EL CLIMA

viernes, 5 de octubre de 2012

MMM, Parece que nos acercamos a la recoleta...























Recoleta es un barrio residencial céntrico de la ciudad de Buenos Aires, Argentina; es una zona de amplio interés histórico y arquitectónico, en especial por el Cementerio de la Recoleta ubicado allí, y un importante foco turístico y cultural dentro de la ciudad. Se lo considera un barrio "lujoso" y el valor del metro cuadrado es uno de los más caros en dicha ciudad. Integra en su totalidad la Comuna 2. La línea D de subterráneos pasa por el barrio, así como la traza de las futuras línea F y línea G.


Su nombre proviene del Convento de los Padres Recoletos, miembros de la orden franciscana que se estableció en la zona a comienzos del siglo XVIII, fundando un convento y una iglesia dedicada a Nuestra Señora del Pilar y adjunto a éste el cementerio. El paseo de la Recoleta es casi el centro geográfico del barrio, y uno de sus puntos más altos, por lo que a fines del siglo XIX el lugar atrajo a las familias pudientes del sur de la ciudad, que escapaban de la epidemia de fiebre amarilla. Desde entonces es uno de los barrios más elegantes y caros de Buenos Aires, alojando mansiones familiares, embajadas y hoteles de lujo.


Plazoleta de la Recoleta en 1867. En la imagen puede verse el Cementerio y la Basílica Nuestra Señora del Pilar.
El núcleo histórico de este barrio fue la iglesia parroquial del Pilar, cuya edificación fue concluida en 1732; por ese motivo el barrio recibía a veces el nombre de El Pilar. La iglesia estaba situada originalmente al borde de las barrancas que caían al Río de la Plata y al arroyo Manso. El arroyo, también llamado Tercero del Norte; hoy está entubado y discurre por debajo de la actual avenida Pueyrredón. Formaba una especie de delta, con brazos por las actuales calles Austria y Tagle, que desembocaban finalmente en el Río de la Plata.
Cuando Buenos Aires sufrió terribles epidemias de cólera y fiebre amarilla en la década de 1870, la población se desconcentró para evitar el contagio. Fue por ello que, mientras las clases populares se instalaron en el sur-sureste de la ciudad, las más acaudaladas lo hicieron en la Recoleta, donde la altura del terreno reducía la presencia de insectos transmisores de la enfermedad.
Estas familias (algunas de ellas, miembros de las élites gobernantes criollas, consideradas de alcurnia, por descender de personajes destacados durante el período independentista) construyeron en el barrio mansiones y grandes edificios de estilo francés (muchos de ellos demolidos hacia fines de los años 1950 e inicios de la década de 1960). Por ello, se ha aludido a Buenos Aires como la París de América. Hoy en día, algunas de estas edificaciones tradicionales coexisten con elegantes construcciones más modernas.
Junto con algunos sectores de los barrios vecinos de Retiro y Palermo, Recoleta forma parte de la zona conocida como Barrio Norte, tradicional lugar de vivienda de los sectores más adinerados de la sociedad donde se concentra buena parte de la vida cultural de la ciudad.

