Esta empleada de 27 años sufre de un trastorno inusual llamado sexualidad objectum u objetofilia, que hace que el que la padece se enamore de objetos inanimados en lugar de cachondear con personas de carne y hueso.
Amanda instaló un altar en su casa para mostrar cuán enamorada está y también confesó haber tenido un amor apasionado con... una batería. Sí, con el instrumento de percusión, y fue cuando era adolescente.
"Los demás pueden sorprenderse de que yo pueda tener sentimientos románticos por un objeto, pero yo no soy como ellos", dice Amanda. Incluso habla de un posible casamiento con "Libby" como llama ella a la estatua, pero dice que no va a optar por esa decisión porque "muchos otros la aman también".
La enamorada visitó la estatua en cuatro oportunidades, y admitió que la acarició y se asomó por una ventana para besar su cabello.
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