La primera pasta dentífrica fue creada por médicos egipcios hace 4.000 años. Muy abrasiva y dotada de un intenso sabor, se fabricaba con piedra pómez pulverizada, sal, pimienta, agua, uñas de buey, mirra y cáscara de huevo. Con este popurrí realizaban el llamado clister, o lavado dental. La cultura grecorromana recogió el hábito del enjuague, aunque los griegos y romanos, mucho menos escrupulosos, se lavaban los dientes con orina humana. La aparición del tubo fue en 1896, cuando Colgate vendió en EEUU la primera pasta en tubo flexible.
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