EL CLIMA

jueves, 26 de abril de 2012

SOLIDARIDAD PRESENTE



EXTRAIDO DE ENTRE MUJERES

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Manuel Lozano: “La solidaridad es un camino de ida”

Tiene 27 años y es el Director de Red Solidaria desde 2008. Acaba de editar su primer libro, “Te invito a creer”, a beneficio del Centro Universitario inaugurado hace unos días en la Puna. Sus experiencias y sus sueñosA lo largo de sus 27 años, “Manu” Lozano dedicó la mayor parte de su vida a atender necesidades ajenas: fue a dar una mano (o, mejor dicho, las dos) tras el alud en Tartagal y, después del terremoto, también fue a Chile; conoce de cerca la realidad de la Puna con la legendaria Rosario Quispe -líder coya y fundadora de Warmi Sayasjunqo- como guía; y acompañó a Margarita Barrientos a su pueblo natal para llevar alguna ayuda. Esto por sólo mencionar algunos de sus viajes por nuestro país. Desde 2010, cada invierno recorre las calles porteñas los siete días de la semana para llevar un abrigo, una taza de caldo caliente o una palabra a los cientos de personas que duermen a la intemperie. El grupo de voluntarios que lo acompañan creció año tras año y, a fines de 2011, 1500 personas participaban de las recorridas nocturnas.

Este chascomusense se recibió de abogado en Buenos Aires, se especializó en gestión de organizaciones sin fines de lucro y desde 2008 es el director de Red Solidaria. Con seguridad afirma que “no serviría para hacer otra cosa. Esto es un camino de ida: una vez que conocés la realidad con cierta profundidad y te das cuenta que podés modificarla, es imposible volver atrás”. Este es uno de los puntos fuertes del libro: esa mirada que realmente “ve” a los desvalidos, a los necesitados, a los –muchas veces- invisibles. Esa es la sensibilidad que puede transformar el dolor en acción, y de eso, Manuel sí que sabe mucho. El germen de la solidaridad se le despertó a los 8 años cuando vio a un compañerito que había llegado a la escuela sin zapatillas. Después de una colecta familiar, se enteró que el chico estaba lastimado y que por eso no podía usar un calzado más abrigado. Pero esa fue la primera imagen de la realidad que caló hondo y lo animó a ver un poco más allá, a estar atento a las necesidades ajenas.

Manuel se animó a contar su historia con la idea de incentivar a otros, de contagiar su energía. “Son cosas muy personales y exponerse es raro. Pero, si lo que aprendí y las personas con las que me encontré pueden ayudar a otros a volver a creer, está buenísimo”, reflexiona el “chico de rastas”, como algunos suelen identificarlo. Y con este mismo propósito, se metió en el mundo de las redes sociales: “Era bastante descreído, no tenía Facebook, ni Twitter. Pero hoy le doy un uso importantísimo, que ayuda a tener respuestas casi instantáneas. Por ejemplo, cuando estamos en el frío de la noche y surge una necesidad puntual (como un medicamento), lo subo y la gente se suma”.

Cuando él llegó con la idea de escribir el libro, algunos le recomendaron que espere algunos años, que todavía era muy chico. “Pero yo tenía ganas de que el libro sea de un joven a un joven, no quería escribirlo cuando tuviera 50, porque ahí ya es diferente. Así, los chicos no ven a un señor canoso de traje y anteojos, sino que ven que me siento y me visto igual que ellos. Se animan a preguntar, a decir qué les parece a ellos, qué temáticas les interesan”.

Desde que Manuel llegó a la Red se dio un importante recambio generacional y comenzaron a implicarse jóvenes. ¿Cómo llamar la atención de los más chicos? “Si supiera cómo llegar a ellos, aplicaría esa receta. Creo que las nuevas generaciones vienen más involucradas, más despiertas. En las recorridas por el frío tengo chicos de 8 ó 9 años que vienen con sus papás. Y los ves y están chochos, se da un contacto con el otro diferente”.

Su labor lo enfrenta a diario con situaciones difíciles, en constante contacto con el dolor. ¿Cómo hacer para no quebrarse? “Uno nunca deja de emocionarse ante diferentes situaciones. Por ejemplo, en Bahía Blanca estuve con dos personas que están con un cuadro de salud muy complicado. Uno se moviliza, pero el hecho de saber que uno puede dar una respuesta, que puede abordar en mayor o menor medida la problemática, hace que uno pueda equilibrar las emociones, pueda seguir adelante y no ‘enloquecer’”, dice Manuel. Así, como él narra en el libro, el 50% de los llamados que reciben en Red Solidaria son de personas que quieren ayudar.

Hasta mediados de marzo, la Puna argentina, al norte de nuestro país, no tenía una oferta educativa que permita a los jóvenes coyas permanecer en su zona y desarrollarse profesionalmente. Pero el 14 de marzo se inauguró en Abra Pampa el Centro Universitario Warmi Huasi Yachana, fruto del sueño de muchos, sueño que Manuel también hizo propio. A partir de ese día, 25 alumnos comenzaron a estudiar abogacía, ciencias económicas, administración de empresas y administración en ciencias agrarias, en convenio con la Universidad Siglo 21. Todo lo recaudado con la venta del libro será destinado a este centro abierto recientemente.

Uno de los conceptos en los que insiste el libro es en el valor de que Red Solidaria sea una organización que crece “sin la burocracia de una estructura jurídica”. Esto significa que la red no acumula (dinero o donaciones), sino que conecta a aquel que tiene una necesidad con el que puede ayudarlo y por eso, cualquiera puede sumarse desde el lugar que esté y con lo que pueda. Sólo es cuestión de afinar la mirada y animarse a ver más allá.

Manuel presentará su libro en la Feria del Libro el día lunes 30 de abril. Leerán Gastón y Nicolás Pauls, Julieta Díaz y Natalia Pastorutti, con la coordinación de Andy Kusnetzoff. Será a las 19 horas en la Sala José Hernández (Pab. Frers). A las 20.30 horas en el Stand RHM (Pab. Verde N°1010) firmará ejemplares.

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