EL CLIMA
domingo, 23 de septiembre de 2012
LO USAS PERO, ¿CONOCES SU ORIGEN?
De origen difuso pero universal, el uso del preservativo se remonta en el tiempo, si se reconoce la ilustración pintada 200 años antes de Cristo en unas cuevas de Francia, en la que se ve a un hombre usando un condón durante el acto sexual. Menos clara es su etimología, en la que algunos ven la palabra latina condus, receptáculo o condare que significa proteger.
Pero si las explicaciones son varias para el vulgar "forro" que los egipcios ya conocían, los griegos utilizaban el intestino de cabra, y los chinos el papel del arroz, la necesidad de su uso surgió para prevenir enfermedades más que como método para evitar la concepción.
La historia médica le adjudica al anatomista Gabrielle Fallopio la idea de envolver el glande en tela de lino empapada en un antiséptico para evitar la propagación de la sífilis a mediados del siglo XVI. Este habría sido el primer preservativo artificial, y para su fabricación se utilizaron las tripas de los animales, hasta que se descubrió el látex. Sin embargo, sólo en los ´70, el condón se pudo vender libremente, y su venta no fue motorizada por la libertad sexual que caracterizó la década sino al sida que ya mató a 19 millones de personas y mantiene infectada a un población mundial equivalente a la de Argentina.
Han sido los Ministerios de Salud pública de los países desarrollados los que con sus campañas del "póntelo y pónselo" apelan al uso del preservativo y a la distribución gratis del condón para evitar que el sida siga matando, sobre todo en África, donde se calcula que en 2010 podría haber unos 28 millones de niños huérfanos.
Si las cifras siempre diluyen la humanidad escondida en el número, cuesta entender que se haga de esta tragedia de salud pública planetaria una cuestión moral que es privada y difícil de debatir.
Cada persona tiene derecho a vivir según sus convicciones, y a elegir la abstinencia o el sexo sólo para tener hijos, pero la moralidad o la espiritualidad dependen más del amor y la responsabilidad con la que se vive la sexualidad que de un pedazo de goma. Y esa educación para el amor debiera ser la auténtica función de los que cuidan nuestras almas.
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