El cementerio de la Recoleta es una de las principales atracciones turísticas del barrio. Fue diseñado por el francés Prosper Catelin, por iniciativa del presidente Bernardino Rivadavia, e inaugurado en 1822.
Se encuentra al lado del antiguo convento de los padres recoletos. Es una extraordinaria muestra de arquitectura funeraria del siglo XIX y comienzos del XX, con panteones familiares y bóvedas de la burguesía y los antiguos estancieros. En él se encuentran los restos de numerosos protagonistas de la historia argentina, entre ellos Eva Perón cuya tumba es peregrinada a diario por turistas, vecinos y militantes de todas las corrientes del Peronismo, El ilustre Ovidio Rebaudi químico, escritor, investigador, profesor y científico, personaje multifacético de la cultura porteña. Se encuentran también las tumbas de los presidentes de la nación Nicolás Avellaneda, Bartolomé Mitre, Manuel Quintana, Domingo Faustino Sarmiento, Carlos Pellegrini, Hipólito Yrigoyen, Pedro Eugenio Aramburu, Arturo Umberto Illia y Raúl Alfonsín.
Hoy en día el cementerio es el lugar con más densidad de esculturas en el mundo.Apenas tapado el arroyo de Manso, quedaron unos lagunejos a la vista, estos sirvieron para exornar el jardín de un "cabaret" costoso: El Pabellón de las Rosas, el edificio -como el Café de Hansen en Palermo- mantenía toda el "aura" de la Belle Époque sin embargo de estar aún próximo al tiempo de los caños en los cuales pernoctaban los llamados "atorrantes", al Pabellón de las Rosas en Libertador y Tagle le sucedió el aún más renombrado Armenonville, "peringundín" de lujo en el cual supo lucirse Carlos Gardel, en esos sitios se producían entreveros -muchas veces sangrientos- entre "malevos", "compadritos" y "jailaifes" (o "niños-bien"), cuando a mediados de los 1910 el Palais de Glace dejó de funcionar como pista de patinaje sobre hielo, también fue dedicado al baile, y allí es donde el tango -tras muchas peripecias- pasó a ser aceptado por la llamada "alta sociedad" argentina (previamente lo fue en París).
Varias de las letras de los tangos, el género musical nacido en la ciudad, reflejan vivencias de este barrio. Una de ellas, de Horacio Ferrer, musicalizada por Astor Piazzolla, es la célebre "Balada para un loco", que cita dos de las calles del barrio: Callao y Arenales: "Ya sé que estoy piantao, piantao, piantao... / No ves que va la luna rodando por Callao/que un corso de astronautas y niños, con un vals,/ me baila alrededor... ¡Bailá! ¡Vení! ¡Volá!"Una zona particular de Recoleta la constituye el perímetro comprendido por las calles Agüero, Córdoba, Mario Bravo, Soler, Sanchez de Bustamante y Mansilla. Este conjunto de calles normalmente no se considera como perteneciente al barrio de Recoleta, sino al barrio de Palermo, posiblemente porque presenta una arquitectura de un diseño más reciente que el promedio del resto de la zona, además de una calidad sensiblemente inferior. Esto la hace una de las zonas más económicas de Recoleta, aunque muchos de sus residentes desconocen que ése es el barrio en el que en realidad residen.

La única obra edilicia de carácter histórico que muestra este sector del vecindario (a diferencia de otras zonas) es el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez (cuyo pabellón central conserva los contornos que presentaba 100 años atrás), ubicado en la esquina de las calles Paraguay y Gallo. Por lo demás, el aspecto general de este sector guarda mayor semejanza con los cercanos barrios de Almagro o Balvanera que con los estándares estructurales con los que se asocia a Recoleta.

Aunque gran parte de la Recoleta está edificada, también hay gran cantidad de plazas y parques. Sobre la avenida del Libertador y la avenida Figueroa Alcorta, se encuentran el parque República Federativa de Brasil frente a la facultad de Derecho de la UBA, la plaza Rubén Dario, la plaza República Oriental del Uruguay, la plaza República Chile, la verdadera plaza Francia, la plaza Intendente Alvear, la plaza Dante Alighieri y la plazoleta Raúl Soldi, conmemorada al pintor gracias a una ardua gestión del vecino ilustre del barrio Miguel Lantermino. La plaza Vicente López y Planes, recientemente puesta en valor, se encuentra en la intersección de las calles Montevideo y Paraná. En los años 1980 existió un parque de diversiones, Italpark, que fue cerrado en 1990. En los terrenos que ocupaba se encuentra actualmente el parque Thays. Sobre avenida Córdoba, límite occidental del barrio, se destacan la plaza Bernardo Houssay, poblada de universitarios, artesanos y revendedores de textos académicos y la plaza Monseñor De Andrea sita ésta en la intersección de la avenida con calle Jean Jaurés, en una zona del barrio muy distintiva y con tinte más popular, donde los petits-hotels y grandes edificios dejan espacio a la casa baja, el almacén y el taller mecánico.

