EL CLIMA

martes, 20 de diciembre de 2011

ENIGMAS.






ENIGMAS GEORGE ADAMSKI


George Adamski, de origen polaco, se afincó en los EE.UU. adquiriendo su nacionalidad y donde pronto sería bien conocido tanto por sus estudios de filosofía y teosofía, como por su enorme afición a la Astronomía y ... la búsqueda de platillos volantes. Adamki regentaba un pequeño restaurante al pie de Monte Palomar y nunca se supo con certeza si su afición al espacio pudo estar influenciada por la proximidad ( 17 Km.) del observatorio.


La primera vez

Fue el día 20 de Noviembre de 1952 cuando decidió ir hasta el desierto de California en compañía de dos matrimonios amigos y de su propia y persistente intuición. Algo parecía decirle que allí estaba lo que buscaba.Ya antes, el mismo Adamski se había aventurado en el desierto en busca de vestigios de posibles aterrizajes de naves extraterrestres. Pero hasta entonces y pese a no desesperar su ánimo, no había obtenido el resultado apetecido.
Aquel jueves, aproximadamente a las 12:30 del medio día, su corazonada era absoluta. Se hallaba en el punto, a 16 Km. de Desert Centre, en dirección a Parker (Arizona). Dejó a sus amigos junto al automóvil internándose solo en el desierto. Esa mañana se había encontrado con ambos matrimonios en Blythe, donde había desayunado a las 8:00. Una vez finalizado el refrigerio, tomaron el rumbo antes referido. Ahora ya sólo faltaba esperar: Adamski estaba completamente seguro de que era el momento.

El hombre del espacio

Adamski había tomado fotos del lugar con su cámara Brownie y tras ello se quedó parado y pensativo durante algunos minutos. Su reflexión se vio de pronto interrumpida, por que allí, viniendo a su encuentro se hallaba el viajero del espacio: a una distancia de unos 400 m. entre dos ondulaciones del terreno, una figura hacía señas a Adamski para que se acercase hasta donde se hallaba. El sorprendido filósofo, así lo hizo mientras miraba inquieto a su alrededor.
Conforme cubría la distancia que le separaba del desconocido, podía comprobar que éste era más joven y más bajo en estatura que él, al menos en apariencia. Aquel hombre, no parecía tener nada fuera de lo común, excepto según el propio Adamski, dos detalles que le llamaron poderosamente la atención: Uno, que sus pantalones parecía ser como los de un esquiador, cosa totalmente anómala, hallándose en un desierto; y dos, sus cabellos eran largos, alcanzando la altura de los hombros, siendo agitados por el viento reinante. Pese a todo, no era lo más extraño.
Separados por la mínima distancia de un brazo, el ser del espacio le tendió la mano; Adamki, quiso estrecharla, pero el desconocido se negó a ello sacudiendo la cabeza. Sonriendo, posó su palma sobre la del propio Adamski, apretando ligeramente. La piel era delicada como la de un niño, pero poseía firmeza. Las manos eran finas y con dedos estilizados como los de un pianista. A pesar de que debidamente disfrazado hubiese podido confundirse con una mujer de gran belleza, se trataba en realidad de un hombre.
Mediría aproximadamente 1’65 m. y pesaría unos 60 Kg. Tal vez debiera tener unos 28-30 años. Su cara era redonda, con una alta frente; Sus ojos eran grandes y de un tono gris verdoso, ligeramente inclinados hacia las sienes; los pómulos eran algo salientes y su nariz fina y no muy grande; su boca de tamaño medio mostraba una brillante dentadura al sonreir; la tez era ligeramrente tostada y sin signos en ella que delatasen la necesidad de ser rasurada con un afeitado.
El traje era de una sola pieza, de color marrón achocolatado,y se componía de una blusa bastante ancha con cuello alto y ajuntado, con mangas anchas y amplias finalizadas en unos puños ajuntados. Llevaba un cinturón de unos 20 cm. de ancho con 2 bandas de unos 3 cm de espesor, adornando los bordes inferior y superior, y de un color más claro como marrón dorado.
También los pantalones eran bastante anchos, aunque ajustados a los tobillos, igual como los puños de las mangas. En el vestido no se observaban ojales, cierres o botones, como tampoco bolsillos o costuras. Tampoco parecía llevar anillos o pulseras, o lo que pudiese parecer un arma.
Por último, sus zapatos eran de un color escarlata, con el tacón muy bajo y las puntas cuadradas; parecían hechos de un tejido similar al cuero, y podían permitir adivinar los movimiento hechos por los pies.

