EL CLIMA

sábado, 24 de noviembre de 2012

SOBRE LAS CLASES SOCIALES
















La expresión clase alta, dentro de la estratificación convencional de las sociedades contemporáneas, se aplica al grupo de personas con más riqueza y poder, opuesta por definición a la clase baja, definida por el nivel, su sociedad y carencias. No obstante, no existe un consenso general sobre sus límites y características específicas.
Las definiciones coloquiales de la clase alta atienden a varios criterios:
una máxima prosperidad económica en la sociedad de referencia;
un alto grado de influencia económica y política, asociado sobre todo a la dirección de las grandes empresas.
una posición política y social.
Las definiciones científicas de la clase alta dependen de la teoría de la estructuración social empleada por el autor. La mayoría de las definiciones se apoyan ya sea en el marco teórico de Max Weber, centrado en la interacción de las variables de riqueza, poder y prestigio, ya sea en el análisis de Karl Marx, que integra las tres variables en un modelo funcional de la estructura social.
De acuerdo con Weber, la sociedad se estratifica como un continuo a lo largo de tres dimensiones paralelas: la económica, la política y la social. Hasta cierto punto, su modelo es afín a la imagen vulgar de la estratificación, aunque define de manera rigurosa las variables que emplea. De acuerdo con el concepto de Weber, las clases objetivas no necesariamente se corresponden con las identificaciones subjetivas efectuadas por los individuos, sino que se definen por las oportunidades que se les ofrece en los mercados su dotación de capital.
Las dimensiones son:
el estatus económico, que equivale a la riqueza, es decir, a los ingresos y el capital del que se dispone; la mayor diferencia entre las clases se concentra no en el nivel de ingresos —aunque las disparidades en éste pueden ser de hasta un 1000% entre el quintil superior y el inferior en las sociedades industriales modernas—, sino sobre todo en el volumen y la estructura del capital del que se dispone. La clase alta normalmente dispone de suficiente capital como para dedicarse simplemente a recibir el interés que produce.;1
el estatus político, que equivale al poder; aunque es más difícil definir el poder en términos formales o cuantificables que la riqueza, equivale en términos generales a la capacidad que se posee de determinar, directa o indirectamente, la acción de otros. En el modelo de Weber, el poder se concentra sobre todo en el ámbito de la política, a través de la legislación y del monopolio legítimo de la violencia que concentra el Estado. Al estar el control del Estado en manos de una élite, la distribución desigual del poder se concentra en éstos;
el prestigio, la capacidad de influir sobre la acción ajena a través de la impresión carismática que uno produce. El prestigio puede codificarse en medios institucionales, como los términos o títulos honoríficos que se conceden legalmente, o simplemente ejercerse en la interacción social.
El concepto de clase weberiano está basado sobre todo en la primera de estas dimensiones, la económica. La situación de clase es una determinada posición en un mercado, que define objetivamente las posibilidades de acceder a determinados bienes y oportunidades que circulan en éste; el aspecto más característico de una posición de clase, en términos de Weber, es precisamente la clase de oportunidades vitales que se abren a los miembros de la misma a partir de la posesión o no de determinados tipos de bienes, y a la manera en que explotan estos en un mercado. La similitud objetiva entre individuos tiende a definir trayectorias y conjuntos de experiencias afines entre éstos, aunque los valores que los individuos adscriban subjetivamente a estoas sean diferentes. A la vez, la posesión de determinados tipos de bienes define la posibilidad de actuar en determinados mercados, y recibir en ellos determinados beneficios, que a su vez constriñen los conjuntos futuros de posibilidades vitales.
En la sociedad capitalista Weber sostiene que existen básicamente cuatro clases básicas: los trabajadores manuales de cuello azul, la pequeña burguesía, los trabajadores no propietarios de cuello blanco y la clase alta propietaria.
Uno de los puntos cruciales del análisis weberiano de clase es que la clase no es necesariamente una realidad reconocida subjetivamente; los individuos poseen un conjunto determinado de posibilidades, pero no necesariamente son conscientes de ello y de que otros comparten ese mismo destino objetivo. La conversión de las condiciones objetivas en identificaciones subjetivas —comunidades— no es invariable.
En la teoría de Marx, las clases no se definen primariamente por su posición en escalas lineales de poder, prestigio o riqueza, sino por su función estructural en las relaciones sociales de producción. Las relaciones sociales de producción, que constituyen la estructura básica de la sociedad, están definidas por el uso y la posesión de los medios de producción, es decir, de aquellos bienes que no están destinados al consumo directo, sino que se utilizan para producir otros bienes. El control sobre los mismos, que es relativamente independiente del volumen del consumo, determina la evolución futura de la producción.
En el esquema marxista, la estructura social capitalista se divide básicamente en dos grandes clases: la clase obreras —es decir, aquellas personas cuya única posesión es su propia fuerza de trabajo— y la clase capitalista o burguesa —es decir, aquellas personas cuya propiedad de los medios de producción define su posición en el intercambio económico y le permite usar su riqueza para aumentar el caudal de la misma a través de la explotación de la fuerza de trabajo de la clase obrera.
De acuerdo con las concepciones de Marx, la pequeña burguesía tendería a desaparecer, siendo absorbidos los más exitosos de sus miembros en la alta burguesía — según la ley de concentración del capital—, mientras que la mayoría de los mismos se proletarizaría.

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