Frente al cementerio y al centro cultural, se halla la plaza Intendente Alvear, errónea pero comúnmente conocida como plaza Francia. La plaza se hizo famosa en los años 1960 por su feria artesanal, llamada popularmente «feria hippie» por la pertenencia a este movimiento de la mayoría de sus miembros. Con el paso del tiempo la feria se pobló, además de los genuinos artesanos, por revendedores de mercadería y vendedores ambulantes.
En la actualidad, el Gobierno de la Ciudad ha reorganizado la feria, recuperando los artesanos cuyo trabajo es original y desafectando a aquellos que no poseían un nivel artístico alto o bien, revendían productos de terceros. Los artesanos, nucleados en la organización Interferias, deben pasar por un proceso de evaluación y registro para ser homologados como tales. Los artesanos ubicados en la parte superior de la plaza Intendente Alvear, lindera con el paseo Chabuca Granda, son regularizados y fiscalizados por la Dirección de Defensa y Protección al Consumidor y su nombre técnico es "manualistas", siendo "artesanos" la denominación específica de los expositores sitos en la parte inferior del predio de la Plaza, dependientes del área de Cultura del gobierno porteño. La parte superior de plaza Intendente Alvear, fue concesionada en forma sucesiva a dos entidades de bien público, Fundación Porteña y Fundación Hospital Argerich; tras estos procesos, los feriantes lograron su autogestión a través de un aval dado por el Gobierno de la Ciudad. En ambas secciones de la feria, puede encontrarse todo tipo de artesanías y manualidades, muchas de ellas de altísima calidad; vitrofusión, cuero, restauración de libros, manufactura de sandalias y alpargatas, mates tallados, bijouterie étnica, sahumerios, esencias, carteras de autor, velas artísticas, instrumentos musicales de pueblos originarios, fotografía y mucho más.

Vecinos destacados del barrio fueron los escritores Adolfo Bioy Casares y Silvina Ocampo (su mujer). También Jorge Luis Borges, quien vivió en la calle Quintana y fue durante varios años director de la Biblioteca Nacional y probablemente la pluma argentina y porteña más destacada del Siglo XX. José Ortega y Gasset también vivió en el barrio y en Avenida Quintana; asimismo, en la década de 1930 residió, en una suntuosa residencia de la Avenida Alvear, el cardenal Eugenio Pacelli, luego conocido mundialmente como el papa Pío XII.
En el pasado, en la intersección de calles Agüero y del Libertador, hallábase la residencia presidencial; en ocasión del derrocamiento de Juan Domingo Perón en 1955, la suntuosa vivienda fue demolida hasta sus cimientos; hoy, se reparten el solar el edificio de estilo brutalista que alberga la Biblioteca Nacional, obra del italo-argentino Clorindo Testa y el emplazamiento de la inconclusa estatua de una esbelta Eva Perón, sobre la vereda de Avenida del Libertador.
Otros vecinos contemporáneos que dan su nota de color al barrio son el cómico Carlos Balá, el irreverente músico Charly García y el modisto ítalo-argentino Gino Bogani.
Andrés Calamaro tiene su departamento y estudio de grabación en la calle Junín, en el centro de la recoleta. Otros son Horacio Ferrer, Martín Karadagian, Máxima Zorreguieta en su momento, entre otros.
Frente a la plaza Francia se encuentra el café-bar La Biela, que, con su amplia terraza, reunió y reúne a figuras de la política, las artes, el periodismo, la publicidad, el deporte y el meretricio caro. Inicialmente se denominó Aero Bar y en segunda instancia La Veredita. El nombre perdurable de ese café data de la época en que en Argentina estaba de moda el lenguaje del automovilismo —tuerca, en lunfardo— entre los años cincuenta y setenta del siglo XX, en efecto: Fueron habitués de tal café-bar muchos automovilistas, entre los que se destacan Juan Manuel Fangio, Froilán González y Manuel Gálvez, aunque también supo hacer acto de presencia Adolfo Bioy Casares quien allí jugaba partidas de baccarat. También, quien representara al personaje Zorro en la serie homónima, Guy Williams, supo ser habitué del bar hasta su deceso, en 1989.

No hay comentarios:

Publicar un comentario