NENUFARES
El término nenúfar se aplica, en general, a plantas acuáticas con flores que crecen en lagos, lagunas, charcas, pantanos o arroyos de corriente lenta, estando usualmente enraizadas en el fondo. Los nenúfares pertenecen a las familiasNymphaeaceae, Cabombaceae y Nelumbonaceae. Véase cada una de estas tres para datos más específicos. Las hojas y las flores pueden estar sumergidas, flotando o emergidas, dependiendo de la especie. Tienen una gran utilidad enjardinería como adorno de pequeños embalses, lagos, estanques, o bien para recipientes bastante grandes.
Los miembros de la familia Jacanidae, es decir, las jacanas, son aves que utilizan a estas plantas acuáticas para establecer sus nidos y desplazarse con sus extremidades especiales para así alimentarse de los insectos ocultos en ella
Los antiguos egipcios veneraban los nenúfares del Nilo, a los que se les solía llamar "lotos" (no confundir con el género lotus). Es frecuente el motivo del "loto" en los capiteles de las columnas (forma lotiforme) de los templos egipcios.
El "nenúfar azul" o "loto azul egipcio" (Nymphaea caerulea) abre sus flores por la mañana y se hunde en el agua al atardecer, mientras que el "nenúfar blanco egipcio" o "loto tigre" (Nymphaea lotus) florece en la noche y se cierra por la mañana. Esto simbolizaba la egipcia separación de deidades y era un motivo asociado a sus creencias sobre la muerte y el más allá. El reciente descubrimiento de las propiedades psicodélicas del loto azul egipcio es muy probable que hubiesen sido conocidas por los egipcios y explica su papel ceremonial que puede verse en multiud de representaciones. Restos de ambos tipos de nenúfares se han encontrado en la tumba de Ramsés II.
Una placa siria de terracota del siglo XIV a. C. al XIII a. C. muestra a la diosa Asera con dos flores de loto. Un panel de marfil del siglo IX a. C. al siglo VIII a. C. muestra al dios Horus sentado en una flor de loto, flanqueada por dos querubines.1
El pintor francés Claude Monet es famoso por sus pinturas de nenúfares.
[editar]Leyenda de Cupido y Ninfea
Irritado de los desprecios de la diosa Diana, Cupido tomó un día sus flechas, montó su arco, cogió una de ellas y la apuntó al corazón de Diana. La flecha voló a su blanco, pero no hirió a Diana, quien en un rápido movimiento logró esquivarla. Sin embargo, la flecha atravesó el seno de Ninfea, una de las ninfas de Diana.
Ninfea quedó así enamorada, y su corazón experimentó lo que nunca antes había sentido; un ardor desconocido la consumía. Se debatió entonces entre un deseo ciego y el pudor. Maldijo las leyes austeras, y amargamente se quejó del yugo que le imponía la necesidad. Trató dentro de sí de arrancar la flecha, pero no pudo. Lanzando gemidos y quejas se lanzó a los bosques. «¡Oh, pudor! -exclamó-; tú, el más precioso y más bello adorno de una ninfa sagrada; si mi espíritu es culpable para contigo de un sentimiento vivo que te ofende, mi cuerpo todavía está inocente; que sea suficiente esta víctima para tu cólera excelsa; que esta pura onda me lave de un crimen que concebí para mi pena, y que mi voluntad con horror detesta.»2 Así dijo, y levantando al cielo sus ojos, anegados de lágrimas, se precipitó a las aguas. Sus compañeras mientras tanto la buscaban. Las dríades finalmente la encontraron. Diana deploró el horrible destino de Ninfea, pero no permitió que su cuerpo se sumergiera. Sobre las ondas del agua, lo hizo flotar, y lo convirtió en la flor que lleva por nombre nenúfar, de una blancura brillante, con un tallo majestuoso de anchas hojas verdes. Desde entonces, las aguas que rodean al nenúfar son tranquilas y calmas.
Quiso Diana que, puesto que Ninfea había calmado los fuegos de la pasión del hijo de Venus en el frío elemento del agua, así mismo el nenúfar tuviera la propiedad de calmar, y de embotar los sentidos para no entregarse a los ardores de la voluptuosidad.
Desde ese tiempo, las ninfas no temen ya a las flechas de Cupido, pues el humilde nenúfar las protege y les sirve como antídoto a los ataques del Amor.
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