La mayoría de las personas creen que la hiperactividad y la hiperkinesia son sinónimos.
El aumento de la actividad, o la hiperactividad, tiene que ver con el descubrimiento y control de la propia musculatura que se produce, normalmente, entre los dos y tres años de edad.
En cambio, la hiperkinesia es un trastorno que suele aparecer entre los seis y ocho años, y generalmente es en el colegio primario donde se detectan estos problemas de conducta y aprendizaje, ya que allí es donde se demanda quietud física, períodos prolongados de atención y concentración.
Comúnmente son las maestras las que solicitan la realización de un PSD (psicodiagnóstico) o recomiendan un apoyo psicológico para el niño.
El llamado Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH o ADD), se caracteriza por un comportamiento hiperactivo, con una marcada falta de atención, desconcentración y discontinuidad en las tareas o juegos.
Los niños hiperkinéticos suelen ser: inquietos, nerviosos, movedizos, impulsivos, distraídos. Hablan excesivamente o interrumpen a los otros. Tienen dificultad en esperar su turno en juegos y/o actividades grupales.
Generalmente son muy descuidados, pierden los útiles escolares o juguetes. Son proclives a sufrir accidentes por la falta de premeditación de sus acciones y torpeza.
Por todo esto, el área cognitiva y motriz se ve perturbada.
No debe confundirse a esta problemática con otras que pueden aparecer típicamente en la niñez o adolescencia.
El criterio para la valoración del TDAH o ADD está en función del contexto y de lo evolutivamente esperado para la edad del niño.
La hiperkinesia, a veces, puede mejorar por sí sola hacia la pubertad o adolescencia temprana. No obstante, en dichos casos, manifiestan en la adultez una importante re-edición de síntomas tales como inquietud, nervisismo, ansiedad, entre otros.
Actualmente, hay varias modalidades de tratamiento, desde lo psicoterapéutico, farmacológico y educativo, que ofrecen diversos caminos hacia la mejoría.
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