EL CLIMA

lunes, 1 de agosto de 2011

OTON EL GRANDE, Sometio a los paises bajos, y aplasto la soberbia de los duques.

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OTON EL GRANDE

Otón I el Grande

(Walhausen, actual Alemania, 912 - Memleben, id., 973) Duque de Sajonia (como Otón II, 936-961), rey de Alemania (936-973) y emperador del Sacro Imperio Romano Germánico (como Otón I, 962-973). Artífice de una profunda reorganización interna del reino alemán, auténtico fundador del Sacro Imperio Romano Germánico y vencedor de los magiares, Otón I fue sin duda la figura política más importante del siglo X europeo.

Miembro de la dinastía liudolfina o sajona, era hijo del duque Enrique el Pajarero de Sajonia (876-936, rey de Alemania como Enrique I desde 920) y de su segunda esposa, Matilde de Westfalia. Poco se sabe de su infancia y primera juventud, salvo que recibió una fuerte influencia religiosa de su madre y que seguramente participó en algunas de las numerosas campañas militares de su padre. A los diecisiete años, en 930, se casó con Edith (915-946), hija del rey Eduardo de Inglaterra, a la que entregó como dote la próspera ciudad de Magdeburgo. Con Edith tendría una hija, Liutgarda de Sajonia (que casó posteriormente con el duque de Lorena) y un hijo, Liudolfo, luego duque de Suabia.

Tras la muerte de Enrique el Pajarero, Otón fue elegido rey por los duques alemanes reunidos en Aquisgrán, el 7 de agosto de 936. Recibió la corona de manos de los arzobispos de Maguncia y Colonia y su coronación estuvo rodeada por inusuales signos de solemnidad procedentes de la tradición imperial carolingia, tales como la elección por parte de los duques, la aclamación del pueblo y la unción sacra.

Reorganización del reino y estabilización de las fronteras

Pese a la facilidad con que accedió al trono, los primeros años del reinado de Otón I estuvieron marcados por las rebeliones internas. Poco después de su entronización, en 937, el duque Eberhard de Baviera se negó a prestarle homenaje. Otón le derrotó, lo depuso y lo envió al destierro, entregando el poderoso ducado bávaro a Berthold, hermano de Arnulfo de Carintia. El hecho de que el nuevo rey osara disponer de un título ducal considerado consuetudinariamente hereditario despertó una fuerte oposición entre la aristocracia territorial.

En 939, el duque Eberhard de Franconia, perteneciente a una dinastía tradicionalmente enemiga de los liudolfinos, aprovechó las desavenencias en el seno de la dinastía sajona para suscitar una nueva rebelión nobiliaria, apoyada desde el exterior por el rey Luis IV de Francia. A dicha rebelión se unieron Thankmar y Enrique, medio hermano y hermano menor, respectivamente, de Otón I, así como el duque Giselbert de Lorena. La insurrección se extendió por los territorios del Rin y el Palatinado, alcanzando incluso los confines del Saale.

Otón derrotó a los duques de Franconia y Lorena en la batalla de Andernach y posteriormente se hizo con el control de Franconia, aprovechando las tensiones que existían entre la alta y baja nobleza del ducado. Thankmar fue derrotado y muerto, mientras que Enrique recibió el perdón de su hermano y fue restablecido en el favor regio. Sin embargo, volvió a unirse a una conspiración contra la vida del rey urdida por el arzobispo de Maguncia y algunos nobles de territorios fronterizos. El complot fue descubierto, pero Enrique recibió de nuevo el perdón regio.

La política otónida respecto a la aristocracia levantisca que pugnaba por desasirse del poder regio consistió en fragmentar los territorios ducales y evitar su transmisión por vía hereditaria. De esta manera, Otón intentó conservar la capacidad de nombramiento de los duques (a los que normalmente eligió de entre sus parientes cercanos), al tiempo que procuraba devolver a los títulos ducales su antiguo carácter administrativo. Retuvo para sí el ducado de Franconia; dividió Lorena en dos ducados, Alta y Baja Lorena, al frente de los cuales puso a nobles adeptos al trono; concedió el gobierno de Baviera a su hermano Enrique (947), quien previamente se había casado con Judit, hija del anterior duque; y Suabia a su hijo mayor, Liudolfo.