El Lenguaje Telepático

Adamski ya había comprendido que se hallaba ante un ser venido del espacio. Aquel signo con la palma de la mano, lo había interpretado como una muestra de buena voluntad; sin embargo, queda lo más difícil: ¿ Cómo se entenderían ?. Mediante signos Adamski, creyó entender que el desconocido procedía de Venus. Era una mezcla de signos e imágenes mentales transmitidas de forma telepática. Del contenido de esta peculiar y pintoresca conversación, Adamski dedujo que el venusino poseía buenas intenciones, aunque se hallaba preocupado, como su gente, por las recientes experiencias atómicas que producían nubes radiactivas peligrosas que afectaban al espacio exterior y de una manera especial, al propio planeta Tierra.
Adamski quiso saber la forma en que había venido el venusino, para lo cual éste le mostraría una pequeña astronave suspendida a pocos metros del suelo y oculta tras una depresión del terreno. Le explicó que estas pequeñas astronaves, eran transportadas por otras gigantescas, o nodrizas, y que además la pequeñas bolas de luz vistas por Adamski anterior mente, eran una especie de rayo explorador. Funcionaban por el principio de la atracción y repulsión y por fuerzas magnéticas.
El extraterrestre, le confesó que algunos de sus compañeros de raza había perecido en la Tierra, ya fuera por fallos mecánicos de sus astronaves, como por acciones de los propios terrestres. Así mismo le indicó que nuestro planeta recibía visitas de oras razas extraterrestres y que según llegó a entender Adamski todos los planetas del Sistema Solar tenían vida.
Al cabo de una hora, llegó el momento de la despedida. El ser venido del espacio, señaló sus pies y dejó unas extraña huellas en el suelo, unos raros dibujos producidos por las suelas de sus zapatos. A continuación se encaminaron a la astronave suspendida en el aire; según describe Adamski, en la parte inferior existía tres bolas, que parecía constituir su sistema de aterrizaje; el aparato finalizaba en una cúpula y en la parte superior había un especie de gruesa lupa que despedía luz, elemento éste que aparece en las fotografías como algo similar a una anilla. Adamski describe el extraño objeto como de una material traslúcido de gran dureza. El el instante de despedirse, el venusino pidió a su anfitrión terrestre, una de las cargas fonográficas que aquel guardaba en el bolsillo, prometiendo devolvérsela. Por su parte, Adamski le solicitó viajar en la nave, o al menos poder entrar en ella, lo que le fue en ambos casa amablemente denegado. La astronave, partió y Adamski emprendió el regreso hasta donde se hallaban sus amigos; durante el trayecto pasó junto al lugar donde se encontraban las extrañas huellas producidas por los zapatos del extraterrestre. Comprobó con sorpresa que las pisadas del visitante se marcaban en el suelo mucho más profundamente que las suyas.
Había transcurrido una hora desde que se alejase de sus amigos, pero a él todo le había parecido muy corto, casi como la acción de un suspiro.
Después de este primer contacto, seguiría otros 9 más, con viajes incluido.
Entonces el visitante le había confesado cosas asombrosas y fascinantes y le había pedido una de sus "cargas" fotográficas con la promesa de devolvérsela.
Situados en este punto, quedaron toda una batería de incógnitas y enigmas por aclarar; no obstante la más interesante y capital , podría ser seguramente ésta: ¿ Que ocurrió después ?


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