticar y envidiar a cualquier otra mujer, primero sería interesante gastar esa energía en  mirarte a vos misma, ver si te sentís bien, qué  pasa en tu vida y qué no te está pasando que te gustaría que te pase.

Segundo paso: tomar conciencia

Una vez que lográs redirigir esa energía hacia vos misma, es momento de tomar conciencia, autoconectarte y ver cuáles son tus virtudes y tus defectos. ¡Ojo! No para que te mortifiques, ya que todo defecto trae consigo una gran virtud.

Para identificarlos, podés hacer listas de qué es lo que te gusta de tu cuerpo y tu personalidad y qué te gustaría mejorar. Pueden ser características de tu físico o de tus emociones: es importantísimo tomar conciencia de nuestros sentimientos para que éstos no dominen nuestra actitud.

Tercer paso: accionar

Una vez que tomaste conciencia, te conectaste con tu interior y te diste cuenta qué es lo que más te  molesta de vos mismas, es momento de accionar para modificar y convertir lo que nos parece negativo en algo que nos guste, potenciando nuestras cualidades y  trabajando para mejorar estos aspectos negativos. Hay miles de formas distintas de lograrlo. Primero, debemos distinguir entre las cosas que pueden ser modificadas, las que te gustaría modificar y las que es difícil o casi imposible que cambies.

En cuanto a tu aspecto físico, mirate con cariño al espejo y  evaluá si necesitás algo de cuidado, aceptá lo que no se puede cambiar y establecé pautas de trabajo con todos los aspectos que sí se pueden modificar. Mirate y observá más allá, aceptate y querete como sos, este es un paso muy importante. Si lográs aceptar verdaderamente lo que no podés modificar vas a llevarlo con mucha más seguridad y eso se va a notar en tu forma de hablar, caminar y comer. Si te sentís bien con vos misma, el resto se da cuenta y eso se refleja directamente en tu estilo.

En cuanto a la parte emocional o actitudinal, lo ideal es buscar momentos en los que te sientas conectada con vos misma, momentos de tranquilidad en los que  puedas volver a tu eje. Este momento de conexión y tranquilidad es distinto para cada persona y puede durar cinco minutos, una hora o dos días. No importa cuánto dure, lo importante es encontrarlo y disfrutarlo. Algunos lo logran corriendo, caminando, cantando, pintando, haciendo terapia, yoga, flores de Bach, reiki o meditando: está bueno descubrir cuál va con vos para deshacerte de todas esas emociones o reacciones negativas que te molestan de vos misma.

A la hora de buscar tu propio estilo reflexioná, primero, si estás contenta con tu actitud. Una vez que trabajes en ella y logres estar satisfecha, vas a poder aprender muy rápidamente el 20% que resta para crear un gran estilo propio ¡y único!

Maru Aranovich es asesora de imagen de Donnah. Más info:

www.donnah.com.ar

No hay comentarios:

Publicar un comentario