Asimismo, impulsó el fortalecimiento de los condados, entre los que destacaron los de Turingia y Westfalia, y desgajó de Sajonia los territorios de las marcas de Carintia y del Este. Al mismo tiempo, trató de reducir las atribuciones de los duques, quienes, en general, respetaron el homenaje de fidelidad prestado al soberano.

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LOTARINGIA


La Lotaringia es el nombre que se dio a las tierras que correspondieron a Lotario II, hijo del emperador Lotario I del Imperio carolingio, tras la División de Prüm (855). El nombre del soberano dio nombre a la zona geográfica, Lotharii regnum o Lotharingia.

La Lotaringia inicial cubría:

A la muerte de Lotario II, los territorios de Lotaringia se repartieron y se disputaron entre sus vecinos orientales y occidentales: en el Tratado de Mersen (870), la Lotaringia fue repartida entre Francia orientalis y occidentalis, y en el Tratado de Ribemont (880) los reyes de Francia occidentalis (Luis III y Carlomán II) renunciaron su parte de Lotaringia en favor del rey de Sajonia Luis el joven, pasando de esta manera a los reyes de Francia orientalis.

Cuando se agotó la línea masculina carolingia en Francia orientalis, los magnates de Lotaringia prestaron homenaje al rey de Francia occidentalis, Carlos el Simple, pero una rebelión general de la nobleza le expulsó del trono y fue derrotado en 923. Fue el momento en el que el rey Enrique I el Pajarero de Francia orientalis invadió Lotaringia terminado su conquista en 925.

En 928, Enrique el Pajarero creó el ducado de Lotaringia. Desde 959 el duque Bruno de Colonia fue asistido por dos duques, dividiendo el territorio entre Alta y Baja Lotaringia, y para marcar su superioridad se designó como archiduque.1 Esta división entre Alta y Baja Lotaringia se mantuvo,2 temporalmente entre 1033-1043 estuvieron unidas por un mismo duque.

Desde 1047 la historia de Lotaringia se divide entre la del Ducado de Lorena, el arzobispado de Tréveris y los distintos principados feudales en los Países Bajos.

En 959 el duque Bruno de Colonia, hijo de Enrique el pajarero, decidió dividir la Lotaringia en dos ducados: Baja y Alta Lotaringia (o Baja y Alta Lorena) nombrando al conde Godofredo I de Henao como vice-duque de Baja Lotaringia. El territorio abarcaba desde el río Escalda al Elms, y desde el Mar del Norte hasta la ribera del Mosela, hasta la provincia de Colonia. La separación llevada a cabo por Bruno de Colonia reflejaba la realidad de un ducado dividido entre súbditos de obediencia francesa y obediencia alemana. Ambos ducados se convertirían en la frontera occidental del Sacro Imperio Romano Germánico, formado por Otón I en 962, hermano de Bruno de Colonia.

Los dos ducados lotaringios llevarían vidas muy distintas a partir de entonces, sólo volviendo a unificarse brevemente de 1033 a 1044 bajo Gozelo I. A la muerte de éste en 1044, el emperador Enrique III, que temía la unificación, decidió designar al hijo primogénito de Gozelo, Godofredo el barbudo, como duque de la Alta Lotaringia, mientras que su hermano Gozelo II, como duque de la Baja Lotaringia. Ante la negativa del emperador de volver a unificar la Lotaringia, Godofredo se rebeló entonces contra la decisión imperial, atacó la Baja Lotaringia y devastó la ciudad de Verdún en 1045. Ante esto, el emperador designó a Federico de Luxemburgo como nuevo duque de Baja Lotaringia en 1046.

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