EL CLIMA

viernes, 1 de junio de 2012

CUANDO LA RISA MOLESTA...

Hay personas que son tachadas de maleducadas, imprudentes, insensibles, porque en momentos donde se requiere toda la seriedad y prudencia, terminan actuando de forma errada; con risa nerviosa mientras otros lloran, o con comentarios fuera de lugar, cuando el silencio y la prudencia suelen ser claves.
Para muchos psicólogos la risa nerviosa es considerada una de las tantas conductas que habla de estrés. Para otros es una señal cuando alguien miente, pero en el ámbito social que alguien ría cuando otros lloran, así la risa sea nerviosa, puede ser un acto de grosería o una total falta de respeto.
Imagínese a alguien en un funeral riendo, así sea producto de su nerviosismo. Fatal, no solo para quien atraviesa por el dolor sino para la persona que no sabe controlar esa reacción. Por eso hay quienes prefieren ausentarse y no pasar por groseros en esos momentos de constante tensión y tristeza.
Están también quienes ante una vicisitud aparecen con comentarios fuera de contexto y está el que pregunta más de la cuenta porque no sabe cómo manejar ese tipo de situaciones. Está también el que averigua más de la cuenta, el que pasa por chismoso, el que quiere entrar en detalles acerca de un episodio de dolor.
Al parecer esas reacciones suelen ser también manifestaciones de angustia, pero poco asertivas y es por eso que más de uno ha terminado recibiendo el rótulo de insensible o mal educado.
Para esas personas que no saben manejar situaciones angustiantes se requiere un reentrenamiento emocional. Expertos consultados por Vanguardia Liberal le explican cómo alejarse de esos comportamientos fuera de lugar.

Preguntas y respuestas

Lucy Garnica
Psicóloga
¿Qué pasa con las personas que emiten risas nerviosas o comentarios fuera de contexto, preciso en medio de hechos tensionantes y donde menos encaja esa actitud? Cuando hablamos de personas que se comportan fuera de contexto, influye directamente la falta de comunicación asertiva. Es que la comunicación es lo valioso del ser humano, pues la infinidad de manifestaciones o expresiones que se puedan tener dependen de las fuentes, emisores y receptores posibles.
La comunicación asertiva va de la mano con la inteligencia emocional y es indiscutiblemente una habilidad social que implica consciencia de sí mismo, seguridad, mucho respeto y capacidad de expresarse sin agresividad ni pasividad.
Si alguien falla en esa comunicación asertiva y precisamente esa risa nerviosa que no debe aparecer se evidencia, ¿qué puede hacer para controlarlo o manejarlo?
Se puede mejorar, pues se trata de un manejo constante de auto-observación y autocontrol. Como todo en la vida, no va a ser fácil la modificación de conductas que en algunos momentos ya tienen refuerzo social. El apoyo de alguien es necesario.
¿A qué se expone quien no toma medidas en el asunto y sigue comportándose fuera de contexto?
Lo más seguro es el rechazo. Sin darse cuenta muchos suplen esto como si nada estuviera pasando, como si los otros tuvieran problemas. Hay quienes no “piden ayuda”, pues influye mucho los elementos de personalidad y el contexto.

Carlos Mauricio Peñalosa
Psicólogo especialista en PNL
¿Por qué algunas personas reaccionan con chistes flojos ante momentos críticos?
Esto se da evidentemente por una inmadurez emocional, no podemos olvidar que las emociones hay que saberlas controlar. La madurez emocional implica en qué momento o en qué situación soy acorde y sé manejar mis emociones. La inmadurez emocional implica bajo carácter. Y eso se evidencia cuando no sé en qué momento expresarme y cómo hacerlo.
¿Cómo controlar la risa nerviosa? ¿Ésta por qué se presenta?
La risa nerviosa puede presentarse en adolescentes porque ellos están teniendo cambios fisiológicos y emocionales. En esta edad puede darse, incluso algunos no saben por qué se ríen. Por eso la clave está en controlar las emociones y se puede lograr a partir de la respiración.
Otra forma es preguntarme por qué se activa mi risa, cuál es el pensamiento que viene de la mano de esa emoción. Esto va ligado a las memorias de trabajo que hay asociadas con la risa.
De presentarse la risa lo mejor es hacerse a un lado, lograr un estado separado, ser consciente de que puedo prevenir esa situación y me retiro pues no quiero quedar como una persona de mal gusto ante los otros.
No puedo estarme riendo en un funeral, por ejemplo, pues los demás están guardando el duelo y se evidencia el dolor de la gente.
¿A qué consecuencias se exponen estas personas si no le ponen control a la situación?
Requerimos madurez emocional, pero también madurez social. Para eso debo saber cómo controlo emociones, cómo me comporto ante los demás y en qué contexto estoy. De no hacerlo, qué podrán decir las demás personas de nosotros.
Una persona que manifiesta situaciones incómodas generará en los demás un mal aspecto, su estima estará en entredicho, será una persona indeseada.

Algunos acuden al chiste flojo
Están también quienes en medio de la tristeza, del duelo, hacen chistes fuera de lugar. Es probable que alguien acuda al humor para cambiar el ambiente, pero también se requiere inteligencia emocional para saber cuándo cabe un comentario de estos y cuándo se sale de cualquier posibilidad.
Frente al tema el psicólogo especialista en Programación Neurolingüística, Carlos Mauricio Peñalosa, señaló que “debemos saber cuándo ser oportunos. Un chiste puede traer un estado reparador, pero también puede ser bastante contraproducente”.
Por eso el profesional invitó a las personas a no ser reiterativas con sus chistes flojos, pues esto podría dejar en el ambiente un aire burlón y activar en la otra persona más respuestas desfavorables.
“No solamente es la risa, a veces es el chiste inadecuado, el chiste permanente, y eso está dando a entender la total expresión de infantilismo que llevará tarde o temprano a desesperar a los demás”, dijo Peñalosa.

No pregunte más de la cuenta
Están también las personas que en momentos de tensión quieren conocer detalles, indagar. Por ejemplo, llegan a un funeral y preguntan detalles, de qué murió la persona, cómo fue el accidente y no paran de lanzar preguntas dolorosas.
Lo anterior es un reflejo de chisme, placer por el dolor, morbo, situación que resulta bastante dolorosa.
Es por eso que la invitación del psicólogo Carlos Mauricio Peñalosa es “tener en cuenta que toda pregunta que hagamos debe ser para ayudar, para aportar. Si no tenemos nada qué decir lo mejor es callar, pues en momentos como un funeral o un duelo, la persona doliente está recibiendo el pésame durante día y medio y esa carga emocional es muy fuerte como para que alguien llegue a ahondar en detalles”.
Por eso antes de hablar, evite cometer imprudencias y causar más dolor. Póngase un freno a tiempo.

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