EL CLIMA

sábado, 19 de mayo de 2012

ALTA COSTURA




La Alta Costura nació francesa

En el siglo XVII surgió la tendencia precursora de la Alta Costura como detonante de las costumbres en el vestir que se instauraron en la corte francesa. Hoy este oficio de artesanos y míticas casas de fama internacional sigue teniendo su residencia en París, la capital que lo vio nacer.

Los orígenes de la Alta Costura

Luis XIV fue el pionero en descubrir el lujo de lo especialmente diseñado a título individual y de la forma más exquisita por manos expertas, era el caso de su fanatismo por los zapatos de tacón que diseñaba especialmente para él Nicholas Lestage. Un artesano francés al que le dio unas precisas instrucciones de la exquisitez y elaboración de sus zapatos: refinados, pero adornados con vistosos lazos, brocados y piedras preciosas; bases de las suelas de color rojo; tacones con una pequeña curvatura y bordados en plata con escenas de batallas.De esta forma la Corte de Versalles, pasó a ser la más mirara por sus diseños extravagantes y caprichosos que, aunque sorprendían y alteraban al resto del mundo, eran fielmente copiados por el resto de los aristócratas europeos.

El maniquí de la rue Saint Honoré, una especie de muñeca vestida con las últimas tendencias francesas, era el encargado de difundir la moda versallesca por los principales reinos del siglo XVIII, desde Londres hasta Venecia, pasando por Viena, San Petersburgo o Constantinopla. A la múñeca-modelo se la peinaba, pintaba, perfumaba y se la envolvía con las más suntuosas creaciones, ya fueran vestidos con miriñaques, zapatos de tacón o medias bordadas para disfrute de los nobles y preocupación de los fabricantes locales, ya que venía acompañada por artesanos, perfumistas y peluqueros de la mismísima Francia que hundían el negocio local.

En el siglo XVIII, apareció la reina de la moda, Maria Antonieta, con su desmedido gusto por lo caro. La soberana de Francia disfrutaba de trajes llenos de lazos, cintas, bordados y pliegues que daban a las muselinas y sedas de sus vestidos una individualidad propia de su carácter. La creadora de esos diseños era Rose Bertin, quien paso de ser una simple sombrerera a la costurera de la reina, a la que se la llego a conocer con el nombre de “Ministra de Modas”.

La moda y su capital

La primacía francesa en el mundo de la Alta Costura continúo afirmándose en el siglo XIX y XX a pesar de las tentativas extrajeras. Fue el modisto Lucien Lelong, presidente de la Cámara Sindical, el salvador de París como centro de la moda después de que Hitler derrotada en 1940 a Francia y trasladara su sede a Viena o Berlín. Lelong convenció a Goebbels, ministro de propaganda de Hitler, de que el concepto de la Alta Costura no se podía llevar a cabo en otra capital precisamente por situarse su origen y desarrollo en París.

Después de la II Guerra Mundial las firmas americanas se opusieron a los diseñadores individuales franceses para acabar con sus dictados. Afortunadamente para los modistos y para París, está premisa americana no tuvo éxito. De hecho, en 1947, Christian Dior presentó su primera colección, “Corolas”, en donde la figura femenina se vestía con una falda muy acampanada creando una silueta nostálgica. Dior se proclamó en el líder de las tendencias de la moda en los años 50 y devolvió a París su caché en el mundo de la Alta Costura.

El creador de la Alta Costura

Pero sin duda fue Charles Frederick Worth, el modisto que sacó a la luz la primera firma de Alta Costura. Woth fue lo que el diseñador moderno es, un genio creativo que no se mantiene en el anonimato y por el que tienen que esperar los clientes, sin mantenerse a la sombra de los mismos. Fue el dictador de la elegancia y el gusto en la segunda mitad del XIX y sastre oficial de la corte en 1859. Fue el primero en hacer concepciones comerciales e innovaciones de técnicas. Le debemos la organización de la Cámara Sindical de la Alta Costura parisina. Le pertenece el mérito de haber realizado el calendario de las temporadas de las colecciones, el haber pensado en presentar al mercado internacional, sus creaciones en catálogos y, por supuesto, la presentación de las colecciones en modelos de carne y hueso mediante el desfile de moda.

El proceso creativo

La importancia de la Alta Costura viene dada porque cualquier creación es producto de un largo y costoso trabajo artesanal en el que tanto el derecho como el revés de la pieza deben de resultar perfectos. Las etapas para esta elaboración tienen como punto de mira el dibujo o croquis que el modisto realizará para vislumbrar lo que quiere conseguir. Este será el origen que servirá de base para que en el taller se elaboren modelos en tela de algodón, generalmente en colores crudos, sobre los que se colocarán lazos o balduques que servirán para definir la construcción de la prenda.
Es entonces cuando se pasa a la fase de corte, montado y sobrehilado, antes de ser cosido y bien planchado, prestándose gran atención a los milímetros para que las telas se adapten al cuerpo sin llegar a ceñirlo y el tejido caiga con maestría. De ahí su nombre de Alta Costura, el “saber hacer” unido al artesanado.

Por todo ello, la Alta Costura es francesa por naturaleza. Ya que pasando por Luis XIV, Maria Antonieta, Charles Frederick Worth o Christian Dior, nos encontramos con grandes ídolos de los personalísimo y diseñadores que han dado a Francia y a su capital el sobrenombre de “capital de la moda”.

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