EL CLIMA

domingo, 20 de mayo de 2012

ISLAMISMO

La palabra "Islam" significa "sumisión" (a la voluntad de Dios). Un "musulmán" es "el que se somete". De manera que, todo fiel musulmán es guiado en cada uno de sus actos por la palabra de Dios, el mismo del judaísmo y el cristianismo, cuyo nombre árabe es Alá y es concebido por ellos como un solo Ser, no una Trinidad.

El Islam venera como profetas a los profetas bíblicos, desde Abraham hasta Cristo. Y Mahoma, fue el último y el más grande: el Sello de los Profetas. Se respetan las escrituras judías y las palabras de Jesús, pero, las sentencias de Mahoma, conservadas en el Corán y otros documentos menos sagrados, representan para sus seguidores la expresión última y absoluta de la voluntad de Dios.
El Corán da instrucciones precisas sobre el comportamiento en este mundo, enseñando a honrar padre y madre, a ayudar al pobre, proteger a los huérfanos, a ser honrados y justos, a abstenerse de tomar bebidas fuertes y de comer carne de cerdo, a rehuir los juegos de azar, y manifestarse siempre humilde frente a Alá.
Por otra parte, el Corán analiza el destino del hombre en la posteridad, con su juicio final, recompensas y castigos, las glorías del Paraíso y los horrores del infierno.
Mahoma (Muhammad) nació en La Meca, según la tradición, en el año 570. Su padre, Abdallah murió antes de que Mahoma naciera. Su madre, Amina, murió cuando el pequeño contaba unos seis años de edad. En aquel tiempo los árabes practicaban una forma de adoración de Alá que tenía como centro el valle de La Meca. La Meca era en ese tiempo un próspero punto de transbordo en la antigua ruta comercial entre la India y Siria. Las caravanas llevaban numerosos mercaderes de muchos países y diversas religiones. Y las tribus árabes paganas llegaban en peregrinación para orar.
De todos los santuarios de La Meca, el más altamente considerado era el llamado la Caaba (Cubo). En esta estructura rectangular se veneraba un meteorito negro. Según la tradición islámica, "la Caaba fue construida originalmente por Adán en conformidad con un prototipo celestial y después del Diluvio fue reconstruida por Abraham e Ismael" (Historia de los árabes, por Phillip K. Hitti). Llegó a ser un santuario donde había 360 ídolos, uno por cada día del año lunar.

Mahoma nació en la tribu encargada de custodiar la Caaba. Y la tarea de su familia era suministrar agua potable a los peregrinos. Así que, cuando niño, tuvo miles de oportunidades de observar las prácticas religiosas de los peregrinos y de los mercaderes, entre los que había judíos y cristianos.
Desde muy joven, Mahoma rechazó el culto de los árabes del desierto a los ídolos. Adquiriendo, al mismo tiempo, gran respeto por el culto de los judíos y los cristianos por un solo Dios. Esta idea impresionó profundamente al sensible y especulativo joven quien, a menudo vagaba por las colinas para ayunar y meditar sobre estas cuestiones. A veces se alejaba durante varios días con sus noches y acostumbraba a ir solo a una gruta cercana (llamada la caverna Hira) para meditar. Una de esas noches, cuando contaba unos cuarenta años de edad, se le apareció un ángel, identificado más tarde como el Arcángel Gabriel y le ordenó que recitara en el nombre de Alá. Mahoma no respondió, de modo que el ángel lo asió enérgicamente y le apretó tanto que Mahoma no podría soportarlo. Entonces el ángel repitió el mandato sin que Mahoma respondiera tampoco esta vez. El ángel entonces le apretó la garganta de nuevo. Esto ocurrió tres veces antes de que Mahoma empezara a recitar los versos que se conocen como los más antiguos del Corán.
Asustado, regresó precipitadamente a su hogar y a su esposa Khadija, una mujer inteligente algo mayor que él. Ella creyó inmediatamente que la aparición había ocurrido, y que él había sido elegido para ser el profeta de Alá, el único y verdadero Dios.
Tanto en ese momento como siempre, Mahoma aseguró que él no era divino, sino tan sólo un hombre elegido para ser el vocero de Dios..
Las revelaciones del Arcángel Gabriel continuaron y a veces, en plena calle o al lado de la Caaba, se sentía transportado sin que mediara su voluntad, y recitaba torrentes de prosa rimada.
Como predicaba contra los ídolos, los sacerdotes de la Caaba así como los comerciantes de La Meca que vivían del tráfico de los peregrinos, se sintieron amenazados y conspiraron contra su vida.
Mahoma dejó La Meca, huyendo hacia el ambiente más acogedor que le ofrecía la ciudad de Yathrib, al norte. Este acto constituyó la Hégira (la Huida) de la cual datan los calendarios musulmanes.
Más tarde Yathrib fue llamada en su honor como Madinat an-Nabi (Ciudad del Profeta), conocida como Medina a secas.
Allí, Mahoma triunfó inmediatamente como líder religioso y gobernador de la ciudad.
Sus seguidores se lanzaron a una serie de encuentros armados que finalizaron en el 630 con la triunfante entrada de Mahoma a La Meca, destruyendo los ídolos de la Caaba y dejando únicamente el meteorito, la Piedra Negra. Según anunció, este santuario, era el santuario de Alá, el sitio más sagrado del Islam. En cualquier parte del mundo, cuando oran los musulmanes, se arrodillan siempre de cara a La Meca. En los dos años siguientes, Mahoma fortaleció su posición como profeta y gobernante de Arabia y, con la unión de muchas tribus formó un ejército dispuesto a conquistar el mundo para Alá. A su muerte en el 632 el desarrollo de la religión no se detuvo e hizo erupción en el mundo.

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