EL CLIMA
martes, 13 de noviembre de 2012
¿Sabias que alguna vez brasil tuvo rey?
Pedro I de Brasil y IV de Portugal (12 de octubre de 1798 - 24 de septiembre de 1834), proclamó Brasil independiente de Portugal y se convirtió en el primer emperador de Brasil. Ostentó el trono portugués durante un breve período con el nombre de Pedro IV, apodado El Rey Soldado.
Pedro I nació en el Palacio de Queluz, cerca de Lisboa. Su padre era el rey Juan VI y su madre la infanta Carlota Joaquina, hija del rey Carlos IV de España. Su nombre completo era Pedro de Alcântara Francisco António João Carlos Xavier de Paula Miguel Rafael Joaquim José Gonzaga Pascoal Cipriano Serafim de Bragança e Bourbon.
A los nueve años, en 1807, la familia real se trasladó a Brasil para escapar de las Guerras Napoleónicas. Permanecieron en el país durante 13 años. Su presencia convirtió a Río de Janeiro en la capital de facto del imperio portugués y elevó a Brasil un estatus igual al de Portugal dentro del reino constituyéndose de este modo el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve.
Fue en Río, el 5 de noviembre de 1817, donde Pedro se casó con su primera esposa, Leopoldina, archiduquesa de Austria e hija del emperador Francisco I. De esta unión nacieron:
María de la Gloria (1819-1853), princesa do Grão Pará y futura reina de Portugal, con el nombre de María II. Se casó dos veces y tuvo descendencia.
Miguel (1820).
Juan Carlos (1821 - 1822).
Januaria María (1822-1901), casada con el príncipe Luis de las Dos Sicilias. Con descendencia.
Paula Mariana de Braganza (1823-1833).
Francisca (1824-1898), casada con el príncipe Francisco de Orleans, príncipe de Joinville. Con descendencia.
Pedro de Alcántara (1825-1891), futuro Emperador del Brasil, con el nombre de Pedro II.
Tras enviudar en 1826, Pedro I contrajo matrimonio el 17 de octubre de 1829 con la princesa Amelia de Beauharnais, princesa y Duquesa de Leuchtenberg (1812-1873); la pareja tuvo una hija:
María Amelia (1831-1853), fallecida soltera y sin descendencia.
Su padre le concedió el antiguo título de Príncipe de Brasil.
Cuando el rey Juan VI retornó finalmente a Portugal, a principios de la década de 1820, la mayoría de los privilegios que se habían concedido a Brasil fueron suprimidos, lo que provocó la ira de los nacionalistas. Pedro, que permanecía en el país como regente, se alió con los nacionalistas y apoyó el movimiento constitucionalista portugués para liderar una revuelta en Oporto en 1820. Presionado por la corte portuguesa para que retornara, Pedro se negó. Se le retiró el cargo de regente, quedando como un simple representante de la corte de Lisboa en Brasil. Al conocer la noticia, el 7 de septiembre de 1822, desenvainó su espada y exclamó: "¡Independencia o muerte!" en lo que se llamó Grito de Ipiranga. Fue proclamado emperador de Brasil el 12 de octubre y coronado formalmente el 1 de diciembre.
Los primeros años de la independencia de Brasil fueron complicados. Pedro I asumió el título de Emperador en lugar de rey, tanto para remarcar la diversidad entre las diferentes provincias brasileñas como para emular a Napoleón que unió la idea del Imperio con la Revolución francesa y la modernidad. Sin embargo, Pedro I se encontraba entre la sociedad relativamente cosmopolita de Río de Janeiro y el resto del país, mucho más conservador y patriarcal. Pedro dejó a un lado pronto sus ideales liberales con una Constitución (proclamada el 24 de febrero de 1824) que le proporcionaba un destacado poder, algo que se consideraba necesario para mantener el control en las zonas interiores, particularmente en el norte del país. Numerosas provincias, especialmente en las del norte, empezaron a crecer el sentimiento republicano. En 1825 surgió una revolución independentista en la platense Provincia Oriental (hoy Uruguay), que había sido anexada por Portugal y unida a Brasil desde 1821 bajo el nombre de Provincia Cisplatina. La provincia proclamó no sólo su independencia de Brasil, sino también su reincorporación a las demás provincias platenses. Esto desencadenó en diciembre de ese año la guerra contra las Provincias Unidas del Río de la Plata (hoy Argentina). Además, Pedro se vio envuelto en una serie de asuntos ilícitos que le costaron popularidad.
A la muerte de su padre, Pedro decidió sucederle en el trono como rey de Portugal, ignorando las restricciones de su propia Constitución. Promulgó la constitución liberal portuguesa el 26 de abril de 1826 pero ante la amenaza de los seguidores de su hermano Miguel, se vio forzado a hacer un acta de abdicación el 2 de mayo en favor de su hija María, condicionado hasta que fuera aceptada la Carta Constitucional de 1826 y su hija casara con su hermano Miguel,3 ya que la pequeña reina tenía sólo siete años. Pedro IV declaró que la abdicación ya estaba cumplida el 3 de marzo de 1828.4 Mientras, su aparente indecisión entre Portugal y Brasil siguió dañando su ya maltrecha popularidad. Ese mismo año murió su esposa, aún joven, la emperatriz Leopoldina.
El 17 de octubre de 1829 se casó con su segunda esposa, Amelia de Beauharnais, princesa de Leuchtenberg. Amelia era la hija de Eugenio de Beauharnais y nieta de la emperatriz Josefina de Beauharnais. Era también hermana de Augusto Carlos Eugenio Napoleón de Beauharnais que se casó con la hija de Pedro, María II.
Tras una crisis política que terminó con la dimisión de los ministros, y en medio de una fuerte crisis económica, Pedro abdicó del trono de Brasil en favor de su hijo Pedro II el 7 de abril de 1831. Regresó a Portugal para luchar contra su hermano Miguel que había usurpado el trono portugués. El episodio más sobresaliente de este periodo fue el denominado desembarco de la Playa de la Memoria (Matosinhos), ocurrido el día 8 de julio de 1832 en el que el soberano acaudillaba a un ejército que se dio en llamar Los Bravos de la Memoria. En 1834 derrotó al usurpador y retornó el trono a su hija María.
Pedro murió en Queluz, el mismo palacio en el que nació, a la edad de 35 años, en 1834, a causa de una tuberculosis
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