EL CLIMA

sábado, 20 de octubre de 2012

Ademas de ser un quesito, adler, tambien fue un auto.

















¿Te acordás de los quesitos Adler? Seguro que sí. Recientemente Arcar nos hizo recordar que Adler también fue una marca de autos (que además fabricó máquinas de escribir, bicicletas y motos). En los pagos de una de las presentadoras menos memorables de la televisión argentina, (“Chiquita” Legrand), en el sur santafecino, apareció este Adler que dice el anuncio es del año 1938. ¿Será que en este auto la señora habrá aprendido a manejar? Sin duda, la preferiríamos sentada aquí que en su habitual mesa.

Mejor volvamos al Adler. Aunque ahora pocos se acuerden de ella, la marca del águila tuvo una vida industrial bastante dilatada ya que empezó a producir autos en el primer año del siglo XX y bajó la persiana cuando la primera bomba enemiga golpeó a la puerta en el inicio de la Segunda Guerra. 

En los años treinta se consolidó como la cuarta marca alemana, detrás de Opel, DKW y Mercedes-Benz, y por delante de la filial germana de Ford, de Hanomag, Wanderer, BMW, Hansa/Borgward y NSU/Fiat, entre otras.

En el año en que se construyó el auto que apareció en Villa Cañas, el modelo de entrada al profuso catálogo de Adler era el Trump Junior, con motor 4 cilindros de 1 litro y tracción delantera, del que sobreviven varios ejemplares en Argentina (uno de ellos pertenece a un socio del club CADEAA de Lomas de Zamora) y que también eran asiduos huéspedes de los desarmaderos uruguayos.

Como buena marca generalista ofrecía un auto para cada necesidad y luego del Trumpf Junior venían los modelos Primus y Trumpf, también tracción delantera, pero con 1.7 litros de cubicaje en sus cuatro cilindros.

Completaba la oferta de modelos con similar arquitectura mecánica el modelo 2 litros, que se produjo a partir de 1938 carrozado como sedán de 4 puertas, como convertible de 4 asientos o como cabriolet de 2 plazas. El auto del anuncio es uno de los 7.470 modelos de 2 litros producidos, según la “Biblia” de los autos tedescos, el “Deutsche Autos” de Werner Oswald.

Y había más. Lo más sofisticado de la oferta de Adler por aquellos años era el Typ 10 o ‘autobahn”, ya que fue concebido con la mira puesta en ofrecer prestaciones dignas para las autopistas de alta velocidad pergeñadas por Adolf Hitler.

El Typ 10 llevaba un motor de 6 cilindros y 2.5 litros y se ofreció con carrocería sedán de 4 puertas, cupé de 2 puertas y convertible. Y si el cliente quería lujo, lo tenía con el modelo Diplomat, también de 6 pistones, pero con 2.9 litros de cilindrada y carrocerías que podían superar los 5 metros de largo.

Una de las habituales casas carroceras en las que confiaba la Adlerwerke, ubicada en el cordón industrial de Frankfurt, era la renombrada Karmann (otras eran Ambi-Budd, Wendler, Buhne, etc.) quien firma la chapa de este 2 litros por el que su actual propietario pide 4.500 dólares. Un águila en peligro de extinción que parece estar a tiempo de ser rescatada.

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